Se localiza junto al húmedo barranco del Pocillo, que en su tiempo fue riachuelo. El agua era esencial para los antiguos rituales. A 5,5 kilómetros de Requena y a 3 kilómetros del Rebollar.
En nuestra comarca abundan las iglesias, ermitas y lugares de culto actuales. Algunos de ellos han sido lugar de ritualidad o religión desde hace milenios.
Tenemos lugares religiosos como la Cueva Santa de Mira, donde se han celebrado peregrinaciones y ritos desde hace 4000 años, y aún continúan. Otros (a falta de estudios publicados) quizás han sustituido templos romanos por iglesias (quizás San Nicolás), otros quizás a templos visigodos por mezquitas y quizás éstas por templos cristianos de nuevo (quizás Santa María), en Requena. Son sólo unos posibles ejemplos de continuidad de los ritos ancestrales en nuestra tierra.
La Cueva de la Soterraña ha sido origen de nuestros ritos, de nuestra magia, de nuestra religión.
No se han realizado excavaciones arqueológicas en ella nunca, así que no sabemos más de lo que podemos observar en su superficie, y tampoco es fácil entrar en ella porque lo derrumbado lo dificulta.
Lo que se de ella es lo que he podido comprobar por mí mismo. Hace un montón de años un amigo me convenció para arrastrarme con él por un estrecho orificio que se adentra en la cueva, y tras un imponente tiempo de fuerte claustrofobia, llegamos a una pequeña sala. Al viaje espeleológico llevamos unas ligeras linternas con las que apenas pudimos percibir lo que había dentro, tan sólo pudimos ver restos de huesos, que imaginamos que serían de animales. No recuerdo bien cómo era la sala, pero no creo que hubiera estalactitas y estalagmitas, o por lo menos eso me viene a la mente, pero sí que era habitable. Habíamos oído que la cueva fue utilizada por los maquis y que quizás fue derruida a consecuencia, pero son especulaciones.
La boca de la cueva es el límite al acceso fácil de la Soterraña, y en ella se ve que en algún momento ha habido una degradación o algún tipo de derrumbe, ya haya sido natural o voluntaria. Se observa aquí que las estalactitas y estalagmitas que hubo, han sido arrancadas por la mano del hombre que no puede estarse quieto. Por estos motivos el acceso al interior de la cueva está impracticable.
Aun así, entre el amontonamiento de la boca de entrada a la cueva, se ven a simple vista pedazos de vasijas de La Edad del Bronce III-II milenio a.C. y de la Edad del Hierro o ibera, hasta el S I a.C.
La utilidad de la cueva es difícil de saber sin haber realizado en ella excavaciones arqueológicas, tan sólo podemos especular según la experiencia de lo que se ha estudiado en lugares similares. Sabemos que en otras cuevas cercanas como Los Angelitos (Herrada del Gallego), Cerro Hueco (Campo Arcís) o El Polvorín (campo Arcís), se han recogido vasos caliciformes, fusayolas, anillos, y otros elementos iberos que indicaban que se efectuaba algún tipo de ritual.
Ritos religiosos, de iniciación, bélicos o funerales, o cualesquiera otros pudieron ser el objeto de las peregrinaciones a la Cueva de la Soterraña. Túnicas de lino y lana bajaban en hileras los estrechos escalones labrados de manera tosca en la roca que conduce a la Cueva de la Soterraña.
