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EL NACIONALCATOLICISMO EN LA REQUENA DE POSGUERRA

  • Por Mª Carmen Martínez Hernández
  • 24/07/2022
  • Época Contemporánea
  • Posguerra

Confesionalidad del Estado

El peso de la confesionalidad católica dentro del régimen franquista fue una de las características que diferenciaron al franquismo de los regímenes fascistas[1]. En él la religión se consideró como la base de la unidad política. Sin embargo, las relaciones de la Iglesia católica con el régimen de Franco no se mantuvieron siempre en la misma línea. Durante los años cuarenta y cincuenta, la Iglesia se mantuvo en armonía con los poderes públicos, de modo que resultó difícil establecer dónde estaba la separación entre una manifestación religiosa y una concurrencia patriótica, llegando a constituirse en un mezzo gobierno cultural o moral, que generaría una agobiante atmósfera impregnada de religiosidad mediante la autoridad delegada en materia de educación y de vigilancia de costumbres, espectáculos, medios de comunicación, etc. Desde 1936 hubo una primera etapa de legitimación del régimen, se inicia el tutelaje político y moral de la Iglesia al régimen, en el que desarrolló una labor doctrinal y política en apoyo del franquismo hasta principio de los sesenta. Década en la que el sistema político descubrió que cada vez era menos capaz de contar con la Iglesia y a cuyo término parte del clero se había convertido en uno de los portavoces de la oposición[2].

En el nacional catolicismo se identificó la esencia de la nacionalidad española con el catolicismo. Los modelos seguidos para hacer frente al liberalismo se basaron en los ideales de la España de la cruzada y de la España imperial, impregnados de valores jerárquicos y autoritarios. Como fenómeno histórico surgió vinculado a la guerra civil, la Iglesia no provocó la conflagración, pero el producto social y político que salió de ella es impensable sin su implicación. Para algunos historiadores, el nacionalcatolicismo se constituyó en una verdadera ideología del régimen, para otros, no fue sino el ambiente de una época y una situación. Unos opinan que surgió en la contienda, en el momento en que el factor religioso fue incorporado a la ideología política de Franco. Otros manifiestan la opinión de que el nacionalcatolicismo no nació en ese momento, sino que se utilizó para explicar la naturaleza del conflicto fratricida y nacería en la década de los cuarenta, dándose la máxima identificación entre la Iglesia y el régimen, a partir de la subida de Martín Artajo, en 1945, a ministro de Exteriores, hasta 1953 en que se firma el Concordato con la Santa Sede[3].

La cuestión religiosa no aparece en paralelo al estallido de la guerra, fue el comportamiento anticlerical de la zona republicana y el manifiesto apoyo del clero y la Jerarquía eclesiástica a favor de las tropas nacionalistas lo que motivó a introducir la utilización de la cuestión religiosa en las operaciones de propaganda.

En definitiva, el nacionalcatolicismo supuso la identificación y la implicación de la Iglesia española con el régimen franquista y el triunfo de un concepto preliberal y autoritario de la sociedad y el estado Y si con aquél se entronizó la doctrina social de la Iglesia, también la jerarquía colaboraría en la defensa y mantenimiento del franquismo, consiguiendo en 1953, el reconocimiento internacional del Caudillo.

Mientras las precisiones conceptuales dejan abierto el debate historiográfico sobre el nacionalcatolicismo, podemos apreciar cómo es visto, o si se refleja o no, en la política local requenense, especialmente en los primeros años de la dictadura del general Franco.

En el lenguaje de la primera Comisión Gestora municipal de Requena no hay exaltación verbal religiosa, en la segunda ya utiliza más el vocablo Dios y se hace mención especial a la religión[4]. El término Dios formaba parte de las fórmulas diplomáticas de los textos, pero la confesionalidad de los personajes políticos queda expresa en una manifiesta profesión pública, a partir de 1943, unida al servicio de España y el Caudillo. La invocación divina al comienzo de las sesiones de constitución de cada nueva corporación, como la exhortación del gobernador civil a los diputados a cumplir el juramento, fueron fórmulas usuales en todo el franquismo[5]. El oficio de 18 de noviembre de 1943, rubricado por el gobernador civil de Valencia, Rafael Laporta, acababa en

Por Dios, España y su Revolución Nacional Sindicalista[6].

La confesionalidad fue un elemento tan incuestionable que supuso una profesión social y pública de la religión católica, así como la declaración de la inspiración cristiana de las actividades políticas, junto con la defensa de la unidad religiosa y los valores espirituales, en los discursos de las personalidades políticas en clara consonancia con las retóricas expresiones de confesionalidad de Franco

Nuestra unidad católica, la más preciosa joya moral de nuestro pueblo, es, por tanto, una realidad públicamente proclamada, y así tenía que ser, pues el Estado, en un país católico, tiene el deber de mantener y profesar públicamente la religión de sus ciudadanos. (…)

No es un Estado caprichoso el que salió de nuestra Cruzada, sino un Estado católico, eminentemente social, constituido sobre la base de cuanto nos une, en el que todos los españoles son iguales ante la ley y tienen acceso a los puestos del Estado, que por considera al hombre como portador de valores eternos ampara su libertad y lo dignifica[7].

.

Profesión social y pública de la religión católica

En esa sociedad nacionalcatolizada se impusieron también, con especial vigor, los signos y mitos religiosos de mayor carácter hispánico, que van a encontrar un primer y amplio eco en las instituciones públicas, llegando al nivel local que nos interesa destacar. Sin embargo, hay que señalar o al menos plantear como hipótesis, ante los escasos datos disponibles, que la dimensión que alcanzó ese eco, posiblemente, no fue la misma en todos los municipios.

No tenemos suficientes estudios comparativos, no obstante, podemos constatar la profesión social y pública de la religión católica y la declaración de la inspiración cristiana de las actividades políticas del Ayuntamiento de Requena en su etapa de Comisión Gestora y los acuerdos municipales en que se tradujeron.

12 de octubre: Día de la Hispanidad

El simbolismo cronológico se sigue cotejando en diversos lugares. Uno de los hitos de mayor alcance hispánico fue el 12 de octubre. En el ámbito nacional hay que señalar la celebración del XIX centenario de la aparición de la Virgen en Zaragoza, en junio de 1939. Los gastos, como tantos otros, se recaudaron por suscripción popular en cada provincia. Se estableció en cada una de ellas un Comité provincial que invitaba a los municipios a la creación de un Subcomité local para allegar fondos, el cual se debía constituir en las cabezas de partido dependiente del Comité provincial[8].

La Virgen del Pilar, además, era y es la patrona del Cuerpo de la Guardia Civil y en Requena había un puesto. El Cuerpo fue potenciado en aquellos momentos por la activa presencia del maquis en la comarca y animó la difusión social de los símbolos de la Nueva España[9]. Al inicio de los cuarenta, el capitán del puesto invitó a la Comisión Gestora a la misa solemne que se celebraría en la iglesia del Carmen en honor de la Santísima Virgen del Pilar, patrona de la Guardia Civil, invitación que la Corporación acordó agradecer asistiendo al acto[10].

El 12 de octubre era también el día de la Fiesta de la Hispanidad. Para celebrarlo la Banda Municipal dio un concierto en la Plaza de España[11].

Cofradías y asociaciones

En noviembre de 1940, el Ayuntamiento dio a la Asociación Virgen de los Dolores, Patrona de Requena, una subvención de 3.000 pesetas, entregadas al presbítero y director de la Asociación, para contribuir a los gastos de renovación, construcción de su altar, adquisición de unas andas y demás fines asociativos. Subvención que se otorgó una segunda vez, por un importe de 2.000 pesetas, un año después[12]..

En marzo de 1944, el alférez de la Hermandad de la Vera Cruz, valorando los fines religiosos y morales de la Hermandad y su hondo sentir popular a lo largo de los tiempos, solicitó una ayuda

(…) a fin de contribuir al esfuerzo que realiza tanto por la adquisición de una imagen de Jesús en la Cruz, titular de la Hermandad, como para dar solemnidad y realce a las fiestas de Semana Santa[13].

La Comisión acordó por unanimidad concederle un donativo de 1.500 pesetas.

Las misiones populares

En la primavera de 1941 tuvo lugar en Requena una santa misión, predicada por los R.R.P.P. Dominicos del convento local. Una vez finalizada, propusieron a la Comisión Gestora, en recuerdo conmemorativo de la misma, construir una cruz que se colocaría a la entrada de la Avenida, propuesta que fue aprobada[14].

Órdenes religiosas

Los R.R.P.P. Claretianos del Corazón de María fueron subvencionados, en 1942, con 400 pesetas para la construcción de un campo de deportes en su residencia[15].

El convento de los Dominicos, el antiguo palacio de los Plegamans, frente a la Cuesta del Castillo, limitaba con la Avenida del general Varela y había que alinear la construcción y marcar rasantes, ante la urgencia del desarrollo urbanístico era algo prioritario. La Corporación encargó a la Alcaldía para que, en forma amistosa, estableciera el concierto con el Reverendo Padre Superior de la comunidad de Dominicos y la forma y condiciones para llevarla a cabo. Los trámites no estuvieron exentos de dificultades por los deslindes y algún terreno que había sido expropiado durante la República[16].

Fiestas religiosas

Era tradicional en el Consistorio municipal organizar y sufragar la fiesta del Corpus Christi. En la procesión vespertina se invitaba a representaciones sociales y organismos. Todo ello de acuerdo con la autoridad eclesiástica local[17]. 

También las fiestas patronales fueron objeto de apoyo por parte del Ayuntamiento, tanto el solemne y tradicional triduo en honor de la patrona, la Santísima Virgen de los Dolores, que se celebraba en septiembre, durante la Feria y Fiestas[18], como la celebración de las fiestas en honor de San Nicolás[19].

«Como de costumbre», el Consistorio acordaba cada año celebrar el día 6 de diciembre la tradicional festividad de San Nicolás de Bari, patrón de Requena. La efeméride consistía en una procesión a las 10,30 horas, seguida de una misa solemne a las 11, en la que se encargaba de la oración sagrada un padre dominico y actuaba el coro de la Capilla de los Padres Dominicos. La Alcaldía invitaba a las demás autoridades, jerarquías locales y representaciones de las corporaciones y fuerzas vivas de la población. Los gastos originados se sufragaban con cargo a la consignación de Feria y Fiestas[20].

La reconstrucción de iglesias

La construcción y reconstrucción de templos, ermitas y otros edificios religiosos no era de competencia municipal. De ello se había encargado la propia Iglesia. Pero aquellos tiempos no eran normales.

En abril de 1943, el sentir de la población, considerado como unánime por la Corporación, si bien especificaba que «especialmente por el catolicismo requenense», era que se rehabilitase y abriese al culto la iglesia arciprestal de El Salvador. A tal fin, la Alcaldía procedió a la apertura de una suscripción pública, encabezada por el propio Consistorio mediante una aportación de 5.000 pesetas[21]. En mayo, la autoridad eclesiástica local requirió al Ayuntamiento para que hiciese una aportación económica, al objeto de contribuir a la terminación de las obras de reparaciones de la iglesia parroquial de El Salvador. Aquel accedió con 1.000 pesetas, con cargo al capítulo de imprevistos, si bien se acordó

(…) que se recordase al señor arcipreste que ya el Ayuntamiento contribuyó, al iniciarse la suscripción, con 5.000 pesetas y que siendo, en la actualidad, muy limitadas las posibilidades de Tesorería en relación con las múltiples obligaciones municipales, la Corporación lamentaba no poder efectuar un donativo de mayor cuantía en la actualidad como fuera su deseo[22].

Las obras de reparación de la iglesia del Salvador fueron satisfechas con cargo al capítulo de Obras municipales en abril y mayo. En septiembre, se pagaron 3.302,10 pesetas, cantidad que se reintegraría al presupuesto una vez se realizase la suscripción popular organizada a tal efecto[23].

Tres años después, en 1946, la Alcaldía dirigió un escrito a la Dirección General de Bellas Artes suplicando la restauración de los templos de El Salvador y Santa María, así como el cuidado y conservación de los pórticos. Todo ello por cuenta del Estado al tratarse de monumentos nacionales incorporados al patrimonio histórico-artístico de la Nación por decreto de 13 de junio de 1931[24].

Asimismo, se arregló la iglesia de San Sebastián[25]. En la misma medida se contribuyó a los arreglos de los edificios religiosos en las aldeas por parte del Ayuntamiento de Requena, la mayor de las veces, con cargo a los gastos de imprevistos. Como sucedió en 1943, en la aldea de Hortunas, cuyo alcalde pedáneo solicitó una subvención de los gastos ocasionados por la reparación necesaria en la iglesia y colocación de una campana[26].

En 1946 se construyó la escalinata de la ermita de la aldea de El Pontón, que inicialmente generó un problema de altura y verticalidad, dado que el plano que había entre la línea de la carretera y la altura de la ermita quedaba excesivamente vertical, por lo que la escalinata no podría construirse de frente, acordándose pedir informe al gestor ponente de Obras Públicas[27].

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  1. A cerca de los conceptos e investigaciones sobre el nacionalcatolicismo véase Martínez Hernández M.ª C.: Política y Administración Provincial. La Diputación de Córdoba: 1925-1991. Córdoba, 2004, 2 vols. ISBN 84-81-54-071-4, I, pp. 152-156. ↑

  2. Vid. Pérez Díaz, V.: «Iglesia y religión en la España contemporánea», en El retorno a la sociedad civil, Madrid, 1987, p.421. Calvo Serer, R.: «La Iglesia en la vida pública española desde 1936». en Arbor, 91-92 (1953), p. 290. Moreno García, Nuria Alicia: «La Iglesia ante el cambio político. Bases para la Transición», en Tusell. J., Marín, J. Mª., Sepúlveda, I., Sueiro, S., y Mateos, A. (Edits.): Historia de la transición y consolidación democrática en España (1975-1986).Madrid, 1996, Tomo I, p. 142. Urbina, F.: «Formas de vida de la Iglesia en España: 1939-1975». Payne, S.: El régimen de Franco, 1936-1975, …p. 511. Álvarez Bolado, A.: Para ganar la guerra, para ganar la paz. Iglesia y Guerra Civil: 1936-1939. Madrid, 1995, p. 23. ↑

  3. Tusell Gómez, Javier: Franco y los católicos: a política interior española entre 1945-1957. …pp. 13-52.

    ↑
  4. Comisión Gestora Municipal de Requena: Libro de Actas, 1939.

    ↑
  5. Martínez Hernández, M.ª C.: Política y Administración Provincial … , I, pp. 152-156.

    ↑
  6. Comisión Gestora Municipal de Requena: Libro de Actas, 18 noviembre de 1943

    ↑
  7.   Franco, F.: Pensamiento político. Antología.Madrid, 1964, p. 17.

    ↑
  8. Comisión Gestora Municipal de Requena: Libro de Actas, 17 de junio de 1939

    ↑
  9. Galán Tendero, V.: «A vueltas con la modernidad y la postmodernidad (1939-)» en Crónicas Históricas de Requena (22 de noviembre de 2018) https://cronicas-historicas-de-requena.webnode.es/news/a-vueltas-con-la-modernidad-y-la-postmodernidad-1939/ ↑

  10. Comisión Gestora Municipal de Requena: Libro de Actas, 11 de octubre de 1941.

    ↑
  11. Id.

    ↑
  12. Comisión Gestora Municipal de Requena: Libro de Actas, 16 de noviembre de 1940 y 17 de noviembre de 1941.

    ↑
  13. Comisión Gestora Municipal de Requena: Libro de Actas, 15 de marzo de 1944.

    ↑
  14. Comisión Gestora Municipal de Requena: Libro de Actas, 29 de marzo de 1941.

    ↑
  15. Comisión Gestora Municipal de Requena: Libro de Actas, 17 de noviembre de 1941.

    ↑
  16. Comisión Gestora Municipal de Requena: Libro de Actas, 7 de junio de 1944.

    ↑
  17. Comisión Gestora Municipal de Requena: Libro de Actas, 21 de junio de 1943, 16 de mayo de 1945.

    ↑
  18. Parece que “quedando suprimida la tradicional feria por este año en virtud de orden de la superioridad”, Comisión Gestora Municipal de Requena: Libro de Actas, 13 de septiembre de 1941.

    ↑
  19. Comisión Gestora Municipal de Requena: Libro de Actas, 29 de diciembre de 1941.

    ↑
  20. Comisión Gestora Municipal de Requena: Libro de Actas, 5 de diciembre de 1945.

    ↑
  21. Comisión Gestora Municipal de Requena: Libro de Actas, 19 de abril de 1943.

    ↑
  22. Comisión Gestora Municipal de Requena: Libro de Actas, 24 de mayo de 1944.

    ↑
  23. Comisión Gestora Municipal de Requena: Libro de Actas, 13 de septiembre de 1943.

    ↑
  24. Comisión Gestora Municipal de Requena: Libro de Actas, 6 de marzo de 1946 .

    ↑
  25. Comisión Gestora Municipal de Requena: Libro de Actas, 23 de febrero de 1944.

    ↑
  26. Comisión Gestora Municipal de Requena: Libro de Actas, 15 de febrero de 1943.

    ↑
  27. Comisión Gestora Municipal de Requena: Libro de Actas, 4 de julio de 1945.

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