Agradezco el interés que manifiesta Alfonso García Rodríguez en su artículo “Noticias decimonónicas sobre el Hospital de Pobres”, sobre el mío en el que se transcribe la escritura de donación del ex convento de Franciscanos de la Loma de Requena, además de otros detalles que me interesó poner en conocimiento del lector, como especie de preámbulo. Y existiendo convergencia en unos puntos y cierta divergencia en la interpretación o enfoque de otros, abordo tres aspectos que , de momento, a mi criterio, conviene ahora dilucidar; para, más adelante, en otros artículos, entrar en varios detalles que sería importante puntualizar, matizar o completar, siempre según mi versión arreglada a los datos que poseo y a mi personal interpretación.
¿QUIÉN ES EL VERDADERO COMPRADOR DEL EDIFICIO?
Tal vez, nunca lo averigüemos. Pero reflexionando he establecido mi propia teoría, sin descartar en absoluto las hipótesis que apunta Alfonso, con toda lógica y rigor, en su trabajo.
En primer lugar, sobre la confusión que produce la controversia de las diversas fuentes que sobre el asunto existen, cabría acceder, si es posible, a los presupuestos y a las cuentas municipales de los años en que se realiza la subasta, la compra del edificio y la donación del mismo, para comprobar si existen partidas destinadas a tal fin.
De cualquier modo, y aún más en la época, para mí es más fiable la fe de un escribano, caso de la Escritura de Donación, que el Acta del Concejo, donde el Secretario del mismo, aún siendo fiel al reflejar en acta los debates y acuerdos, estos pueden enmascarar maniobras políticas que ocultan, por conveniencia o circunstancias, la realidad del acto que se pretende llevar a cabo.
Yo creo que el acceder a la subasta el Ayuntamiento requenense en lugar de los compradores que aparecen en la Escritura de Donación, siendo el primero un mero intermediario camuflado, se debe al enorme interés de los filántropos en que no se les escapara el inmueble, que estimaban idóneo para atender adecuadamente las necesidades de los pobres enfermos, sacándolos además del centro de la población, más en una época de constantes episodios epidémicos, bélicos y de miseria de buena parte de los habitantes, y que no cayera en manos de cualquier particular con intereses no tan nobles; siendo el Ayuntamiento la llave maestra de acceso preferente a la subasta y adjudicación más segura.
¿Por qué se pudo prestar el Ayuntamiento a tal maniobra? Pues sencillamente porque los indivíduos del Concejo eran, prácticamente los mismos adquirentes reales del inmueble en la subasta; y todos componentes de la burguesía o de una clase acomodada de industriales, comerciantes, propietarios y profesionales liberales del ámbito local que alternaban, copando el poder municipal. Y a quien se va a donar el inmueble más tarde es al Hospital, poniéndolo en manos de la Junta Municipal de Beneficencia, formada principalmente por miembros de la Corporación Municipal y presidida por el Alcalde; aceptando dicha Junta la donación en nombre del Hospital al que gobiernan y representan.

SOBRE EL SUPUESTO CAMBIO ESTATUTARIO Y DE NOMBRE.
El Reglamento del Hospital de Pobres aprobado por Real Decreto de 9 de Abril de 1881, no debe ser otro que el que redactó la Junta Municipal de Beneficencia , y por el que se rigió desde mediados del siglo XIX el establecimiento hospitalario, con la salvedad principal de la lógica adaptación a la nueva realidad, ya que desaparece la Junta Municipal de Beneficencia, entrando a regir el Hospital el Patrono Único, que es el párroco de San Nicolás.
Sobre el supuesto cambio de nombre de la institución, remito al lector a mi anterior trabajo sobre la donación del ex convento de franciscanos. Es decir, con independencia del nombre popular o más o menos oficial con que ha sido nombrada la institución a través de los tiempos: Santo Hospital de Pobres o de Caridad, Hospital de Caridad, Santo Hospital de Pobres, Hospital Cívico Militar de Requena, Hospital de la Loma, Hospital de San Francisco, Hospital y Residencia de Ancianos, Fundación Hospital de Pobres de Requena, la institución siempre ha existido siendo la misma desde su fundación hasta el día de hoy; lo que ha cambiado en las distintas etapas de su dilatada existencia ha sido el órgano de gobierno y el órgano de control.
Basta leer el artículo 1º del Capítulo I del Reglamento del Hospital de Pobres de Requena de 1881, sobre el “Origen y objetos del Establecimiento” para poderlo corroborar; así como el Preámbulo de los Estatutos de la Fundación Hospital de Pobres de Requena, Fundación de la Comunidad Valenciana de 15 de Enero de 2000.
EL HOSPITAL SÍ ATIENDE HOY A LOS POBRES.
La primera tarea y obligación, hoy y siempre, del Hospital, es el cumplimiento de sus fines, y entre ellos el primordial es “la atención, asistencia y ayuda a personas de ambos sexos pobres, enfermas y discapacitadas físicas y psíquicas”, esto según los Estatutos que rigen en el día. De tal modo que en la actualidad, no estando en uso el centro hospitalario y no pudiendo la institución prestar de forma directa la atención en establecimiento propio, tiene previsto en sus Estatutos las formas de actuación para el cumplimiento de fines, como son la concesión de ayudas directas a personas o colectivos considerados beneficiarios; financiación de la atención y asistencia que los mismos puedan precisar; concesión de subvenciones a instituciones o entidades con establecimientos no lucrativos encaminados a la atención, asistencia o ayuda a colectivos objeto de los fines de esta Fundación, y finalmente, atención directa, en establecimiento gestionado por la Fundación, si alguna vez fuera posible.
En tal sentido cada ejercicio se destinan cantidades superiores a los 24.000 Euros para el cumplimiento de fines. Pero la labor benéfica y social del Hospital no queda en eso, pues da vivienda a dos familias en inmuebles de su propiedad; y en el cultivo de las tierras que componen el patrimonio fundacional emplea más de seiscientos jornales anuales, que vienen a paliar las necesidades de subsistencia de bastantes familias necesitadas a las que da trabajo el Hospital, en la medida de sus posibilidades. Además a nadie se escapa que para el mantenimiento de la actividad agrícola y para la restauración y mantenimiento de su patrimonio, principalmente del edificio de San Francisco de la Loma, se emplean importantes recursos, que junto a las cosechas, rentas y aprovechamientos agrícolas y forestales que se generan, vienen a contribuir de forma importante en la economía requenense.
También viene colaborando decididamente en actividades locales de tipo cultural, científico y artístico.
Con lo anteriormente dicho, creo se pone luz a lo que Alfonso García en su artículo de referencia escribe, y que puede ser mal interpretado: “el hospital no atiende actualmente a los pobres de Requena…”.
A parte de estos fines primordiales, la Fundación se propone la conservación, mantenimiento y puesta en funcionamiento de todos los elementos de su patrimonio.
Y algo muy importante: promocionar y dar a conocer la Fundación Hospital de Pobres de Requena a todos; razón por la cual se publican estos artículos y otros que vendrán; abriendo sus archivos a científicos, estudiosos e historiadores rigurosos y veraces, no a pseudo historiadores o tergiversadores interesados y partidistas de la historia, tan en boga.
Sigamos pues este diálogo que hemos entablado en esta página, que sin duda vendrá, como ya los está haciendo, a contribuir de forma positiva y enriquecedora en el conocimiento de nuestra historia de forma apasionada, pero serena y racional; con lo cual Requena será elevada a través del conocimiento de ella, al nivel que todos sus amantes le deseamos, pues le estamos obligados.