
(Fotografía anónima, archivo del autor).
LA POSGUERRA
Terminada la guerra, la prensa local desapareció durante muchos años, hasta entrada la democracia. Sin embargo, otros documentos de incalculable valor han servido para continuar esta historia. El primero, foto fija de la situación al terminar la contienda, es el Programa de Feria y Fiestas de 1939. En él aparecen casi todos, si no todos, los establecimientos de restauración y hospedaje que seguían funcionando y algún otro, efímero, que no conocíamos:
Programa de Feria y Fiestas (Requena), IX-1939
Estos mismos comercios se anunciaban en otro documento de interés: el Almanaque o agenda para 1940 denominado Santos Patrones de Valencia, en el que se incluía un directorio comercial de la provincia, población por población, y en el que aparecen casi todos los negocios ya citados. Durante los primeros años de posguerra, el programa de feria fue un muestrario de empresas locales que nos viene de perlas a los investigadores.
Estos documentos son útiles también para conocer a sus dueños, entre ellos los siguientes: Bar Negresco (Nicolás Navarro), Café Requenense (Florentín Pérez), Círculo Central (Cecilio Armero), Círculo Recreativo (Gregorio Martínez), Hotel Agulló (Daniel Agulló), Fonda “La Ideal” (Tomás Navarro), Fonda o Gran Casa de Viajeros “La Estrella” (Vicente Ferrer), Hotel “Favorita” (Viuda de Marcelino García), Imperial Bar (Gerardo Ortiz).
A pesar de continuar con sus negocios, pronto hubo cambios significativos. En algún momento entre 1943 y 1948, Gregorio Martínez dejó el Círculo Recreativo de la Plaza de España y adquirió a Florentín Pérez el Café Requenense, que para 1948[1] ya se denominaba Café Bar “Martínez”. Florentín se quedó la esquina de las calles de Serrano Clavero con Norberto Piñango, donde tenía la fábrica de gaseosas, transformándola en lo que sería el Bar “Deportivo”.
Por otro lado, la viuda de Marcelino García, como ya dijimos, había trasladado el Gran Hotel “Favorita” de la calle Poeta Herrero al nº 26 de la calle Norberto Piñango, donde sigue en la actualidad el edificio, a la espera de rehabilitación o muerte definitiva por abandono.

(Foto César Jordá Moltó, en Vida Histórica y Comercial de Requena, 2004).
Programa de Feria y Fiestas (Requena), VIII-1948
En el citado programa aparece también un establecimiento que conocíamos por César Jordá (2004, p. 38): el Parador del Remedio, situado en el nº 1 de la Avenida del Generalísimo (Constitución). Este parador aparece por única vez en este programa y no vuelve a publicitarse.

(Foto César Jordá Moltó, en Vida Histórica y Comercial de Requena, 2004).
Además de agendas y programas de feria, otro testimonio documental de enorme valor para el tema surgió en Requena: la revista El Trullo, editada desde 1949 por la Fiesta de la Vendimia. Repasemos sus páginas, teniendo en cuenta que hubo años enteros en que la revista se imprimió sin publicidad, costeada con dinero público o por la propia venta de dichas ediciones.
El Trullo (Requena), 5-VI-1949
En su segundo número, El Trullo publicitaba ese café que tanto disfrutaron nuestros abuelos, nuestros padres e incluso algunos de nosotros. El Café-Bar Martínez, situado en la calle del Poeta Herrero, en la misma acera y poco más arriba de la Imprenta Molina y lindando con el caserón de los Ruiz Viana, era, en realidad, el mismo establecimiento que en el siglo XIX regía la familia Pérez, los “Conejos”, ahora propiedad de Gregorio Martínez Pérez. Su nieta y compañera de artículos en Crónicas Históricas de Requena, Mª Carmen Martínez Hernández, me cuenta que sus padres, Gregorio Martínez Ramos y Carmen Hernández Ibáñez, se hicieron cargo del negocio recién casados, hacia 1946, regentándolo hasta finales de 1957 o principios de 1958.

y dos empleadas del Bar Martínez: Ángela y Fina Solera, en 1953
(Fotografía: Archivo Mª Carmen Martínez Hernández).
El amplísimo local del Bar Martínez, con columnas y mesas de patas forjadas en hierro y cubiertas de mármol, barra de madera decorada y una moderna cafetera, seguramente proporcionada por el recordado Sinesio Ballesteros, había visto, en los últimos años veinte, a muchos personajes sentados a sus mesas como, por ejemplo, Mariano Pérez Sánchez sentado al piano, componiendo con su eterno cigarrillo en la boca. Mª Carmen recuerda como si fuera ayer, con cuatro o cinco añitos, las papas fritas en toneles de madera y los barriles de cerveza, especialidad de la casa. Y todavía quedan abuelos y padres que bailaron en su salón en Pascua o en Nochevieja, jugaron al billar en el piso alto o se sentaron a celebrar la boda de algún familiar o amigo, pues allí se celebraban los mejores banquetes de la ciudad.

(Foto: Marcial García Cañabate).
Mª Carmen recuerda también que en las bodas, casi todas modestas, se servía chocolate, preparado en la misma caldera en que se hacía la matanza y se cocían las morcillas y pan “quemao” y que “en aquel extenso salón, de bancos corridos y tarimas de madera, pasaban los viejitos las tardes de invierno”, calentándose al amor de la gran estufa de leña situada en el centro.
Durante algunos años, hasta la llegada del Mesón del Vino, del que pronto hablaremos, el Bar Martínez fue casi una sede de la Fiesta de la Vendimia. No olvidemos que en la cercana Imprenta de Antonio Molina se editaba El Trullo y todo cuanto hubiera que imprimir en Requena.
También Gregorio y Carmen se ocuparon del servicio de bar que se montaba en la Glorieta, bajo los arcos, en noches de verbena.
El Trullo (Requena), 4-XII-1949
Otros locales se mantenían con histórica firmeza y algunos nuevos surgían con afán de permanecer. En el mismo Trullo que el anuncio anterior, podemos ver a Cecilio Armero, heredero del Círculo Central, y a Félix Iranzo, apodado “Churri”, tuba de la Banda Municipal que, por enfermedad, tuvo que cambiar tan contundente instrumento por los platillos, regentando el Bar Maruja.
El Trullo (Requena), 4-XII-1949
Si nos ponemos exhaustivos, eventos de todo tipo necesitan bebidas, máxime si requieren movimiento y pérdida de líquidos corporales. Cualquier baile que se preciara debía tener ese “excelente servicio de bar” que ya ofrecían los cines. Así lo entendían otros locales que celebraban eventos como los tradicionales y multitudinarios Bailes de Nochevieja del Salón Bolero.
El Trullo (Requena), 31-XII-1949

Como ya se citó en el capítulo anterior, los cines tuvieron sus propios bares. El del Cinema Armero (o Astoria), estaba atendido por la familia Zahonero, abuelos, padres e hijos. El bar del Teatro Principal, inaugurado en 1946, lo tenía a su cargo Emilio Ochando, a quien veremos a menudo en el siguiente capítulo.

Un camarero, Emilio Ochando, José Lorente, Francisco Ramos Sabata (operador) y Julián Lorente
(Foto César Jordá Moltó, en Vida Histórica y Comercial de Requena, 2004).
El Trullo, en su edición de julio de 1954, anunciaba un evento que iba a marcar historia en la Fiesta de la Vendimia y en la restauración requenense:
El Trullo (Requena), VII-1954
El anuncio parece sencillo pero dice mucho. No sólo se abría un establecimiento de restauración, en este caso un mesón, sino que se constituía en sede social, de hecho, de la Fiesta de la Vendimia. En la siguiente revista, ya próxima la Fiesta, el pintor Manuel Sánchez Domingo ofrecía un boceto de lo que sería el interior del establecimiento. Si nos fijamos bien, poco ha cambiado hoy en día en lo esencial.
El Trullo (Requena), VIII-1954
El Mesón del Vino fue inaugurado durante la VII Fiesta de la Vendimia, el 17 de septiembre de 1954, por la Reina, María Dolores Oria de Rueda y Fontán, y el presidente, Román Guijarro Monsalve.

(Foto Pérez Aparisi, Valencia – Archivo Luis Serrano).
El Mesón del Vino se instaló en un local de propiedad municipal que tenía otros usos hasta aquel momento. En la Fiesta de la Vendimia de 1954, tras su inauguración, su utilidad fue la venta de vino embotellado. Esta venta la realizaba Agustín Serrano Pérez con la ayuda de su familia.
En 1955, Emilio Ochando, empresario requenense que distribuía, entre otros productos, los helados Camay (más tarde Camy), se hizo cargo del local para convertirlo en restaurante. Además de Emilio, en el trabajo de cocina y servicio, continuó Agustín Serrano con la ayuda de toda su familia. Agustín tomaría el relevo, tomando el Mesón en arrendamiento, en 1964, en lo que sería un negocio de carácter familiar y tras su jubilación, lo harían su hijo y su nuera, Luis y Lupe.
El arrendamiento del local se hacía y se ha venido haciendo, por una serie de años renovables, mediante oferta pública desde el Ayuntamiento.

A la izquierda, con delantal, Agustín Serrano Pérez, con sus hijos y esposa
(Fotografía: Marcial García Cañabate).
En un próximo capítulo continuaremos con el final de los años cincuenta y los prósperos años de crecimiento que fueron los sesenta, en los que irían surgiendo nuevos establecimientos de restauración.
BIBLIOGRAFÍA
HEMEROGRAFÍA
Programa de Feria y Fiestas de Requena (Ayuntamiento), 1948. ↑