“Por ser floxa la humana condiçión necessita de alimentos para executar la obra de Nuestro Señor, que en la Cruz murió por todos nosotros dispensando su reverençiada sangre, luz preclara de radiante sol. Ansí se ve en esta tierra de Requena, amphiteatro de la comedia de sus habitadores, grandes andadores de montañas i hechos a los yelos del invierno. Fieles vassallos de Su Majestad, son capaces de acreçidos sufrimientos, mexores servicios de armas i gestos valerosos contra bandoleros i quienes crebantan la ley del rey nuestro señor, que Dios guarde.
“Los panes que cogen no todos los años alcançan a sus vecinos, que andan asta la Andaluzía para conseguirlos al faltarles. De carnes no tienen tampoco abundosa provisión al faltar muchos años a esta parte postores por no componerse condiçiones de la redonda de la villa a su provecho i gusto, de lo que naçe no poco mal, pues con poco pan i menos carnes deven conformarse la mayor parte de los días, lo que suplen con su bravo coraçón i su innata fortaleça.
“Como Dios también les dispendió la graçia de su vivo yngenio, bien saben componer sus buenas viandas, algunas no sabidas en otras partes del Reino i no saboreadas por gentes lexanas de su vecindad. Sus panes no se cueçen siempre bien, de lo que se ofreçe no poco bolliçio i los rexidores deven señalar a los panaderos el cumplir su ofiçio derechamente. Se diçe que en los años de más rezia hambre, elaboraron un curioso pan que llaman bollo por su gruessa i muelle condiçión. Lo adereçan con troços de carnes sobrantes, que componen buen alimento para el caminar largo.
“Me refirió a mí, Pedro Domínguez de la Coba, arcipreste, María Sánchez, de ochenta años de edad, que escuchó a su padre que en su moçedad había sabido que de tiempo inmemorial se decía que las carnes del bollo se cogían del cadalso en el que se daba justiçia a los condenados a muerte por algunos panaderos, más atentos al ganar cuartos con tales cuartos que a la piedad. Gustaban los tales panaderos de poner dedos a modo de longaniças i troços cortados a los que morían allí, lo que no advertido por muchos que se comían los bollos así hechos de humano pan. Tal crimen digno de yndios apartados de la condiçión christiana a Dios Nuestro Señor cumple castigar por ser tan horrendo.”
Colección Herrero y Moral, 3, hoja suelta.