Curación del Cólera
Cuando las evacuaciones son amarillas, verdes u oscuras, más o menos ligadas ó consistentes, es una diarrea mucosa ó biliosa, que no ofrece peligro bastando para detenerla beber agua de arroz con goma, ó medio vaso de agua azucarada con algunas gotas de láudano.
Si por el contrario, las deposiciones fueren acuosas, parecidas al café con leche muy claro, ó a su cocimiento de arroz con cuajarones ó sin ellos, agua de fregar, ó bien á le revuelto con unas cuantas gotas de leche, en este caso, sea cual fuere el estado general de la persona, y aunque no esperimente dolor ni debilidad, se alla bajo el flujo de la epidemia, esto es, tiene el cólera…¿Qué se debe hacer ? Nada es más fácil, repito, que impedir el desarrollo de la enfermedad.
Para conseguirlo, se prepara inmediatamente infusión de menta piperita y se bebe, cada cuarto de hora, media taza muy caliente y convenientemente azucarada añadiendo dos cucharadas regulares de rom ó coñac viejo y 20 gotas de estracto de canela. En seguida, si el enfermo se siente con fuerza para ello, deberá pasearse a prisa procurando con un ejercicio violento llamar el sudor; pero si estubiese débil y abatido, sse acostará, administrándosele una ayuda compuesta de medio vaso de agua fresca y una cucharadita de Eter sulfuroso. Se abrigará bien como para sudar, seguirá tomando cada cuarto de hora la citada infusión hasta que las deposiciones hayan desaparecido; resultado que en la mayoría de los casos se consigue en menos de tres horas.
Caso de que esta bevida produjese al enfermo un principio de embriaguez no hay que alarmarse por ello; antes al contrario, pues indica que el paciente está fuera de peligro.
Si le sobreviene vómito, se deja la infusión y de le dá á bever cada cuarto de hora una copita de coñac viejo. Si ese enfermo tubiese sed tomará cucharadas de agua de Selz o bien pedacitos de hielo que dejará derretir su boca.
Los bómitos espiden además la aplicación de anchos sinapismos en el estómago y el vientre no quitándolos hasta que la piel empieza a rojear y el enfermo a sentir un vivo escozor.
Con el uso de estos medicamentos por demás sencillos ya que están al alcance de todo el mundo se combaten fácilmente los primeros síntomas de la enfermedad.
En cuanto a los fenómenos característicos del periodo álgido no es fácil suponer en pocas palabras un buen plan curativo en razón a que los casos varían y las medicinas también. Sin embargo se puede poco más o menos obtener con segundos felices resultados, por medio de vevidas o infusiones aromáticas alcoholizadas ayudas de agua fresca con bastante Éter Sulfúrico fricciones con bayetas bien enjutas ó bien con extracto de alcanfor espliego de de y empleando el calor artificial; en una palabra valiéndose de cuanto pueda reanimarla la circulación de la sangre y castigar el sistema nervioso.
Tan pronto como el enfermo entre en combalecencia se procurará darle algún alimento empezando por caldos muy descargados continuando con sopa pudiendo dársele a las 24 horas alimentos más sustanciosos cuidando empero de no sobrecargarle el estómago.
Mientras dure la epidemia nada deberá alterarse el régimen de vida a que está uno abituado con tal que no se oponga a una buena higiene. Es evidente que han de evitarse más que nunca toda clase de escesos. Los hombres harán bien en tomar después de la comida una copita de licor y las mugeres una infusión de menta por la noche precedida de ocho gotas de Eter en un terrón de azúcar.- Doctor A. de Grand Boulogne.- Paris 10 de Septiembre 1865
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Menta piperita
Ron o cognac viejo
Eter sulfurico
Mostaza
Aguardiente alcanforado
Pandono de Sydenam
Polvos para agua de Seltz
*(La transcripción del texto antiguo conserva la ortografía que aparece en ella)
