Proyectar el ensanche del casco urbano de Requena constituía una necesidad ineludible para el Ayuntamiento de Requena tanto desde la perspectiva política como demográfica. El Estatuto Municipal de 1924 estableció, para algunos municipios, la obligatoriedad de redactar un plan de ensanche o extensión. El tema sobre el ensanche del Arrabal fue abordado en tiempo de la República, pero no se llevó a cabo. La Comisión Gestora municipal acordó, el 27 de abril de 1939, abrir un avenida, desde el sitio ocupado por el antiguo convento de las monjas Agustinas hasta la carretera de Albacete y le encargó la elaboración de un proyecto al arquitecto del Colegio de Valencia Don Cayetano Borso González. En agosto de 1941, el arquitecto remitía un escueto proyecto, de poco más de un folio, de un plan que marcó la configuración urbana de Requena en la segunda mitad del siglo XX.
La población de Requena había aumentado hasta el punto que todas las edificaciones de su casco urbano estaban totalmente ocupada. Las nuevas edificaciones particulares no seguían plan alguno, ni seguían en la mayoría de las ocasiones, las más elementales prescripciones de orden higiénico sanitario Había, pues, que terminar con la anarquía de las edificaciones particulares y proyectar, para un futuro inmediato, un plan racional y científico. Una ciudad de tanta vitalidad, como la que demostraba Requena, el crecimiento urbanístico debía ser ordenado por el buen aspecto, la higiene y el orden que requerían los núcleos habitados modernos.
El objeto del proyecto de Borso fue la ordenación de las líneas maestras a las que deberían ajustarse, en el futuro, las nuevas edificaciones que se construyesen en Requena. El trazado de la alineación preservó las edificaciones de carácter artístico monumental, las más relevantes o de marcado carácter industrial, que resultó conveniente respetar, al objeto formar una población obviando lo más posible los gastos de expropiación o de indemnización por parte del Ayuntamiento, en definitiva, para que el trazado no significara un serio entorpecimiento en el futuro de Requena.
En primer lugar las calles se trazaron ordenándolas en torno a una gran avenida que sirvió de eje de todo el conjunto. La avenida, que se denominó del general Varela (actual avenida de Arrabal), partía de la plaza del general Sanjurjo y dividía, por su parte central, en dos la zona de ensanche. Se diseñó una longitud de 200 metros, terminando en la carretera qué sirve de unión de la de Albacete con el Camino Nacional Madrid Valencia. Dicha avenida era susceptible de ser prolongada 500 metros más en línea recta. La expresada avenida tenía una anchura de 30 m y se componía de dos aceras laterales, dos calzadas y paseos centrales adornados con jardinería y arbolado en cada una de las dos secciones en que la avenida dividía la zona de ensanche. Esta avenida sirvió de acometida a ocho calles paralelas a ella y seis perpendiculares, todas de doce metros de anchura, y formaron simétricamente las correspondientes y rectangulares manzanas para la edificación, que fueron proyectadas con dimensiones adecuadas a los tipos de edificaciones corrientes en una población del tipo agrícola industrial, como era Requena. También se procuró utilizar como calles los caminos de enlace que, en aquella fecha, estaban en servicio para establecer un plan conjunto cuya realización resultase lo más económica posible, dejando como espacios abiertos y núcleos de arbolado y jardinería necesarios en todo moderno núcleo urbano. En concreto la urbanización de Requena se trazó teniendo en cuenta la orientación de la población, pues debido al clima frío de Requena cuanto más se orientase el ensanche hacia el mediodía, mejores serían las condiciones de habitabilidad. En definitiva, desde la perspectiva topográfica señala el adelantamiento de Requena hacia la parte superficial más llana, de menos obstáculos naturales o artificiales, pero también de mayores accesos naturales al ferrocarril y a las demás vías de comunicación, a los centros de la vida industrial y comercial. Para organizar el tráfico de la estación de ferrocarril, se proyectó una avenida jardín (Avenida Lamo de Espinosa), perpendicular a la carretera de Madrid, que terminando en la plaza delante de la estación servía de nexo de unión entre ésta y la Población.
La proyección del ensanche tuvo una extensión superficial de 29 hectáreas, 36 áreas y 25 centiáreas. En él, como elementos fundamentales entraron la realización ineludible de la correspondiente red de alcantarillado, servicio de agua potable y alumbrado eléctrico. Los detalles de las avenidas proyectadas, jardines y arbolado, alcantarillado, aceras, conducciones y demás servicios, fueron objeto de diferentes estudios parciales posteriores.
Siguiendo tales criterios, la zona de ensanche quedó comprendida en un gran cuadrilátero irregular, cuyo lado norte lo formó la línea férrea de Valencia-Cuenca, el lado este una línea que arrancando de la vía férrea discurría por las calles de Las Cruces, Norberto Piñango y García Montés; el lado oeste lo constituyó la carretera que une la de Albacete con la de Madrid-Valencia, y el lado sur lo formó la carretera de Albacete
La ejecución necesitó la aprobación de un presupuesto extraordinario, cuya finalidad era el pago de la expropiación de terrenos en la zona del ensanche para la apertura, alineación y urbanización de la nueva Avenida, que ascendía a 2.667.000 pesetas. En 1944 se dio comienzo a la realización del ensanche. Se efectuó la apertura de la avenida y se procedió a su urbanización en la forma proyectada. A comienzos de 1945 el Ayuntamiento se encontraba en pleno periodo ejecutivo y consideraba que era una obra de enorme envergadura, pero no cejarían en su empeño. En 1946, los gestores municipales eran conscientes que llevar a cabo la avenida del General Varela era una labor que por su envergadura exigía gran trabajo y constancia para darle cima.
Este plan, en palabras de Juan Piqueras Haba, marcó, de manera definitiva, el gran ensanche de Requena hacia el oeste que se desarrollaría, en las tres décadas siguientes, con muy pocas variaciones.
Referencias:
Estatuto Municipal de 1924.
Juan Piqueras Haba. Geografía de Requena-Utiel, Requena, 1990,
Ayuntamiento Nacional de Requena. Memoria del ejercicio de 1944. AMRQ
Ayuntamiento Nacional de Requena. Memoria del ejercicio de 1946. AMRQ
Ayuntamiento Nacional de Requena Expediente sobre el plan Borso. 1941. AMRQ.