
Relaciones históricas.
«Requena durante la dominación romana»
Entrando por la puerta principal de nuestro cementerio público, a la derecha, existe una lápida romana que fue empleada como otras piedras, para levantar el tabique, sin conocer su valor arqueológico.
Mide 0,44 m. de base y 0,30 de altura, y contiene la siguiente inscripción:
AELIO VR
SVLO
MESSENIA
ONESIPHORIS
PATRI
que el docto P. Fita traduce así: A su padre Elio Ursolo, Messenia Onesiforis.
Esta inscripción es muy curiosa, pues según he podido observar en «Inscriptiones Hispanial christianarum suplementum» de Hubner, el nombre ONESIPHORIS es el primero que traen las inscripciones hispano-latinas, además de contener la P celtíbera análoga a la nuestra R. 81).
I I I
A media hora de Requena y en una de las paredes exteriores de la casa de campo de la Fuente Flores, existe incrustada una preciosa lápida romana que mide 0,45 m. de base por 0.83 de altura, y cuya interpretación reza así.
D.M.
CORNELIAE
PLACIDAE
AN. XXXI
COR. TERTEOLA
MT. FILIAE. PI
ISSIMAE
«Diis Manibus. Corneliae Placidae annorum XXXI Cornelia terteola mater filiae pissimae». (A los Dioses manes (2). A su hija piadosísima, Cornelia Plácida, fallecida en edad de 31 años, lo consagró Cornelia Terteola), según la luminosa versión que de ella hace el p. Fita y que tanto se diferencia de otras dadas (3).
El mentado don Antonio Pérez García, dio referencia de esta lápida en 1857 a la Real Academia de la Historia.
(Continuará)
RAFAEL BERNABÉU LÓPEZ
Valencia y Sepbre, 1926
(1) Más o menos parecidos a ONEPHORIS, tenemos «Doryphoris y Onessimus» en unas lápidas halladas en Denia y un «Antisphoris» en otra en Tarragona.
(2) Las iniciales D M (Dioses Manes) o bien D M S («Diis Manibus Sacrum»), equivalían entre los antiguos a lo que llamaríamos almas de los difuntos. se ponía al principio de de las inscripciones.
(3) En la monumental obra de Hübner vemos una tal «Cornelia Plácida» en una inscripción hallada en las proximidades de Begís (Castellón). «Terteola» es corrupción de «Tertiola»
*(Nota: a fecha de hoy, 2017, la lápida del cementario continúa en su lugar, y la de Fuente Flores fue comprada por César Jordá Moltó para donarla al Museo de Requena, y hoy en día está tirada bajo la intemperie en el claustro del museo, sin que a nadie le importe).
