Otra ermita es la consagrada a la veneración de la imagen de San Blas, aneja a la labor de este nombre, formando parte de la casa de ella, que posee la señora doña Cándida Ferrer de Plegamans. Dicha señora tiene la llave que cierra y abre la puerta de dicha ermita, como también el bonito relicario de plata construido a sus expensas, que contiene un hueso del cuerpo de dicho Santo.
Todos los años y en su propio día y en su anterior, que es el aniversario de la Purificación de Nuestra Señora, vulgarmente llamada La Candelaria se celebra en dicha ermita fiesta religiosa y un gran porrate, al que, sin embargo del mal temperamento que casi siempre se deja sentir, concurre muchísima gente, no solo de Requena y su término, sino de otros poblados colindantes. Mientras existió la Comunidad de Carmelitas de esta ciudad, ésta era la que celebraba la festividad mencionada, como dueña de dichas labores y ermita; pero ya llegó la general exclaustración en el año 1836, y como por consecuencia de la Guerra Civil la ermita estaba cerrada, no recibió culto alguno San Blas; y así pasaron 4 años y la guerra civil, y entonces se pusieron de acuerdo José Diana Pérez Tomás, Juan Cañizares, Ángel Edo y Juan Vives, para hacer Hermandad y hacer a su costa la festividad que antes hacía la comunidad religiosa. Y consiguieron su objeto, pues si bien no la hacían con el lucimiento que acostumbraban los frailes carmelitas, no dejaba nada que desear, y así transcurrieron algunos años, durante los cuales también iban pasando a mejor vida los hermanos de San Blas, que por desgracia no tuvieron reemplazo, hasta que quedo solo el referido José Diana Pérez, de oficio herrero, que vivía en casa propia en la calle de Cantarranas entonces y ahora de la Fuentes , frente al callejón o camino que conduce a la renombrada fuente del Peral , hombre cristiano y decente , honrado cual otro , excelente padre de familia y muy apreciado de todos sus convecinos , el cual sólo y sin ayuda de nadie siguió haciendo y pagando , bajo su dirección , la mencionada festividad hasta que falleció en el año 1875 . Y fue tanta la devoción que siempre tuvo este hombre de bien al glorioso San Blas, qué bien inteligenciado de ella el prior de la mencionada comunidad Fray Francisco Vicario , cuando este sacerdote dejo el convento le entrego en depósito la reliquia del Santo, que luego la doña Cándida varió la forma de aquel medallón, colocándola en otro de pie, de metal de plata, como ya dejó dicho al principio, y lo conserva en su poder como también la cera que el Santo tiene para su alumbrado. A la defunción de José Diana, ocupo su puesto Tomás García Martínez, también hombre honrado, y como aquel, hijo de Requena, fiel, creyente y devoto de San Blas.
Seguramente, y en el presente año, restaurará y ensanchará la ermita su propietaria doña Cándida.
Autor: D. Enrique Herrero y Moral
Obra: «Historia de Requena», 1889 y 1890
Fotos: Javier Jordá Sánchez