
(Foto: Marcial García Cañabate, 1-IX-1956)
Años setenta. Tercer tramo de la Avenida del General Varela (hoy Arrabal). Un tablado de madera, treinta y pocos músicos y mucha zarzuela. Recuerdos que han quedado grabados en la memoria de aquellos que fuimos músicos de la Banda Municipal “Santa Cecilia”.
De lo que había sido una banda de música nutrida, medianamente dotada y siempre bien dirigida (Sanchis Bosch, Cárcel, Goterris), tan sólo quedábamos unos cuantos veteranos y un pequeño plantel de jóvenes de la Escuela Municipal de Música, algunos de los cuales (yo no) eran magníficos intérpretes. El maestro José Goterris, ya próximo a jubilarse, bregaba con lo que tenía, añorando los años en que se ganaban premios en certámenes y se tocaban obras importantes del repertorio bandístico. Con los músicos de que disponía, muchos de nosotros todavía educandos en la academia, preparaba, año tras año, los conciertos de feria.
El tablado que cito, del que no he podido hallar ninguna fotografía, fue primero una construcción de altura, a la que los músicos accedían por escaleras laterales, como si subieran a un primer piso sin ascensor, paseando el público por la parte inferior cual si cruzara por debajo de un puente. En los años de mis primeros recuerdos como músico, hacia 1970, aquel tablado se modificó, reduciéndose a la altura de poco más de un metro, con una pequeña escalera como la que daba acceso al escenario del Teatro Principal, con barandillas para que no cayéramos por descuido. A partir de entonces, el público se sentaba en aquellas verdes sillas plegables de madera y metal o paseaba por el lateral del escenario. Unos intentaban escuchar la música, otros, indiferentes, hablaban o reían como si aquello que se desarrollaba a su lado no fuera más que un ruido poco molesto.
Aquellos conciertos se ensayaban durante el invierno y la primavera. Dependiendo de los músicos con que contara, el maestro preparaba el programa un rato antes del concierto y cuando ya estábamos todos sentados frente al atril (los percusionistas de pie, eso sí), nos indicaba el orden. La primera parte comenzaba con un pasodoble y continuaba con dos o tres obras. La segunda parte, al revés, primero las obras y un pasodoble para concluir. Estas partituras eran, en su mayoría, selecciones de zarzuela, incluyéndose, si la plantilla lo permitía, algunas obras más sinfónicas, como la popular fantasía El Sitio de Zaragoza, de Oudrid, o En un Mercado Persa, de Ketelbey. Los programas de mano brillaban por su ausencia y, aunque no estoy seguro, creo recordar que las obras a interpretar se indicaban en una pizarra.
Por recordar tan sólo algunos títulos, me vienen a la memoria La Viejecita, Los Sobrinos del Capitán Grant y Gigantes y Cabezudos (Fernández Caballero), La Tempranica, La Boda de Luis Alonso y La Torre del Oro (Giménez), Katiuska y La del Manojo de Rosas (Sorozábal), La Leyenda del Beso y La del Soto del Parral (Soutullo y Vert), o el más destacado, José Serrano, del que recuerdo interpretar La Dolorosa, La Casita Blanca y La Canción del Olvido, donde la caja tenía un papel destacado.

(Tarjeta postal, años 50)
Estos conciertos de feria (primero tres días y luego dos), fueron cambiando de ubicación conforme lo hacía la propia feria, pasando a la Avenida desde la Glorieta, en cuyá pérgola, tómbola o kiosco, según gustos, había tocado la banda durante décadas, no sólo en concierto, sino para que las parejas bailaran.
Eran los restos de una tradición concertística que venía de muy lejos, de los últimos años del siglo XIX, cuando las bandas de Requena tomaron conciencia de que no sólo podían desfilar en pasacalles y procesiones, sino deleitar a sus aficionados con serenatas y conciertos.
Una de las primeras menciones al tema se encuentra en el reglamento de creación de la Escuela de Música y Banda Municipal, tramitado por el Ayuntamiento de Requena, que fue aprobado el 13 de noviembre de 1899, con la denominación de Banda Municipal de Bomberos, uno de cuyos artículos puede leerse:
Artículo 11º.
La Banda de Música, o la orquesta si la hubiere, vendrá obligada a solemnizar los actos oficiales del Ayuntamiento y a amenizar también durante el verano las horas de paseo en la Glorieta u otros lugares públicos todos los domingos.
Se institucionalizaba de esta forma la obligación, luego costumbre, de ofrecer música a los vecinos en forma de conciertos, en lugares concretos y concurridos.
De aquella época, entre los legajos personales del director de la Banda Municipal, Mariano Pérez Sánchez, encontramos, de su puño y letra, un apunte de programa que bien pudo ser interpretado en las noches de verano y que reafirman la idea de que no sólo se escuchaba, sino también se bailaba; algo que, según me contaba hace años la hija del maestro, Consuelo Pérez Clemente, sacaba de sus casillas al director, quien pretendía que los conciertos fueran eso: conciertos.
Danza de Amor = Vals
Eurianthe = Sinfonía
Potpurri de Aires Nacionales
Fichet = Polka de concierto
La Barcarolle = Tanda de Valses
El Profeta = Fantasía
Tosca = Fantasía
Potpurri de varias Zarzuelas
Aquella Banda Municipal, como otras anteriores y posteriores, no duró mucho. Los avatares políticos creaban y destruían por igual, o más bien por turnos, las iniciativas culturales. En 1903 se disolvió la banda y cada músico volvió a sus antiguas sociedades musicales, la Artístico-Musical, de Pérez Sánchez, y El Progreso, de José Cervera. Sin embargo, los buenos aficionados a la música no se resignaban a quedarse sin conciertos, aunque les costara los cuartos:
Ayuntamiento de Requena
Sesión Ordinaria del 18 de Junio de 1904
Inmediatamente se dio cuenta de una solicitud suscrita por Don Augusto y Don Federico Jordá en la que manifiestan que tienen abierta una suscripción para allegar recursos con el objeto de pagar a las dos músicas de esta población para que amenicen el paseo de la Glorieta durante las noches de verano, y ruegan a la Corporación se sirva contribuir con la mayor cantidad que le sea posible al objeto indicado. El Ayuntamiento acordó pase a informe de la Comisión de Fiestas y Feria.
A lo que la corporación municipal, con la exigüidad que suponía contentar a dos bandas de música, colaboró en estos términos:
Ayuntamiento de Requena
Sesión Ordinaria del 6 de Agosto de 1904
También se acordó dar una subvención a las músicas de 25 pesetas en el mes de julio y otras 25 en el actual, por amenizar el paseo de la Glorieta los jueves y domingos de 10 a 12.

(Archivo del autor)
Las bandas requenenses, obligadas a convivir en la mejor armonía posible (no siempre se conseguía), se alternaron en la Glorieta para sus actuaciones estivales. Veamos una crónica periodística al respecto en la prensa valenciana:
El Mercantil Valenciano (Valencia), 18-IX-1907
NOTAS REGIONALES – REQUENA
[Día 15] Por la tarde a las cinco dio un concierto musical en la Glorieta la banda que dirige don José Cervera, y que dejó complacida a la concurrencia, en especial en la ejecución de «El Paso del Regimiento», que gustó mucho y valió a los músicos nutridos aplausos. Por la noche de diez a doce dio una velada la banda que con tanto acierto dirige D. Mariano Pérez, compuesta en su mayoría de bebés musicales (permítaseme la frase), que causó la admiración de la selecta concurrencia. Ejecutó con gran precisión y gusto varios juguetes: «Ruido de Campanas», «El pollo Tejada» y otros. Donde se desbordó el entusiasmo del público fue al final de la «Cacería Real» que tuvo una interpretación esmeradísima. El coro de cazadores, los pájaros, perros, caballos, latigazos, etc., etc., fueron muy bien imitados[1].
Es curioso observar cómo la música puede repercutir de forma beneficiosa en aspectos de la vida cotidiana que, a simple vista, podrían no tener nada que ver con ella. Sin embargo, a juzgar por algunas de las noticias que nos han llegado, en ocasiones fue así. En 1912 y a instancias del juez de instrucción de Requena, D. Francisco Monterde Pastor (autor del Himno a Requena), se fundó la Sociedad Requenense de Iniciativas, dedicada a promover mejoras que modernizaran la ciudad. Al hilo de lo dicho, resulta significativo este párrafo de prensa:
El Distrito (Requena), 7-VII-1912
El pasado lunes se reunió, en el local de la «Escuela de Artes e Industrias» la comisión Gestora de la «Sociedad Requenense de Iniciativas» para dar lectura a los Estatutos de la Asociación y tomar las medidas oportunas para el mejor éxito de esta naciente sociedad. Asistieron numerosas y distinguidas personalidades y tuvimos el gusto de escuchar de labios del dignísimo Juez de Instrucción de este partido, don Francisco Monterde, palabras que como requenenses y como ciudadanos nos halagan en extremo…
Por cierto que los beneficios de esta sociedad, han empezado a verse aún antes de su constitución. A la Asociación se deben los conciertos musicales que se han organizado para todo el verano y que tendrán lugar los jueves y los domingos; a su instancia se ha mejorado considerablemente el alumbrado de la Glorieta; la limpieza diaria de las fuentes; el riego de la carretera hasta la fuente de Regidores y el arreglo de los paseos de la Glorieta.
La alternancia de las bandas en los conciertos veraniegos se mantuvo mientras existieron dos agrupaciones. La prensa local ofrece noticias al respecto verano tras verano. Tras la unificación de las bandas en 1921, constituyéndose La Unión Musical Requenense, y la modernización periodística que supuso la llegada de La Voz de Requena, una nueva costumbre fue adoptada por el semanario, a instancias del director, Enrique Almiñana: incluir los programas que se iban a interpretar ese mismo día (domingo) en los conciertos de la Glorieta:
La Voz de Requena, 25-VI-1922
CRÓNICA SEMANAL
Esta noche de diez a doce la banda «La Unión Musical Requenense» dará el primer concierto popular en la Glorieta bajo el siguiente programa:
1º JUANITO TERREMOTO, pasodoble flamenco
2º SANSÓN Y DALILA, selección
3º ONDALINA, polka
4º LA PALOMA DEL BARRIO, intermedio y carcelera
5º VALS
6º LA TIERRA DE LA GRACIA, pasodoble flamenco

(Imagen en la revista L’Orgue de Sollana)
Programas sencillos, faltos de la información que hoy en día se nos ofrece en cualquier concierto, como el autor, pero que suponían un avance en la consideración de la música y los músicos. A este nuevo interés por la cultura musical contribuyó el joven, Rafael Bernabeu López, con sus crónicas musicales:
La Voz de Requena, 10-IX-1922
DE MÚSICA
Los conciertos que «La Unión Musical Requenense» ha dado durante este verano en la Glorieta, han sido éxitos continuos, pues además de haber proporcionado al numeroso público que ha concurrido horas de distracción, la banda ha aprovechado muy bien el tiempo haciendo hasta incluso sacrificios para que los programas fuesen amenos.
Por el atril han desfilado obras respetables como la complicada overtura «Egmont» de Beethoven que a mi corto entender es la obra más difícil que interpreta la banda y una de las que mejor ejecuta. Con obras de Hérold, Saint-Saëns, Leoncavallo, Serrano, Soutullo, Echegoyen… se han completado programas para todos los gustos.
Aparte consignaremos la acogida que tuvo la preciosa composición «Lo Cant del Valenciá», original del culto catedrático del Conservatorio de Valencia y paisano nuestro D. Pedro Sosa, el cual hallándose presente durante la interpretación de su aplaudida obra, tuvo que dirigirla a insistencias de los aplausos del público.
Posteriormente y para corresponder en parte al interés que el Sr. Sosa demuestra constantemente por la banda, fue obsequiado hace unos días con una serenata en la que era imprescindible «Lo Cant del Valenciá» que se repitió dirigido por el autor que hizo entrega al Sr. Almiñana de la partitura de una marcha suya titulada «Canciones del Montañés», que es originalísima.
En el último concierto se interpretó la aplaudidísima marcha popular valenciana «Cansóns de l’Horta» del inteligente profesor requenense D. Mariano Pérez Sánchez. Sería una acierto por varias razones que la banda estudiase para la próxima feria algunas composiciones de este laureado maestro, por ejemplo una marcha mora titulada «La Zambra» que tengo la plena seguridad que agradaría mucho al público.
Cerró los conciertos el alegre pasodoble «El Doctor Verde» del malogrado y notable músico requenense D. José Cervera. Estoy seguro que gran parte de los espectadores se hacían la ilusión que hace cinco años era realidad. Los aplausos obligaron a que se repitiera. ¡Aún perdura el recuerdo!…
Dejemos ahora a la banda que trabaje, pero antes de terminar he de consignar la admiración que sentimos por el interés que ponen los elementos de la banda y en particular por su director Sr. Almiñana, a quien por su meritoria labor se debe el resurgimiento de la música en Requena.
R. Bernabeu López.
El hecho de que los mismos músicos hicieran de periodistas fue un acierto por parte de La Voz de Requena. Tanto Bernabeu como el director, Enrique Almiñana, o el compositor Mariano Pérez Sánchez, escribieran de vez en cuando, contribuyó a que la música de banda creciera en importancia y en atención por parte de las instituciones municipales. Las iniciativas de Pérez Sánchez desde la capital valenciana, donde conocía a directores y compositores, llevaron primero a la celebración de festivales y más tarde, a partir de 1926, a la organización de los Certámenes de Bandas de Requena, entre los de más prestigio de la región.
La misma tónica informativa continuó tras la salida del maestro Almiñana y la llegada de otro de los directores más recordados de nuestra historia musical: Timoteo López Pamblanco, quien continuó ofreciendo nota de los programas a interpretar en sus conciertos y anunciando estos en la prensa:
La Voz de Requena, 13-VI-1926
La Sociedad «UNIÓN MUSICAL» nos participa que el día 29 del actual, con motivo de la festividad de San Pedro, empezará la serie de conciertos nocturnos en el Parque Infantil del Doctor Gómez Ferrer, continuándolos todos los domingos y días festivos sucesivos…

(Archivo del autor)
Fue en este 1926 cuando, una vez más, las disensiones políticas de los músicos hicieron que la banda de Requena volviera a dividirse en dos. Por un lado quedó la que ya existía, Unión Musical Requenense, con Timoteo López Pamblanco al frente, y por otro lado una nueva agrupación: Sociedad Musical “El Fomento del Arte”, cuyo curioso sello, una lira musical con una pistola empuñada en el centro, les valió el sobrenombre por el que fueron recordados: Los Pistoleros, diferenciándose así de sus antagonistas, Los Pamblancos. El Fomento se inició con directores locales, más bien músicos aventajados, como Benito Pérez, electricista, o Leopoldo García, sastre, hasta que los cambios políticos la llevaron a convertirse en Banda Municipal, en 1928, volviendo a Requena Pérez Sánchez como director y reincorporando en su Reglamento la obligación de los conciertos veraniegos:
Reglamento de la Banda Municipal de Música (1928)
Artículo 2º.-
La Música Municipal tiene por misión amenizar los paseos públicos los días de fiesta y domingos durante el verano, por las noches, a las horas convenidas, la festividad del Corpus, los días del Carnaval, y los actos extraordinarios que el Ayuntamiento la necesite y los actos de la feria.

(Foto anónima, archivo del autor)
Poner en marcha una nueva banda, en condiciones adecuadas y con la exigencia lógica de un buen director, máxime si esta se consideraba municipal, llevó su tiempo. El verano de 1928 se echaba encima y los conciertos no comenzaban. Así lo expresaba el corresponsal de prensa:
Las Provincias (Valencia), 14-VI-1928
DE REQUENA
UNA INTERPELACIÓN MODESTA Y APACIBLE
De nuevo se le ha dado una larga a la inauguración de los conciertos musicales en la glorieta.
Al público, que formula mediante nuestra intervención su disparidad ante estas suspensiones inexplicables, hemos de decirle que no podemos dar en el quid de semejantes retrasos, entregando el asunto en manos de Vargas. Pero mientras este gran averiguador de todos los intríngulis habidos y por haber, averigua lo que nosotros, por circunstancias especiales, no podemos inquirir, séanos lícito expresar con toda clase de respetos, que lo menos que puede dársele al vecindario, dadas las muchas y fuertes gabelas que soporta, superiores a las de los vecinos de todos los términos municipales de la provincia, es unas horas de música en los domingos y días festivos para que olvide, al menos durante un rato, de ocho a ocho días, el yugo de las socaliñas municipales.
Además, según noticias, tenemos una banda de música que nos cuesta unos cuantos miles de pesetas anuales. Suponemos que la Banda percibe sus nóminas o subvenciones en la forma acostumbrada y a su debido tiempo, y sin embargo no toca. Pero si no toca la banda privilegiada, ¿por qué no dispone el señor Alcalde que toque la otra banda, que también es de la población?

(Tarjeta postal)
No llegó la sangre al río. Una semana más tarde comenzaban los conciertos veraniegos:
Las Provincias (Valencia), 20-VI-1928
DE REQUENA – CONCIERTOS MUSICALES
Han comenzado los conciertos musicales que, durante la estación veraniega se celebran todos los años en la glorieta. En la presente temporada ofrecen la novedad de celebrarse de siete a nueve de la tarde. La Banda Municipal ha interpretado varias obras de su repertorio bajo la acertada batuta de su director, don Mariano Pérez. Hubo numerosa concurrencia.
Lo que unas semanas antes eran críticas, pronto se volvieron alabanzas hacia músicos y director:
Las Provincias (Valencia) 4-VII-1928
DE REQUENA – COMENTARIOS IMPRESCINDIBLES
La Banda Municipal ejecuta selectas composiciones en las veladas de los domingos y días festivos. Nos place que haya sido atendida nuestra indicación y que el vecindario se deleite con las audiciones de la Banda, que está reorganizando con lento acierto nuestro estimado amigo don Mariano Pérez.
En los últimos conciertos fueron puestas en atriles dos partituras excelentes: el poema titulado «Una noche en Toledo», de composición, instrumentación y armonía insuperables, y «La Boda de Luis Alonso», que ayer como hoy y tantas veces como alcance la atinada interpretación, esta página musical verdaderamente encantadora, deleita y deleitará a los inteligentes, caldeando el entusiasmo del público.
Muy bien por el maestro, señor Pérez; así, luchando como él lucha, sin tregua ni descanso, y puesta la fe en el porvenir, se llega a perfeccionar una banda de música hasta el punto de que logre los mayores elogios del vecindario que la sostiene con el producto de los impuestos municipales.
Y ya ve el mentor de la naciente banda como ensalzamos sin regateos los adelantos de los músicos confiados a su dirección competente.
Nosotros no tenemos prevenciones contra nadie. Si se traen a colación nuestras informaciones diarias, causará asombro la lista nutridísima de los bombos que generosamente hemos tributado a diestro y siniestro durante los tres años últimos. Y si el hombre, en general, en vez de pertenecer a la especie de los seres más ingratos de la creación, fuera agradecido, un coro de alabanzas precedería y seguiría nuestros pasos.
Nos duele decirlo, pero hay que consignarlo. Nosotros defendimos a los elementos que constituyen la Banda Municipal, cuando en época no lejana caminaban por el desierto sin lograr la más pequeña ayuda de los elementos que entonces estaban en candelero. Se ha vuelto la tortilla y los perseguidos de antaño gozan de toda suerte de halagos, dimanantes del poder, mientras la otra música, que también es de Requena, vive en el ostracismo más cruel. Nada tenemos que imponer a la vuelta incesante de los cangilones de la noria política, porque así ha sido, es y será la vida, pero nos duelen las persecuciones, que salga el sol para todos… Esto aparte, reciba el señor Pérez y sus músicos, que tanto progresan bajo la dirección de su diestra batuta, nuestras felicitaciones por los adelantos actuales y por el plano en que se hayan de conseguir muchos triunfos.
Una lástima que al volverse la tortilla política, fuera la otra banda (Unión Musical Requenense), ahora en la oposición, la defenestrada por falta de favor municipal. Cuando en 1932, la Banda Municipal fue suprimida una vez más, ambas bandas, como ya sucediera en otras épocas, volvieron a alternarse en conciertos y actuaciones hasta que de nuevo, a principios de 1936, se fusionaran en la banda del Patronato Musical Requenense, de muy efímera vida. La prensa de estos años refleja diversas posiciones y reflexiones de los aficionados, que pedían que los conciertos continuaran tras la feria, hasta que llegara el frío, o que debido al cambio climático pasaran a celebrarse los domingos por la mañana en lugar de por la noche, entre otras peticiones. Había también quienes pedían que, al contar con dos bandas, se celebraran conciertos los jueves y domingos, lo que repercutiría a favor de los aficionados y de las propias bandas, algo que se consiguió, en efecto. Como también se solicitaba, en concordancia con mis recuerdos de juventud (mucho más cercanos), que las obras a interpretar se anunciaran en una pizarra para conocimiento de los melómanos.

presentado por D. Rafael Bernabeu
(Foto Antonio Villanueva, 18-V-1956)
Recuperada la Feria en 1939, menos de cinco meses después del final de la guerra, la Banda de la localidad, como la citaba el lujoso programa confeccionado al efecto, daba un concierto en la Glorieta el primer día de festejos. La banda no tenía nombre, no se citaba como municipal, y no se indicaba director, pero ahí estaba de nuevo, ofreciendo su música a Requena en dos conciertos más, durante esa misma feria. En 1941 ya se anunciaba en programas como Banda Municipal, bajo la dirección de José Sanchis Bosch. De ahí en adelante, la agrupación iría mejorando año tras año, creciendo en educandos y en buenos músicos y ofreciendo sus conciertos de feria (cuatro en 1942).
Aquella época de crecimiento continuaría hasta finales de los años cincuenta, con diversos éxitos en los certámenes de Valencia, pasando a una inercia de decadencia paulatina a partir de los sesenta, un poco en consonancia con el auge de la Rondalla y Coros, con un cada vez menor apoyo municipal, que supuso también el decaimiento de ánimo del director, maestro Goterris Rambla. Tras la reconversión de la banda en Sociedad Musical “Santa Cecilia”, en 1978, con el nuevo director, Daniel Martínez Marín, al frente. La música bandística volvió a resurgir y los conciertos llegaron a ser casi trimestrales, aparte de los típicamente feriales. Había comenzado una nueva época musical, en la que, con sus más y sus menos, continuamos.
El momento actual, con las duras restricciones impuestas por la pandemia del covid-19 y la banda ensayando en el patio del mercado con plantilla reducida por la distancia mínima interpersonal, podría ser adecuado o estar al menos, dentro de lo posible, para la recuperación de los conciertos al aire libre, en lugares como la pérgola de la Glorieta, el paseo de la Avenida de Arrabal o alguna de las plazas céntricas de cada barrios, contribuyendo a que la música no dejara de fluir, aliviando esta atribulada situación dentro de las condiciones de seguridad que sean necesarias. Ánimo a los músicos, la vida sigue y la música es más necesaria que nunca.
Puede escucharse esta composición en el siguiente enlace, lo que da idea de las obras que interpretaban nuestras bandas a principios de siglo: https://youtu.be/mjZ1bzk8DGo. ↑