La construcción de una serie de infraestructuras en la comarca fue un elemento esencial para poder trasladar las materias primas locales al extranjero. Es cierto que las principales infraestructuras fueron diseñadas para comunicar Utiel con Valencia y el mar. Pero esta acción se hubiera quedado coja sin la fabricación y adecuación de una serie de carreteras y caminos que facilitasen el trasporte de mercaderías desde los distintos puntos de esta amplia meseta hasta las localidades que dispusiesen de ferrocarril anterior a los años 40 (Utiel, San Antonio, Requena y El Rebollar), ya que eran éstas las principales puntos de salida de la producción de vino, harina y madera hacia Valencia y servían de entrada a los abonos, frutas y otros productos.
Durante el siglo XIX prácticamente solo existía una carretera en buenas condiciones, la Carretera de Las Cabrillas (actualmente la Nacional III) acondicionada por el ingeniero D. Lucio del Valle en la década de los 30 y que comunicaba Madrid con Valencia. Durante este siglo las carreteras locales eran muy escasas y deficientes. Las únicas que se encontraban bien acondicionadas eran las que unían Utiel con Mira por Camporrobles y Las Cuevas (1888) y con la Casa Medina (1890), que a la postre sería una de las primeras carreteras asfaltadas que existirían en la Comarca. También existía la carretera de Albacete-Requena por Casas Ibañez (1900), aunque algo tardía, pues estaba proyectada desde 1869 con destino a Utiel.
Sería a principios del siglo XX cuando se conoce un verdadero “boom” por la construcción de carreteras locales gracias en buena parte a un personaje político local de gran importancia, el Presidente de la Diputación de Valencia y Diputado en Cortes Don Fidel García Berlanga, que puso su empeño en dotar a la comarca de una buena red de caminos y carreteras que conectaran a todos los pueblos, aldeas y territorios extracomarcales de nuestra área de influencia con las estaciones de ferrocarril.
Como Diputado en el Congreso logró incluir varias carreteras en el Plan Nacional de Carreteras del Estado, y así se construyeron la carretera de Caudete de las Fuentes a Venta del Moro (1906), Requena-Chera y Requena-Cofrentes, conocida como “La Chirrichana” (1907); la “Carreterrilla del Pontón o La Vega” (1910), que unía Utiel con las aldeas de La Vega y con ramales a San Antonio; o la carretera de Fuenterrobles a Jaraguas y Venta del Moro (1913) que continuaba hasta Los Isidros. Es remarcable el año 1909, cuando se puso en marcha la carretera de Utiel con Sinarcas y las Casillas de Ranera, primer tramo de la carretera Utiel-Salvacañete; la de Villargordo del Cabriel a Camporrobles y un ramal hacia Fuenterrobles. Además de la carretera de Utiel a La Muela donde se encontraba su finca la Casa de Viña y una mejora del camino hacia los caseríos del Cabriel sumergidos hoy por el embalse de Contreras, entre los que estaba uno con su nombre, el Barrio de Don Fidel. Estos dos últimos fueron promovidos sin duda por los intereses privados que tenía el político en estas zonas.
También construiría un ramal de la Carretera Utiel-Camporrobles hacia Caudete por Las Casas y Los Corrales, una ruta directa desde la carretera Utiel-Mira hasta la estación, y una ampliación de la carretera de la Casa Medina hasta el Remedio y Villar de Tejas (1912).
Igualmente consiguió el tramo primero de la carretera de Ayora a Albacete y otros ramales en el Valle de Ayora. Y en 1912 alcanza la mejora de las comunicaciones en amplios territorios de la provincia de Cuenca: Narboneta, Carboneras, Cañete, Salvacañete, Villar del Humo, Landete, Moya, etc. También solicitó la construcción de la carretera de Camporrobles a Carboneras y la de Utiel a Salvacañete.

Tras la muerte de García Berlanga (enero de 1914), la construcción de carreteras locales se redujo. Siendo las nuevas infraestructuras un complemento a las ya existentes, se haría la carretera de Caudete de las Fuentes a la Casa de lo Alto (1915), las de Venta del Moro con Casas de Moya y Tamayo (1920-1926) y en fechas tan tardías como 1945 la de Requena-Venta del Moro. Caso particular es la vía de Caudete a Pino Ramudo (1940), una típica carretera caciquista que se quedó interrumpida a mitad de construcción y que no llegaba a ningún lugar. Además, se construyeron ramales que comunicaron Siete Aguas, Los Sardineros, Estenas, Casas del Río, Hortunas, etc. La última gran carretera que se construyó para la comarca fue la de Utiel-Chelva (1952). Aprovechando la construcción del pantano de Benegeber, entonces denominado del Generalísimo, se realizó una complicada carretera que partía desde la Casa Medina.
Como resultado de todo ello, nuestra tierra consiguió una de las redes de carreteras comarcales más compacto del interior rural. Las carreteras locales fueron esenciales para interrelacionar aún más las distintas comunidades de la comarca de Utiel-Requena. Gracias a ellas, las vinculaciones y dependencia de los pueblos y aldeas aumentaron con nuestras dos grandes ciudades (Utiel y Requena). Dichas carreteras permitieron no solamente trasportar mercancías más fácilmente, sino también a personas e ideas.