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EL YACIMIENTO IBÉRICO DE LA MAZORRA (UTIEL). PARTE 2

  • Por José Manuel Martínez García
  • 04/06/2018
  • Época Antigua

LA INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA.

La primera campaña de intervención arqueológica, desarrollada desde el día 1 al 20 de Octubre de 2001, contó con la plena colaboración del Ayuntamiento de Utiel, quien proporcionó los medios humanos -6 peones- y materiales -herramientas-, necesarios para llevar a cabo la actividad, en una jornada laboral de 8 horas, de 7 a 15, con lo que se aseguraba, dada la pericia de los operarios, como se pudo comprobar, un aprovechamiento total del tiempo disponible.

Se han llevado a cabo, en esta ocasión, una serie de trabajos previos que se consideraban del todo necesarios antes de acometer una verdadera excavación arqueológica:

La limpieza de la muralla y sus elementos defensivos.

En la parte sur del yacimiento se localiza su elemento, hasta el momento más singular: la base y parte del zócalo de una muralla de planta quebrada, con un recorrido de 108 m de longitud y una anchura variable, entre 1,60 m y 2 m, que cierra el yacimiento por este lado, adaptándose a las curvas de nivel del terreno.

Fig. 17. La muralla en 1981.

Las tareas afectaron a la limpieza de esta estructura, que se encontraba cubierta de profusa vegetación consistente en matorrales propios del monte mediterráneo: coscoja, enebro, sabina, etc. Esta situación impedía visualizar gran parte del trazado mural, por lo que era necesario despejarlo totalmente, con el fin de establecer sus características y localizar posibles elementos asociados a ella, como torres, accesos, refuerzos, etc.

La elección de actuar sobre la muralla en esa primera campaña, se justificaba por ser un elemento de especial significación dentro del urbanismo del poblado. El principal objetivo era fijar su correcta delimitación y en su caso observar las características más evidentes, para, en posteriores intervenciones, realizar una actuación arqueológica en profundidad, que permitiera la datación y documentación precisas.

Elaboración de la planimetría del yacimiento y documentación gráfica de la muralla.

Una vez realizada la limpieza de la estructura, el siguiente trabajo fue la correcta documentación de ésta. El primer paso encaminado a este fin fue topografiar el perímetro del yacimiento e incluir a la muralla dentro del mismo.

La planimetría fue llevada a cabo por la empresa Global Mediterránea S.L., utilizando para ello las últimas tecnologías del momento: una estación total-láser y otra con GPS, cuyos resultados han sido totalmente satisfactorios.

A pesar del detalle de la planimetría elaborada, en lo que respecta a la muralla debe considerarse lo grafiado como un paso previo a su excavación, ya que en la actualidad, la mera limpieza de la misma no nos ha permitido elaborar con absoluta precisión sus definitivas características.

Los materiales arqueológicos.

Aunque en esta primera intervención no se desarrollaron excavaciones arqueológicas, los materiales recuperados lo han sido durante las labores de limpieza y desbroce, circunstancia que no invalida totalmente las propuestas cronológicas expresadas, ya que constituyen un punto de partida válido para futuras investigaciones.

Se han inventariado un total de 122 fragmentos cerámicos superficiales que reseñamos a continuación en la siguiente tabla:

Fig. 18. Cerámicas 1ª Edad del Hierro e ibéricas.

De ellos he destacado los siguientes:

Primera Edad del Hierro:

M-1.- Cuenco. Fragmento de cuerpo carenado. Pasta y superficies negras. Decoración incisa, serie de segmentos verticales y horizontales.

M.2.- Cuenco. Fragmento de borde ligeramente exvasado. Pasta y superficies negras. Decoración incisa de segmentos y triángulos rellenos de líneas.

Epoca ibérica:

M-3.- Olla. Fragmento de borde. Pasta negra con desgrasante calizo. Superficies con engobe beige. Diámetro boca: 19,50 cm.

M-4.- Anfora. Fragmento de borde engrosado. Pasta gris, superficies con engobe beige. Diámetro boca: 32 cm.

M-5.- Anfora. Fragmento de borde engrosado. Pasta y superficies grises, con puntos de mica visibles. Diámetro boca: 16 cm.

M-6.- Anfora. Fragmento de borde engrosado. Pasta y superficies anaranjadas. Diámetro boca: 18 cm.

M-7.- Anfora. Fragmento de borde engrosado. Pasta y superficies anaranjadas. Diámetro boca: 12 cm.

M-8.- Caliciforme. Fragmento de borde exvasado. Pasta y superficies anaranjadas. Diámetro boca: 10 cm.

Ëpoca romano republicana:

M-9.- Anfora tipo Dressel 1 A. Fragmento de borde. Pasta beige, engobe amarillento. Diámetro boca:14,50 cm.

M- 10.- Anfora tipo Dressel 1 A. Fragmento de borde. Pasta beige, engobe rosado, mica negra. Diámetro boca: 18 cm.

M-11.- Anfora tipo Dressel 1 A. Fragmento de borde. Pasta y superficies anaranjadas. Diámetro boca: 14,50 cm. 

Fig 19. Cerámica de época romano-republicana

En base al material cerámico recuperado en superficie, podemos provisionalmente establecer los términos ante y post quem de la vida de este asentamiento. Hay indicios de una primera ocupación en el Hierro Antiguo, como lo atestiguan las cerámicas incisas, lo que contribuye a engrosar el número de yacimientos donde se evidencia esta época, ya que únicamente en la comarca se detectaba en los Villares de Caudete de las Fuentes, el Molón de Camporrobles y la Villa de Requena.

Desconocemos por el momento la existencia de materiales correspondientes al Ibérico Antiguo, ya que la mayor parte de los hallados en esta campaña se adscriben al Ibérico Pleno, Final y época romano-republicana, como las ánforas tipo Dressel 1 A, de finales del S. III al I ane, envases importados destinados al transporte de vino itálico, procedente de la Campania y Etruria costera.

Complementando a la cerámica itálica se han recuperado, en la zona de la cisterna, varios fragmentos de enlucido y/o pavimento de opus signinum, por lo que parece razonable proponer una continuidad del habitat en el poblado durante, al menos el S. I ane.

RESULTADOS DE LA INTERVENCIÓN.

La limpieza de la muralla y su entorno más próximo nos ha permitido observar una serie de características de la misma, aunque las descripciones y conclusiones apuntadas más abajo han de considerarse como preliminares hasta que no conozcamos más ampliamente la estructura que nos ocupa.

Fig. 20. Topografía del yacimiento con inclusión de la muralla.

La técnica constructiva se realizó a base de mampostería careada, en ambos frentes, y un relleno de ripios y mampuestos de pequeño tamaño en su parte interna, observándose en las dos (de 0,50 m.) o cinco (de 1,50) hiladas conservadas de su alzado, la utilización de pequeñas piedras y arcilla para el asiento de estos elementos.

Debido a la erosión, el muro apenas aflora una hilada por su cara interna. Por el contrario se observa en la externa una mayor altura, así como un potente derrumbe a lo largo de todo su recorrido que se extiende unos 15 m. ladera abajo.

Fig. 21. Planta de la muralla y sus elementos defensivos.

A causa de su longitud, hemos dividido a la estructura provisionalmente, para su mejor estudio, en tres tramos diferenciados:

-Tramo I. El límite por el oeste no lo hemos localizado en esta campaña, aunque por la topografía del terreno debería extenderse alrededor de 10 m en línea recta hasta llegar a un corte rocoso en el extremo de la plataforma. El elemento más singular de este tramo es la existencia de una torre, que se adosa a la cara externa de la muralla. Su planta es rectangular y asienta sobre una base semicircular todavía por definir, así como la traza de algunos muros que se asocian a ella. Esta estructura se encuentra bastante arrasada, desconociéndose por el momento su altura conservada y características de sus frentes.

Fig. 22. El Tramo I antes de la intervención.

En la zona de contacto entre torre y muralla se aprecia una mayor anchura del muro, en torno a los 1,80 m, a modo de refuerzo, desconociéndose por el momento su total continuidad en todo el recorrido.

Fig. 23. El Tramo I por su cara exterior.

El final del trazado de este tramo viene marcado por un posible ingreso al recinto, cuyo umbral, en recodo, está formado por un vano de 1,50 m de anchura, al que recae, con alineaciones de mampuestos, un camino paralelo al recorrido de la muralla. Este detalle se observa mejor en el tramo que delimita la entrada por el sur, ensanchándose hasta formar un cuerpo independiente de la misma, formando una especie de parapeto de planta triangular que probablemente funcionaría como mecanismo defensivo de la puerta.

Fig. 24. El Tramo I tras su limpieza.

-Tramo II. Comienza desde el ingreso descrito hasta el final de una cisterna adosada a la muralla por su cara interna.

Fig. 25. Detalle de la cisterna en 1981.

Esta estructura era otro de los elementos singulares que parcialmente se observaban antes de la intervención, aunque no se distinguían sus dimensiones, ya que se encontraba parcialmente colmatada de tierra y vegetación.

Fig. 26. Tramo II. Cisterna.

Su planta es rectangular, presentando una longitud de 9 m y una anchura de 6 m. La fábrica, de mampostería careada de gran tamaño, con arcilla y piedras en las juntas para asentar las hiladas, y sus cuatro esquinas redondeadas, para las que se utilizaron mampuestos tallados de esta forma. Aunque se despejó de maleza toda su planta y se excavó superficialmente el contorno para determinar las dimensiones de este contenedor, sería preciso llevar a cabo un vaciado del mismo para establecer plenamente sus características. La anchura de los muros que se han podido medir superan los 1,20 m, existiendo una zona de mayores dimensiones, con lajas y cantos que constituiría probablemente el acceso, situándose en la parte norte, junto a la muralla.

Fig. 27. Tramo II. Planta cisterna.

El desarrollo de la muralla en este tramo central sigue las características generales arriba descritas, sin observarse en el estado actual ningún otro elemento significativo.

-Tramo III. Empieza a partir del final de la cisterna y acaba en el corte rocoso situado al este de la plataforma. La muralla sigue su trazado según las características descritas, aunque en los últimos 20 m se ensancha hasta alcanzar los 2 m de grosor. Esto se produce en su cara interna y parece coincidir con el inicio de una estructura adosada por su cara externa, de planta aparentemente triangular, que podría formar parte de una barbacana o barrera o incluso de una torre defensiva, extremos aún por resolver ya que el fuerte derrumbe en este lado impide ofrecer más precisiones.

Fig. 28. Tramo III. Interior
Fig. 29. Tramo III. Derrumbe al exterior.

Atendiendo a su tipología la consideramos como una fortificación de barrera, ya que se ubica en una cima amesetada con elevados escarpes, construida en la zona menos abrupta, mas accesible, y por lo tanto, con peores defensas naturales.

En fases sucesivas será necesario realizar una limpieza de los derrumbes acumulados a lo largo de la cara externa de la cerca y excavar las estructuras que se han intuido, como torres, cisterna y elementos de fortificación indeterminados. Con ello podríamos poseer una planimetría completa así como la secuencia cronológica y estratigráfica para datar tanto la construcción de la muralla como su destrucción o abandono.

José Manuel Martínez García

Arqueólogo colegiado nº 14.626

BIBLIOGRAFÍA FLETCHER VALLS, D. (1982) “Nuevos Plomos Ibéricos valencianos”. Arse 17. Sagunto, pp, 252-254.

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