“6 de noviembre. A la hora de comer en Utiel. Veinticuatro millas (unos cuarenta kilómetros).
“Proseguimos cabalgando también por montañas y bosques, sin encontrar ningún lugar habitado. A diez millas de la Pesquera descendemos, a lo largo de poco menos de una milla, a un pequeño valle, por donde discurre un bonito curso de agua, llamado Laguso (el Cabriel). Tal agua, junto con la que vimos pasar hace tres días, llamada el Júcar, desemboca en el mar, cerca de Valencia. Aquel río lo franqueamos por un puente de piedra. A continuación volvemos a encontrarnos entre montañas. No encontramos ningún lugar habitado hasta una milla de Utiel. Esta localidad la contemplamos desde la derecha, al lado de un lugar elevado llamado Caudete y que tiene cerca de ocho casas. Utiel se emplaza en una pequeña planicie, rodeada de viñeros. Su terrazgo está poco cultivado. Se trata de una localidad grande, al modo de Este, rodeada de murallas. Es el más bello rincón que hemos encontrado hasta aquí.
“A la hora de cenar en Siete Aguas. Veinte millas.
“A ocho millas de Utiel encontramos una villa llamada Requena, que es bastante grande. Aquí se registra todo lo que se traslada y se paga el correspondiente impuesto. Es por este lado el último lugar de Castilla. Después se entra en el reino de Valencia.”
Diario del embajador veneciano Segismondo Cavalli por España en 1567. Transcripción de José Aliaga Girbés en Anthologia Annua, Roma, 1968.
Versión castellana de Víctor Manuel Galán Tendero.