
Materia: HISTORIA
Época: Requena, 31/05/1797 – Requena, 12/07/1864
Referencias: HISTORIA, RELIGIÓN, FILOSOFÍA, PERIODISMO, BIOLOGÍA, ETC.
Obras:
Impresas:
Historia de la Venerable Cofradía de la Vera-Cruz o Sangre de Cristo, fundada en el templo del Carmen de la ciudad de Requena, Opúsculo III, Requena, Imprenta de Benito Huerta, 1850. (Ed. facsímil: París-Valencia, 1992).
Historia de las Antigüedades de la Ciudad de Requena, Requena, Imp. de Benito Huerta, 1849 (inacabada).
Las Siete Últimas magestuosas palabras que nuestro adorable Salvador pronunció durante su terrible agonía… Opúsculo IV, Requena, Imp. de Benito Huerta, 1850.
Memoria sobre la Historia, Progresos, Obligaciones… y Oraciones de la devoción de María Santísima de la Providencia…, Valencia, Imp. de Jaime Martínez, 1847.
San Blas, Obispo de la ciudad de Sebaste en la Armenia, folleto en verso, Requena, Imp. de Benito Huerta, 1849.
Manuscritas:
Calendario de la Flora Valentina seguido desde agosto de 1840 según mis observaciones (1840), Colección Bernabeu.
Casos de Conciencia propuestos y resueltos por disposición del Papa Benedicto XIV, siendo cardenal arzobispo de Bolonia… (s/f), Col. Bernabeu.
Constituciones reformadas de la Cofradía de la Vera-Cruz o Sangre de Cristo… (s/f), Col. Bernabeu.
Curso de Jurisprudencia Contratil (s/f), Col. Bernabeu.
Diálogos (s/f), Col. Bernabeu.
Discursos hechos para D. Vicente Girón, ministro decano de la Audiencia de Albacete… (1844 y 1845), Col. Bernabeu.
Elementa Rhetoricae (s/f), Col. Bernabeu.
Ephemerides de Valencia y su provincia (1840-1842), Col. Bernabeu.
Estado de la Santa Sede vacante (s/f), incompleto, Col. Bernabeu.
Estética, Ideología, Psycología y Theodicea (s/f), Col. Bernabeu.
Explicaciones filosóficas (s/f), Col. Bernabeu.
Filosofía de los fines. Historia de la Filosofía de los griegos (s/f), incompleto, Col. Bernabeu.
Historia de la Filosofía (s/f), Col. Bernabeu.
Las dos Rosas (poema), (s/f), Col. Bernabeu.
Memoria Descriptiva de una Ruina Romana (1859), Col. Bernabeu.
Memoria sobre el Epilobio Parvifloro, sus propiedades medicinales y aplicación y descripción botánica de la planta (s/f), Col. Bernabeu.
Memoria sobre Fomento y Plantación de Arbolado en el Territorio de Requena (1842) (realizó otra versión más breve para la Real Junta de Arbolado y Fomento de la Ilustre Sociedad Económica de Amigos del País), titulándola: Memoria sobre el Fomento y Plantación de Arbolado y Bosques en el Territorio de Requena, ambas en Col. Bernabeu.
Memoria sobre la visita de las Ermitas enclavadas en el término de la Ciudad de Requena (1860), Archivo Diocesano de Cuenca y Col. Bernabeu (esta última incompleta).
Noticia Histórica de la Sagrada Imagen de Nra. Sra. del Remedio y de su Santuario enclavado en la sierra dicha de Negrete, término de la Villa de Utiel, en que es venerada. Opúsculo VI (1859), Col. Particular (fotocopia, original perdido).
Poesías Religiosas (en Boletín Diocesano de Cuenca) (s/f), Col. Bernabeu.
Prolegómena ad Philosophia curriculum (1858), Col. Bernabeu.
Resumen de las explicaciones de la Lógica hechas al Clero y Alumnos de la ciudad de Requena desde noviembre de 1852 al 1853… (1853), Col. Bernabeu.
Santa Brígida, modelo de perfección a todos los estados (poema histórico en tres cantos) (s/f), Col. Bernabeu.
Sonetos, Odas, Letrillas, Canciones y otras composiciones (s/f) (algunas publicadas en prensa con el seudónimo de La Musa del Oleana), Col. Bernabeu.
Vida de San Pascual Bailón (poema histórico) (s/f), citado por Bernabeu.
Vida y Milagros de don Romo y don Agudo (composición festiva en verso) (s/f), Col. Bernabeu
Periodismo:
El Látigo (periódico), Requena, Imp. de Benito Huerta, 1849.
Otros:
En la Historia de Requena se citan otros trabajos no localizados pero que merece la pena relacionar por su variedad: Adiciones al Juicio Civil ordinario de la Carta Filípica (s/f); Apuntes de Historia del Derecho Español (1834); Disertaciones sobre el sitio que ocupó la antigua ciudad de Munda (1859); Explicación de la Institución de la Correa Agustiniana, cofradía de Nuestra Señora de la Consolación fundada en el Monasterio de Agustinas Recoletas de la ciudad de Requena (1852); Notas y Apuntes de Biología (s/f); Resumen Histórico de la vida del glorioso San Antonio de Padua, venerado en el Santuario de la Vega de la Ciudad de Requena (1849); Sermones diversos (escritos religiosos); Tratado de Filosofía (1846); Tratado de Mitología (s/f); Vida del Individuo-Planta en relación con la del Animal (s/f). (Bernabeu, 1982, p. 451-452).
Bibliografía:
BARREIRO, Agustín Jesús, El Museo Nacional de Ciencias Naturales, Madrid, C.S.I.C., 1944, pp. 224 y 228.
BERNABEU LÓPEZ, Rafael
– “El Dr. D. José Antonio Díaz de Martínez (El ‘Tostado’ requenense)”, en Almanaque Las Provincias 1942, Valencia, Diario Las Provincias, 1941.
– Historia de la Venerable Cofradía de la Vera-Cruz o Sangre de Cristo Señor Nuestro, Requena, Artes Gráficas Molina, 1955.
– Historia Crítica y Documentada de la Ciudad de Requena, 2ª ed., Requena, Diputación Provincial y Ayuntamiento de Requena, 1982.
GARCÍA BALLESTEROS, Marcial, “La Imprenta en Requena en el siglo XIX”, en Oleana, nº 28, Requena, C.E.R., 2014, pp. 169-198.
HERRERO Y MORAL, Enrique, Historia de Requena, Valencia, Imprenta de Manuel Alufre, 1891 (Ed. Facsímil: Valencia, Editorial París-Valencia, 2001).
PARDO PARDO, Fermín
– Origen de las Parroquias centenarias en las Aldeas de Requena, (con Cebolla Marrades, Salvador), Requena, Ayto., Junta de Cofradías y C.E.R., 1996.
– Santa María en el Antiguo Arciprestazgo de Requena, Requena, Ayto., Junta de Cofradías y C.E.R., 1998.
Citas en la revista Oleana, del C.E.R. (nós. 5, 13, 16, 17, 21, 22 y 28).
Otros Datos:
Archivo Municipal de Requena; Colecciones particulares, etc.
Notas Biográficas:
Joseph Antonio Eufrasio Díaz de Martínez, ejemplo notable de “Cura Ilustrado”, personaje culto y ávido de saber que aprovechó el surgimiento de la primera imprenta estable en Requena (1849) para llevar al papel, entre otros, el primer e incompleto intento de publicación de una Historia de Requena.
Hijo de Gregorio Díaz-Maroto y Josefa Martínez, es el mayor de, al menos, tres hermanos. Vive de niño la guerra de la Independencia y de adulto dos guerras carlistas y el reinado de varios monarcas, pasando los últimos dieciséis años de su vida como sacerdote en su ciudad natal, tras diversos destinos eclesiásticos en Valencia.
Él mismo, en su libro de las Antigüedades de Requena, dice textualmente:
“Me trasladé a ella (Requena) desde la Ciudad de Valencia, donde he vivido la mayor parte de mi edad, a principios de Marzo del año anterior 1848, dedicándome exclusivamente al ministerio del Santuario en mi estado de simple Presbítero que soy”.
Este alejamiento profesional de Requena no supone desvinculación. Sus libros, tanto impresos como manuscritos, anteriores a 1849, lo corroboran.
Cuando Benito Huerta instala la imprenta, uno de sus primeros trabajos es la Historia de las Antigüedades de la Ciudad de Requena (1849), editada por entregas periódicas que pronto dejaron de salir, quizás por falta de venta.
En el acta de la Sesión Municipal de 6 de Marzo, leemos:
“El Ayuntamiento acordó suscribirse por diez y seis Exemplares, número igual a el de sus Yndividuos, a la obra que ba a publicar el Sr. Dn. José Díaz de Martínez, Pbro. de esta ciudad, titulada Historia…”.
Y en el periódico madrileño El Observador, de 4 de junio, se anuncia:
“Historia de las Antigüedades de la Ciudad de Requena, obra original por D. José Antonio Díaz de Martínez, presbítero.
Esta interesante obra se publica por entregas de dos pliegos cada una, en 4º. El precio de cada una es 13 cuartos en Requena y fuera, franco de portes: se han publicado las cuatro primeras entregas.
Se suscribe en Madrid, librería de Gaspar y Roig, y en Requena en la imprenta del editor don Benito Huerta…”.
Se conservan los pliegos de las cinco primeras entregas, en los que el autor realiza una interesante declaración de intenciones respecto a lo que será el contenido de la obra y tras ello una descripción geográfica de Requena y su territorio, productos agrícolas, flora, industrias, etc., así como datos estadísticos sobre población; una foto fija, panorámica, sobre la Requena de su tiempo.
Entrado en materia histórica hace un razonado balance sobre lo que puede ser cierto y lo que no pasa de ser leyenda y en esto supera magistralmente a su antecesor, Domínguez de la Coba y a su predecesor, Herrero y Moral, en cuanto a la racionalidad y veracidad de los datos aportados. En los fascículos conservados se enumera el plan de la obra y la división de periodos históricos, además de prever capítulos sobre personajes, familias ilustres, instituciones religiosas y civiles, etc. y de solicitar información a los lectores para mejorar el contenido de los futuros pliegos, que cesan al comienzo del periodo romano. 80 páginas.
“… como sucedió con la historia que principió a escribir el año 1849 el señor D. José Antonio Díaz de Martínez, Doctor en ambos derechos, caballero instruidísimo y de reconocido talento, que a su defunción quedó su obrita con muy pocas hojas escritas”. (Herrero y Moral, 1890, p. 10).
“Doctor en ambos derechos” (doctor iuris utrisque), es decir: secular o del Estado y canónico o de la Iglesia.
En cuanto a la faceta periodística, se nos dice lo siguiente:
“Años después, el impresor Benito Huerta… editaba el semanario El Látigo (“contra los críticos sin crítica”). Este periodiquillo… era redactado en 1849 por el doctor don José Antonio Díaz de Martínez, apodado El Cura Maroto” (Bernabeu, 1972, p. 15)
Lo más aproximado a una reseña biográfica sobre Díaz de Martínez lo ofrece también el cronista requenense:
“Nació y murió en Requena, respectivamente, en 1795 (1797) y 1864.
Cultísimo sacerdote que fue profesor del Seminario de Cuenca, coadjutor de la parroquia de la Santa Cruz de Valencia, capellán de las Agustinas de Requena, examinador sinodal, miembro del Museo de Ciencias Naturales de Madrid, escritor enciclopédico y fecundo al que bien puede llamársele El Tostado requenense” (Bernabeu, 1982, p. 451).
A continuación, Bernabeu incluye una lista de títulos clasificándolos por materias: Filosofía, Historia, Derecho, Poesía, Teología, Política, Ciencias y Varios, además de citar otras de sus amplias cualidades:
“Completaremos la semblanza enciclopédica del doctor Díaz de Martínez diciendo que era un excelente músico y un magnífico dibujante”.
También Bernabeu, sobre esta base, publicó un extenso artículo dedicado a Díaz de Martínez en el Almanaque de Las Provincias para 1942.
El apelativo de “El Tostado Requenense” es por su similitud vital con el abulense Alonso Fernández de Madrigal “El Tostado” (1410-1455), escritor, obispo de Ávila y cuyas vidas tienen curiosos parecidos. El sobrenombre de “El Cura Maroto” no es, como se cita, un apodo a los que tan aficionados somos por aquí, sino consecuencia del segundo apellido de su abuelo, Gregorio Díaz Maroto, que su padre conservó compuesto, Gregorio Díaz-Maroto Pérez y que en nuestro biografiado vuelve a desaparecer.
En cuanto a los estudios y destinos citados, las consultas realizadas al Seminario Conciliar de Cuenca han sido negativas. Sin embargo él mismo corrobora que “ha vivido la mayor parte de su edad en Valencia” (Antigüedades, 1849, p. 35), por lo que es más probable que estudiara en el Seminario valenciano, aunque nuestras consultas no han sido respondidas por el momento.
Sus primer escrito fechado data de 1840: “Calendario de la Flora Valentina…”. Además, en sus trabajos da detalles de esa estancia valenciana, como coadjutor (ayudante del párroco) de la iglesia de la Santa Cruz, que fue derribada en 1842, incorporándose la parroquia a la vecina iglesia del Carmen. Es de lamentar que todos los registros de la época, de ambas parroquias, se destruyeran durante la guerra civil de 1936-1939, sin embargo Díaz de Martínez ofrece detalles de estos hechos en su “Efemérides de Valencia y Provincia 1840-1842”, así como de su estancia en Italia en el verano de 1846, que le inspirará su “Memoria sobre la Devoción a María Santísima de la Providencia” (1847), pues de allí se trae sendos Diplomas emitidos por la correspondiente Archicofradía con prerrogativas de la misma para las parroquias de la Santísima Cruz, de Valencia (“dando con ello por nuestra parte un testimonio … de la estimación que les profeso”); Iglesia Colegial, de Gandía (“con quien nos ligan vínculos de reconocimiento y gratitud”); y el tercero “a la parroquial del Salvador, mayor y más principal de la Ciudad de Requena, de la que somos natural y a quien amamos igualmente, correspondiendo al aprecio cordial que merecemos al Clero y Pueblo piadoso Requenense”. Los diplomas están fechados en Roma el 1 de julio de 1846, un día antes de su salida de la capital, de la que también trae como obsequio a las parroquias, réplicas de los supuestos clavos de la cruz de Cristo.
Este viaje quedará grabado en su memoria con especial cariño, pues hace mención a él en varios de sus libros posteriores. Así, en las Antigüedades (1849, p. 71), al hablar de las monedas antiguas encontradas en nuestro término con la efigie de Hércules, afirma:
“En actitud, decimos, de un hombre atlético y robusto, cerrado de barba… según lo vimos en Roma y en otros museos de Italia, representado en antiguas estatuas de bronce y de mármol…”.
De modo análogo, en la Noticia Histórica de la Sagrada Imagen de Nuestra Señora del Remedio, al comparar las similitudes de la imagen de la Virgen utielana con otras (1859, p. 57), dice:
“Así nos parece ante las que observamos, dedicadas a la Señora, lo mismo en Roma que en otros Santuarios de la Italia”.
Durante esos años valencianos no pierde contacto con Requena y sus gentes. De 1842 es su Memoria sobre Fomento y Plantación de Arbolado en el Territorio de Requena, para la Sociedad Económica de Amigos del País. Y en 1844 y 1845 prepara discursos para D. Vicente Girón, futuro alcalde de Requena. En las Antigüedades (1849, p. 26), relata sus paseos en Mayo de 1844 por la Sierra del Pico del Tejo. En marzo de 1848 se instala en Requena y ya no la dejará.
En 1851 le vemos empadronado en el número 13 de la calle de los Desamparados y, como es habitual, con sirvienta (Joaquina Boluda, viuda gandiense de 60 años). En el padrón de 1854-55 se hace constar su óbito y el nombre de una nueva criada, Rosa Pérez Cervera, de 15 años y de Loriguilla.
El Padrón de Habitantes de 1857 expresa por escrito: “José Antonio Díaz de Martínez, 58 años, eclesiástico, Capellán de las Monjas” y él mismo, en la portada de su opúsculo sobre la Virgen del Remedio, de puño y letra indica: “Por el Dr. José Antonio Díaz de Martínez, Pbro. Vicario del Monasterio de Religiosas Agustinas Recoletas de S. José de la Ciudad de Requena”.
En 1850 publica uno de sus libros más interesantes, la Historia de la Venerable Cofradía de la Vera-Cruz. Huerta imprimió 600 ejemplares, con un costo de 1.181 reales (Bernabeu, 1955, p. 8). En su portada se indica que el autor es, además, hermano (cofrade) de dicha institución.
Las colaboraciones citadas entre Díaz de Martínez y el editor Benito Huerta nos dan que pensar si el primero no tendría parte importante que ver en la decisión del segundo de instalar su imprenta en Requena.
De 1850 es también la edición de Las Siete Últimas Magestuosas Palabras…, opúsculo del que se conserva un original en la biblioteca del Seminario de Cuenca. En él leemos otro dato importante: el autor es Socio Corresponsal del Museo de Historia Natural de Madrid. Llegamos al Díaz de Martínez científico.
Su Calendario de la Flora Valentina indica no solo el interés del autor por la botánica, sino un conocimiento elevado del tema, como demuestra en su Memoria sobre Fomento y Plantación de Arbolado en el Territorio de Requena (1842).
Igual podríamos decir de sus variados escritos de Filosofía. Entre 1852-1853 imparte un curso de Lógica al clero y alumnos de Requena, en el ex convento del Carmen. A mediados del siglo XIX, antes de los Concilios Vaticanos, un sacerdote católico enseña a sus alumnos las ideas de Sócrates, Platón, Tales de Mileto… y hace un resumen de los conocimientos sobre Lógica de los antiguos hebreos, griegos, egipcios… en un curso detallado de 85 páginas de letra pequeña, aprobado por el obispo de la Diócesis de Cuenca.
También se ha conservado su Memora descriptiva de una Ruina Romana (1859), completísimo trabajo arqueológico si tenemos en cuenta que lo hace un hombre no especializado en la materia. Es admirable observar cómo se persona en el lugar, estudia el terreno, realiza un análisis histórico y describe, con gráficos incluidos, hasta el más mínimo detalle observado.
En el interesante trabajo consultado sobre El Museo de Ciencias Naturales de Madrid, se citan las aportaciones de materiales al museo de muy diversas personas de toda España. En él podemos leer (Barreiro, 1944, p. 224):
“Don José Antonio Díaz de Martínez, Presbítero, Doctor en ambos derechos y licenciado en Filosofía y Teología, residente en Requena (Valencia), dueño de un herbario de plantas de la Península, aumentado con otras exóticas, recogido todo por él mismo en sus viajes a través de Francia, Italia y España”.
Y poco más adelante (Barreiro, 1944, p. 228):
“En 1850… También se recibieron los objetos y colecciones que aquí enumeramos. Un lince cazado en los montes situados al S.E. de Requena (Valencia) y remitido por el Presbítero corresponsal D. José Antonio Díaz de Martínez”. A este respecto, el autor dice en nota al pie: “Dice Martínez en el oficio de remisión, que se trata del lince caracal, pero este vive en África, y no ha sido citado en España donde sólo se conoce al lince común o Lynx lynx”.
El asunto del lince denota que nuestro biografiado no es experto en la materia, pero lo anterior corrobora lo dicho sobre la “ilustración” de Díaz de Martínez y la amplitud de su curiosidad científica. Él mismo cita, en escritos que conservamos, su amistad y confianza en los consejos del joven zoólogo requenense Laureano Pérez Arcas (Antigüedades, 1849, p. 39-40):
“Satisfago aquí a la pura amistad y estimación que merezco a nuestro paisano, el benemérito joven D. Laureano Pérez Arcas, Abogado y Naturalista que nos honra en su clase de Catedrático actual y perpetuo por rigurosa oposición en la Historia natural de Madrid… En el mes de Agosto del año anterior 48, tuve el placer de tratarle y hablar sobre lo rico que es este país en la producción de Insectos. Vi la gran colección que hizo en los pocos días de su permanencia en esta, no obstante lo adelantado de la estación; y le animé a que formase un semejante tratadito, deseoso de los beneficios que puede proporcionar a nuestra agricultura y arbolado”.
Su “afición” por la ciencia y, es muy posible que también la pertenencia de Pérez Arcas a la institución, le anima a enviar aportaciones escritas al Museo de Ciencias Naturales de Madrid que, para su sorpresa, le otorga el nombramiento de Miembro Corresponsal (carta de 17 de enero de 1850):
“Tube ayer el honor de recibir la Comunicación de V.S. juntamente con el Diploma de Socio Corresponsal de ese Museo y exemplar del Reglamento del mismo. Confieso con toda la ingenuidad de mi carácter e íntima convicción, no soy merecedor de una distinción tan señalada, y que mis conocimientos (muy mezquinos) jamás llenarán la correspondencia que supone el intítulo de este título, monumento eterno de mi gratitud y obligación a Corporación tan elevada y que me humilla y me confunde”.
De las colaboraciones remitidas por Díaz de Martínez, contamos con copias de 1850 a 1858, facilitadas por el Museo. En ellas, el corresponsal habla de zoología, hidrografía y fósiles, en algunos casos con muestras remitidas a Madrid a través de Pérez Arcas.
De su erudición y respetabilidad científica da fe el eminente médico requenense Joaquín Fernández López, quien en su opúsculo Investigaciones Hidrológicas sobre los Manantiales minero-medicinales de la ciudad de Requena (1851, p. 69 y sig.), le cita de esta guisa:
“Difícil es, o por mejor decir, imposible señalar el origen de Requena, pero si consultamos los monumentos encontrados podremos adelantarnos a considerarla como de una antigüedad incontrastable. Así lo asegura mi amigo el Dr. D. José Antonio Díaz de Martínez, presbítero, en su apreciable Historia de las Antigüedades de esta ciudad…”.
En todos sus escritos hay profusión de notas al pie. Leyendo sus libros, tanto en las notas como en las citas, se descubre su gran cultura y su conocimiento de los escritores antiguos (Sócrates, Platón, Cicerón, Plinio, San Isidoro, Josefo…). Su biblioteca debió ser la envidia de los requenenses cultos.
De su rigor y respetabilidad como investigador nos dan idea sus dos últimos trabajos fechados. En 1859, los cabildos civil y eclesiástico de Utiel le encargan la redacción de una Noticia Histórica de la Sagrada Imagen de Nuestra Señora del Remedio, manuscrito perdido del que, por fortuna, se conserva fotocopia; documento riguroso que denota un extenso proceso de investigación de fuentes escritas y orales, así como un detallado trabajo de campo y profusión de citas bibliográficas; con seguridad, el trabajo más completo que se había hecho hasta aquel momento sobre la Virgen del Remedio y que hoy sigue siendo una referencia de primer nivel. Y en 1860, el obispo de Cuenca, Miguel Payá (uno de los grandes protagonistas del Concilio Vaticano I), alicantino, algo más joven que Díaz de Martínez y a quien este estima en alto grado, le encarga una Memoria sobre la Visita de las Ermitas del término de Requena, que el presbítero realizará visitando en persona cada una de ellas, entrevistando a los vecinos, dibujando esquemas y haciendo descripciones exhaustivas, recogido todo ello en más de doscientas veinte páginas y del que prepara dos manuscritos, uno conservado en el Archivo Diocesano de Cuenca y otro, incompleto, en la colección Bernabeu.
Dos pinceladas más (Bernabeu, 1941, p. 236): “Por si faltaba algo, el “Tostado” requenense era un excelente organista y un cazador incansable”.
Concluyamos. Díaz de Martínez es una referencia de calidad para cuantos investigamos en Requena sobre los más variados temas. Queda mucho que aprender sobre él y de él. Como decía al principio, un “ilustrado”, esponja de los conocimientos e ideas que llegan de Europa en su época, con toda probabilidad por los años que pasa en Valencia, puerto de entrada de noticias y adelantos del continente y por sus enriquecedoras visitas citadas, a Francia e Italia. Creo con sinceridad que el tiempo nos deparará nuevas sorpresas de un personaje que dedicó a Requena no solo su vocación religiosa sino también su pasión investigadora y sus conocimientos científicos y filosóficos.

Marcial García Ballesteros