Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, es una de las figuras más célebres de la Historia española. Su leyenda ha sido tan importante como su propia vida histórica, allá por el siglo XI, cuando la Europa feudal vivió un tiempo expansivo. En el 1085 Alfonso VI conquistó Toledo a los musulmanes y los cruzados Jerusalén en el 1099. En el ínterin, los almorávides desembarcaron sus fuerzas en la península Ibérica y Rodrigo Díaz logró rendir la ciudad de Valencia en el 1094.
La Gesta Roderici Campidocti es la primera biografía del mismo. Escrita en latín, la crítica más documentada ha argumentado que fue compuesta a finales del siglo XII, casi cien años después de la muerte de Rodrigo. Se ha defendido su composición en el monasterio de Santa María de Nájera y su historicidad no ha sido puesto en duda.
La obra contiene muchos elementos de gran interés para conocer la Hispania de la Plena Edad Media. Consciente de la gran cantidad de batallas en las que combatió Rodrigo, el autor sostiene que no las refiere todas. En el curso de una de sus campañas figura Requena, cuya relación con el Cid fue estudiada con ponderación por Feliciano A. Yeves.
En diciembre de 1086 o enero de 1087, según Ambrosio Huici Miranda, Alfonso VI se reconcilió con Rodrigo ante el peligro almorávide. Le reconoció el dominio de todas las tierras y castillos que pudiera conquistar a los musulmanes y el derecho a trasmitirlas a sus descendientes.
La Gesta apunta que en el año 1089 Rodrigo cruzó el Duero al frente de sus tropas hacia Al-Ándalus, fecha que fue aceptada por Ramón Menéndez Pidal. Sin embargo, Huici Miranda defendió avanzarla al 1087 en su estudio del asedio del castillo de Aledo.
En su ruta, Rodrigo pasó por Fresno y Calamocha, donde celebró la Pascua de Pentecostés. Desde allí presionó al gobernante musulmán de Albarracín. La Gesta prosigue su relato así:
“Rodrigo marchó de allí (de Albarracín) y llegó a las cercanías de Valencia. Colocó su campamento en el valle que se llama Torres que está junto a Murviedro.
“En aquel momento el conde de Barcelona, Berenguer, acampaba con todo su ejército junto a Valencia cercándola y fortificaba Yuballa y Liria como baluartes frente a ella. Tan pronto como oyó el conde de Barcelona que se aproximaba Rodrigo el Campeador, se quedó muy temeroso, pues ambos eran adversarios.
“En cambio, los soldados del conde de Barcelona, jactándose, proferían muchas injurias y burlas de Rodrigo y amenazaban capturarle y ponerle en prisión o matarlo, lo cual no pudieron llevar a efecto después. Este comentario llegó a oídos de Rodrigo, quien por temor a su señor el rey Alfonso no quiso luchar con el conde porque era pariente del rey. El conde Berenguer, aterrado, dejó en paz Valencia y a toda prisa se dirigió a Requena, luego continuó hasta Zaragoza y por último volvió con los suyos a su tierra”.
El conde de Barcelona Berenguer Ramón II, que fue acusado de asesinar a su hermano Ramón Berenguer II, había emprendido campaña para imponer tributo o parias a varios poderes del Sharq Al-Ándalus. La intervención de Rodrigo en las cercanías de Valencia frustró sus planes y determinó su retirada, que la Gesta atribuye a su temor a enfrentarse con aquél, un temor no compartido por sus guerreros. De hecho, se retiró hacia Barcelona por Requena siguiendo el camino de Zaragoza; es decir, seguiría en parte la ruta de la actual N-330, un rodeo ciertamente dilatado.
Rodrigo aprovechó la retirada del conde de Barcelona para afirmar su posición en el territorio:
“Rodrigo permaneció en el lugar donde había plantado sus tiendas luchando con sus enemigos en sus alrededores. Luego levantó el campamento, se fue a Valencia y acampó allí. Reinaba entonces en Valencia al-Qadir, quien al punto le envió sus legados con muchos regalos e innumerables presentes y se hizo tributario de Rodrigo. Esto mismo hizo el alcaide de Murviedro.
“Después el Campeador se marchó de allí y subió a las montañas de Alpuente, venció y saqueó su tierra. Permaneció allí no pocos días. Luego se marchó de allí y plantó su campo en Requena, donde estuvo bastante tiempo.”
Siguiendo la ruta de Liria, Rodrigo desharía las posibles ventajas logradas por su oponente el conde de Barcelona, al que quizá intentaría cortar la retirada por otro camino. Una vez logrado el tributo de Alpuente, sede de una taifa bajo el linaje de los Banu Qasim, Rodrigo marchó hacia Requena, de cuya condición política exacta nada sabemos en firme, aunque es muy probable que entonces se encontrara en el círculo de la taifa de Valencia, una vez abatida la de Toledo.
En Requena estableció su base de operaciones en un lugar indeterminado del territorio que más tarde sería de su concejo. La identificación de Campo Arcís con la figura de Rodrigo es más una suposición de Herrero y Moral que otra cosa. No se puede descartar que se estableciera en el espacio de la Villa, donde ha pervivido la leyenda del palacio del Cid, una bonita tradición local. Si seguimos la cronología de Huici Miranda, Rodrigo estaría en Requena sobre un año, antes del asedio del castillo de Aledo por las fuerzas musulmanas coaligadas.
De las actividades de Rodrigo durante aquel tiempo nada nos dice la Gesta, que no refiere que ordenara emprender ninguna obra de fortificación, como posteriormente en la posición de la Peña Cadiella (en la sierra de Benicadell). En Requena encontraría un buen punto de aprovisionamiento para sus fuerzas y un lugar estratégico desde el que seguir la evolución de los acontecimientos de Al-Ándalus, en la ruta con la taifa de Zaragoza (tan importante para él) y entre Valencia y Toledo.
En buenas relaciones entonces con Alfonso VI, acogió con alegría su carta de petición de ayuda para que acudiera a alzar el asedio de Aledo. Con laconismo se refirió en la Gesta:
“El Campeador al punto salió de Requena y llegó a Játiva.”
Emprendió un camino que más tarde seguirían requenenses como los guerreros que participaron en la comitiva de Pedro de Jérica en 1336. Requena no vuelve a aparecer en la Gesta del Campeador, que pondría su campo en otros puntos que también forman parte de su ruta.
Fuentes y bibliografía.
Gesta Roderici Campidocti. Edición de Emma Falque Rey en el Boletín de la Institución Fernán González, LXII, 1983, pp. 339-375.
HUICI, Ambrosio, “El sitio de Aledo”, Miscelánea de estudios árabes y hebraicos, 1954, pp. 41-55.
YEVES, Feliciano A., El Cid y Requena, Requena, 1999.