El 18 de septiembre de 1909 el Ayuntamiento de Requena acordó la creación de la Escuela de Artes e Industrias, impulsada por la iniciativa del pintor Martínez Checa y de Canuto Sánchez, y otros ilustres requenenses, como Nicolás Agut y Satre, que la concibieron y pusieron en práctica. La Escuela se instaló inicialmente en los locales del antiguo convento del Carmen contando con 235 alumnos. En los años treinta estaba ubicada en el edificio modernista que hay a la entrada de Requena en la actual calle Constitución, al comienzo del camino a la Fuente Bernate.
Para su gestión se fundó un Patronato que atendía las cuotas procedentes de una suscripción pública, una pequeña subvención municipal que se logró años más tarde y otra también irrisoria del Estado, para los gastos de material, calefacción, conserje y otros de sostenimiento. Durante veinticinco años los profesores dieron las clases completamente gratis. Fue una obra benemérita, como puntualiza J.L Hortelano, porque los profesores no sólo no cobraron salario alguno, sino que en ocasiones ponían de su bolsillo dinero para comprar materiales o realizaban múltiples gestiones para obtenerlos gratuitamente.
Aquella generación de ilustres profesores la formaron: Don Canuto Sánchez Solano, figura prestigiosa de la medicina, director del centro y alma del mismo; don Valentín García Tena, ilustre químico requenense y prestigioso profesor de la Estación de Viticultura y Enología; don Vicente Alonso Álvarez, maestro nacional y profesor de segunda enseñanza; don Casimiro Pino Lavara, profesor de idiomas; don Cándido García Martínez, profesor de dibujo lineal; don Saturnino Sánchez Solano, profesor de estudios mercantiles; don Juan Martínez Martínez, profesor de geografía industrial; don Fernando Morencos Maestre, profesor de dibujo artístico topográfico modelador y vaciado y pintura, también alma de la Estación de viticultura y Enología; don Nicolás Agut Sastre, profesor de ciencias físicas, firme impulsor de la cultura y la modernización de Requena; los hermanos don Fructuoso y don Salvador Iranzo Gil, ingenieros industriales; don Vicente Iborra Martínez, maestro nacional.
Se impartieron las clases en horario nocturno al objeto de facilitar la asistencia de los trabajadores. Se daban clases de caligrafía aritmética mercantil, gramática, contabilidad y estudios mercantiles, geografía general industrial, ciencias físicas, química general e industrial. También de dibujo lineal, artístico, topográfico, pintura, modelado y vaciado; estudios prácticos y experiencias sobre crianza del gusano de seda y aplicación a la industria sedera; industrias de ebanistería y cerrajería artística. Y, asimismo, aplicación de la pintura la industria de abaniquería; además de otras actividades complementarias a las enseñanzas propias del centro. Igualmente se impartieron clases de primaria para analfabetos.
Hay que destacar que se dieron prácticas de laboratorio sobre viticultura y enología, general y aplicada. El laboratorio de química de la Escuela fue el germen de otro centro educativo, la Escuela de Enología, que adquirió gran importancia y renombre hasta el punto que se independizó hacia 1921 y pasó a un edificio de nueva planta -la actual Enológica- en 1934.
Entre los requenenses aventajados de la Escuela, el Ayuntamiento recogía, en la memoria de 1944, a unos pocos de los que habían estudiado en la Escuela de Artes e Industrias, citando como ejemplo tanto a los de familia humilde como a otros personajes relevantes. Entre los requenenses de familia humilde destacaron: don Basilio Diana Gil, por entonces subdirector del Banco de Valencia, en Valencia capital, había cursado estudios de contabilidad mercantil; don Cándido Motos Pérez, cajero de la banca Arnús de Barcelona; don Fernando Moragón Cámara, pintor y decorador que ejercía su profesión en Requena, de cuya buena muestra cabía señalar todo el trabajo de pintura y decoración de la nueva casa consistorial de Requena; don Juan Pérez-Duque Cuevas, industrial de Requena, especializado en cerrajería artística, cuyos estudios y trabajos realizó bajo la dirección del ilustre maestro de la Escuela don Casimiro Pino Lavara; don José María Monzó Bartual, que había desarrollado con notable aprovechamiento el modelado y materiales de construcción ejerciendo la profesión en Requena; don Celestino Cano Ramos, por entonces director del Banco de Crédito en Castellón; don Manuel Gómez García, acreditado industrial de Requena cuya aplicación a los estudios de ebanistería general y artística le dieron notable cultura general y especialización en las aplicaciones artísticas de la industria que ejercía; don Alejandro Sanz Cruz Yagüe, excelente maestro de obras, magnífico interpretador de planos, y que logró notables puestos en Valencia en la industria de la construcción. Otros alumnos que pasaron por la escuela en algún momento fueron: don Lucio Gil Fagoaga, catedrático de la Universidad Central de Madrid; don Rafael Bernabéu López, ilustre maestro nacional y Cronista de la ciudad, que también cursó estudios en la Escuela de Artes e industrias; don Antonio Víllora Ripollés, catedrático del Instituto de Enseñanza Media de Alicante .
En la posguerra, el fallecimiento de algunos profesores, la avanzada edad de otros y de los principales elementos del Consejo del Patronato, y la guerra motivaron el abandono y cierre de la escuela. Pero su recuerdo permaneció vivo tanto en el Ayuntamiento como en muchas personas, que no cejaron hasta abrir una nueva Escuela de Artes y Oficios, pero eso ya fue en los años cincuenta.
Referencias
Ayuntamiento Nacional de Requena Memoria del ejercicio de 1944. AMRQ
García Ballesteros, Marcial. “Nicolás Agut y Satre,” en Crónicas Históricas de Requena.
Hortelano Iranzo, J.L. “Apuntes para una Historia de la Educación en la Meseta Requena-Utiel”, Oleana, 16 (2001)
Martínez Roda, Federico. Valencia y las valencias: Su historia contemporánea (1800 1975), Fundación Universitaria San Pablo C.E.U., Valencia, 1998.