El mantenimiento de un ejército siempre se ha demostrado harto costoso, incluso cuando se ha presentado en clave de oportunidad de botines y de vivir sobre el terreno. A mediados del siglo XVII los castellanos se encontraban muy comprometidos fiscal y humanamente en el alineamiento de los tercios provinciales, la alternativa a la fuerza militar mercenaria y profesional de tiempos de los Austrias Mayores que daba muestras de agotamiento. Aquéllos no cumplieron las expectativas depositadas, pero no dejaron de imponer nuevas cargas a vecindarios empobrecidos como el requenense. Si no podían reclutar un número de soldados en condiciones, algo que sucedía muy a menudo, al menos que pagaran el equivalente a su alzamiento, equipamiento y mantenimiento, la contribución de milicias.
El 28 de julio de 1666 los requenenses no tuvieron más alternativa que aceptar, tras no poca porfía, el pago de 211.522 maravedíes por la dicha contribución. En 1667, comenzada una nueva guerra con Francia, se impuso uno nuevo de 309.838 en circunstancias muy delicadas. Tal suma se repartió, siguiendo los usos de su tiempo, entre los vecinos con posibilidad de pagarlo, en el que también se incluyó alguna que otra viuda en calidad de cabeza de familia.
En la zona de la Villa se encontraron 237 contribuyentes, que deberían pagar unos 119.988 maravedíes (el 38´7% del total), a razón de 502 por cada uno.
Los 294 contribuyentes de Arrabal tuvieron que abonar 145.516 maravedíes o el 46´9%, lo que hacía una media de 495.
A los 11 de Las Peñas se les cargó con 4.701 (el 1´5%), a una media de 427.
En Los Molinos se espigaron 6 contribuyentes con 3.762 maravedíes a pagar (el 1´2%), a razón de 627. Los molineros y sus dependientes cargaron con un fardo superior a los de la Villa y el Arrabal.
También en la Vega se señalaron contribuyentes, unos 79 que deberían pagar 35.871 maravedíes (el 11´6%), a razón de 454 de media. Aquí apunta la expansión agrícola tras años de abatimiento.
Los 627 contribuyentes de las milicias de toda Requena no sobrepasaron de las dos terceras partes de todo el vecindario, ciertamente empobrecido tras muchos años de interminables guerras.
Fuentes.
ARCHIVO HISTÓRICO MUNICIPAL DE REQUENA. Libro de actas municipales de 1660 a 1669, nº. 3270.
