La batalla por los aeródromos
En 1936, la Comunidad Valenciana se convirtió en punto neurálgico del gobierno de la República en la movilización de aviones para contrarrestar los ataques de los sublevados. El territorio pasó de contar únicamente con un aeródromo por provincia a estructurar, en unos meses, una compleja red comarcal.
18 de julio de 1936. Se inicia la Guerra Civil y en la Comunidad Valenciana sólo existen tres aeródromos: Manises, El Altet y Castellón, todos dedicados a la aviación civil, líneas aéreas y aeroclubs. Vista la situación, el gobierno de la República realizó un esfuerzo notable en la construcción de nuevas pistas en las poblaciones de Alicante, Castellón y Valencia, ante la importancia que tomó el arma de aviación a medida que avanzó el conflicto bélico.
Así, de los tres campos de vuelo iniciales, se avanzó en la construcción de 47 nuevos aeropuertos con sus instalaciones, en algunos casos muy básicas, pero suficientes para permitir el aterrizaje y despegue de los aviones. El ritmo de construcción fue muy elevado. En un año entraron en servicio 28. Los 19 restantes se construyeron entre mediados de 1937 y finales de 1938.
En cuanto a su tamaño según un documento del año 1937 de la Jefatura de las Fuerzas Aéreas los aeródromos se dividieron en permanentes, con una guarnición fija de 1 teniente, 2 sargentos, 6 cabos y 50 soldados. Semipermanentes, con un sargento, 2 cabos y 20 soldados, eventuales, con 1 cabo y 4 soldados y de socorro, con un guarda. Además construyeron pistas que no llegaron a funcionar nunca para engañar al enemigo.
En noviembre de 1937 el personal asociado a la fuerza aérea de la 4ª Región Aérea, sin contar pilotos, fue de 1.288 personas, entre personal militar y civil.
Evolución organizativa
Al inicio de la contienda el despliegue organizativo de las Fuerzas Aéreas de la República (FARE) fue igual al empleado en el período de entre guerras, la Escuadras Aéreas. Valencia pertenecía a la 2ª Escuadra, con sede en la base de Tablada en Sevilla que fue trasladada a Los Alcázares en Murcia, al caer ésta en manos de los sublevados durante el golpe de estado. Posteriormente pasó a formar parte de la 2ª Región Aérea de la que dependían las actuaciones en los combates en Andalucía y Teruel. En la reorganización del 15 de enero de 1937 se creó la 3ª Región Aérea que comprendía las tres provincias del Levante y la zona sur de Teruel. Tenía como responsable al comandante Antonio Martín Luna.
Desde junio de 1937 pasa a ser la 4ª Región Aérea, para atender las operaciones realizadas por los ejércitos del este. Abarcaba de nuevo las tres provincias valencianas, más la de Teruel y parte de la de Cuenca. Cuatro aeródromos de Valencia, Jarafuel, Camporrobles, Requena y Utiel pasaron a depender directamente de la base aérea de Los Llanos (Albacete), sede del Estado Mayor de la Aviación Militar Republicana.
La 4ª Región Aérea, en su inició, fue subdividida en cinco sectores con cabecera en La Rabasa (1º), Manises (2º), Castellón (3º), Sarrión (4º) y Sinarcas (5º). En 1938 se incorporaron aeródromos de nueva construcción y en primavera se reorganizaron los sectores 3º y 4º. Es mismo verano, tras la caída de Castellón la Región Aérea se reorganizó en dos sectores con cabecera en La Rabasa y Manises hasta el final de la guerra.
Todos los campos recibieron un código para evitar que las redes de espionaje de los sublevados pudieran saber el origen de las misiones. De esa forma La Rabasa, cabecera del primer sector fue AZ-5. En ese mismo sector Pobla del Duc fue AZ-8, Santa Pola AZ-6 y Fontanars AZ-9. En el segundo sector La Señera recibió el código AX-4, Villar del Arzobispo AX-3 y Sagunto AX-11
17 aeródromos en activo
Durante los 3 años de guerra civil en todo el territorio de la provincia de Valencia estuvieron en activo un total de 17 aeródromos: Alcublas, La Cabezuela, Carlet, Casinos, Chiva, Fontanars, Jarafuel, Lliria, Manises, Montroi, Pobla del Duc, Requena, Sagunto, Sinarcas, Utiel, Villar del Arzobispo, La Yesa. De otros 6: Alberic, Chelva, Chulilla, Xàtiva, Moncada y Torrent, no existe documentación, aunque aparecen citados en los documentos de guerra.
Las pistas valencianas, claves en el despliegue de tropas para la batalla del Ebro
Los aeródromos de la cuarta región tenían una doble finalidad: dar cobertura y apoyo a los Ejércitos del Este, atender la defensa de costas y luchar contra los ataques a la flota y defensa de los bombardeos que los sublevados lanzaban desde Mallorca. Al comienzo del conflicto soportan el despliegue de las misiones en el frente de Teruel, posteriormente la batalla de la citada ciudad y la defensa de Castellón y Valencia volvieron a requerir del uso de las pistas valencianas. Hasta el final de la Batalla del Ebro que pasaron a cumplir misiones de defensa de costas de los puertos de Valencia y Alicante y contra los cada vez más frecuentes bombardeos de las ciudades costeras.
En el frente se agrupaban en 3 líneas. En la primera estaban las instalaciones ocupadas por la aviación de caza, preferentemente Polikarpov I-16 Mosca e I-15 Chato. En la segunda, más alejada de los combates, estaban los aviones de cooperación y escolta Polikarpov RZ Natacha, Polikarpov RZ5 Rasante e I-15 Chato. Más lejos del frente actuaban los bombardeos Tupolev SB2 Katiuska.
José Ferrer (Requena)
*(Periódico Levante, domingo 31 de julio de 2011)
En memoria de José Ferrer, requenense, periodista de Levante. Fallecido en 3-1-2013