No sé vosotros, pero yo llevo encerrado en casa desde el 16 de marzo, y me ha dado tiempo a pensar como nunca lo había hecho. He pensado que:
Mi familia es maravillosa, el haber estado aislados nos ha hecho comprobar lo bien que nos llevamos.
Que nos preocupamos de nuestros abuelos, pues hemos temido perderlos. Que en la familia nos queremos, que echamos de menos vernos y tocarnos.
Echo de menos estar con los amigos, tomar un vino, hacer unos gazpachos y cotillear los unos de los otros, tardear, cenar.
Echo de menos ver jugar al fútbol con el Sporting a mi hijo y a sus compañeros, aunque perdamos.
Echo de menos subir a las montañas a fotografiar poblados iberos, bajar al Cabriel a chapuzarme, salir con la bici o a correr hasta El Telégrafo, pasear por la noche por La Villa.
Echo de menos chapurrear y bromear con las clientas cuando vienen a comprar a la tienda, o a quienes sólo vienen a que hablemos un rato largo.
He pensado todo esto mientras me preocupa saber qué hay muchos requenenses que están trabajando dura y arriesgadamente por los demás, y personas que habrán sufrido.
Me he dado cuenta que os hecho de menos, a la familia, a los amigos, a los conocidos, a quienes nos vemos por la calle, a los que no conozco. Me he dado cuenta que vivo en una tierra maravillosa, con gente como a mí me gusta, que me gusta vivir aquí, que quiero disfrutar de hacerlo, y que os echo de menos.
Estos días he podido pensar en algo que me dijo Basi. Me contó que su padre y unos amigos, colocaron una cruz en la cumbre del Picoltejo, y esa cruz ha desaparecido. Le ilusionaba poner una nueva y que organizásemos una subida popular y festiva para hacerlo.
Pregunto.
¿A quién le gustaría celebrar que volvamos a vernos y a disfrutar de nuestra tierra, en una quedada para subir al Picoltejo?
¿Os apuntáis? ¿Lo organizamos?
¿Hacemos el DÍA DEL PICOLTEJO?
