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LA ESCUELA DE ORIENTACIÓN PROFESIONAL Y APRENDIZAJE EN MAESTRÍA INDUSTRIAL EN REQUENA

  • Por Mª Carmen Martínez Hernández
  • 13/03/2018
  • Época Contemporánea
  • Educación

La Escuela de Orientación Profesional y Aprendizaje en Maestría Industrial  de Requena (1951-1970).

1. Creación de la Escuela y primeros años

En Requena, a lo largo de la difícil década de los cuarenta, la memoria de la vieja Escuela de Artes e Industrias, más conocida como Escuela de Artes y Oficios, permaneció viva en el alma y cariño de los requenenses. En los antiguos alumnos, ya hombres adultos, que consideraban que no podía perderse el esfuerzo y sacrificio de tantos requenenses en pro del beneficio de su pueblo. Y en el Ayuntamiento, que la “veneraba” por su importancia, eficacia y trascendencia social.

  En 1945 se anhelaba que pronto se materializase de nuevo la Escuela de Artes e Industrias, pese a todo, la Escuela se retrasaría unos años. Y llegó a comienzos de la década de los cincuenta bajo la denominación de  Escuela de Orientación Profesional y Aprendizaje en Maestría Industrial de Requena.

El 8 de marzo de 1951 fueron aprobaron los Estatutos y constituido el Patronato. La Escuela fue construida en Requena por el Ministerio de Educación Nacional en respuesta a la solicitud  de las autoridades municipales. Gozó de la protección del Estado, de la ayuda económica del Ayuntamiento y de la Diputación provincial de Valencia y también del pueblo que haciéndose eco de las necesidades aportó su granito de arena. La Escuela  se inauguró el 1 de octubre del mismo año, estaba instalada en los locales junto al edifico del mercado, en la flamante avenida del General Varela. Allí permaneció hasta que las necesidades implicaron la construcción de un nuevo edificio cuyas obras se iniciaron en 1967.

El objetivo educativo de la Escuela de Aprendizaje Industrial era doble: “crear jóvenes con plena formación espiritual y cultural y a la vez con los conocimientos técnicos necesarios en cualquiera de las cuatro ramas establecidas”. Se formó a los alumnos en el trabajo, en el sacrificio y en el aspecto moral y religioso, al mismo tiempo que en el sentido físico -también poseyeron un equipo de fútbol-.

Cuando un alumno se matriculaba en la Escuela de Orientación y Aprendizaje, primeramente se le orientaba sobre las aficiones  y aptitudes que tenía al objeto de obtener un  mejor rendimiento. Era como un estudiarse a sí mismo y saber lo que quería. En este primer curso de orientación funcionaron también clases de religión, matemáticas, gramática y redacción, física y química, tecnología de los oficios, dibujo, talleres y carpintería, ajuste y forja, electricidad y la formación del Frente de Juventudes. Tras este primer curso de orientación, común a todos los alumnos, se abría un proceso de especialización en una de las cuatro secciones o ramas que en 1952 eran: ajuste y forja, carpintería, electricidad y química. Y dos años después se transformaron en: cerrajería y forja, carpintería y ebanistería, electricidad y laboratorio

En la enseñanza para la mujer funcionaron: clases de religión, corte y confección tanto de prendas masculinas como femeninas y se esperaba, en un futuro inmediato, completarlas con bordados y trabajos manuales.

Independiente de la enseñanza oficial, funcionaron, desde el primer día,  las clases de dibujo artístico y geométrico. La dirección  esperaba poder acoger a toda persona que quisiera mejorar su cultura, ofreciéndole la enseñanza de la materia que le interesase, y establecer, de forma inmediata, clases de cultura general, contabilidad e idiomas. Hubo otras especialidades, y otras clases de subvención municipal, en las que se enseñaba cálculo y contabilidad, dibujo y pintura, y cultura general, todo ello para ambos sexos. La Escuela recibió una gran demanda por parte de  alumnado. En 1952, se examinaron 595 alumnos, por falta de amplitud en clases y talleres, debido al excesivo número de matrícula, fue necesario dividir las clases prácticas en grupos, lo mismo para los alumnos que para las alumnas.

En la escuela se destinó un buen porcentaje de su presupuesto para becas y excursiones en beneficio de los alumnos  Viajes de estudio y recreo que, en la década siguiente, se realizarían, con relativa periodicidad, a centros provinciales y nacionales como astilleros, fábricas, talleres industrias, museos, ferias y exposiciones.

2. La escuela de Aprendizaje Industrial en los años sesenta.

En 1967 se habían iniciado las obras de construcción del edificio que albergaría la Escuela de Aprendizaje Industrial de Requena. Se ubicó en la explanada al final de la Avenida del General Varela, entre el Monumento Nacional a la Vendimia y el Instituto Nacional de Enseñanza Media, hoy denominada plaza de Don Juan Grandía. La nueva Escuela estuvo dotada de un espléndido edificio y de un material pedagógico moderno y abundante,  en el que entraban los medios audiovisuales, en vigor en la época, como diapositivas, enoscopio, cine, filminas, magnetófonos, etc.

Por aquellas fechas, la colaboración entre las enseñanza primaria y media permitía que, en la Escuela de Aprendizaje, se impartiesen enseñanzas correspondientes al período de iniciación profesional, a partir de los 12 años, en régimen nocturno. Con ello se abría un período de aprendizaje que permitía, posteriormente, proseguir los tres cursos reglamentarios, bien en los estudios diurnos o en los nocturnos. Todo ello se consideró muy útil para despertar aficiones y vocaciones profesionales hacia aquello que más le atrajese al alumno y que, con toda probabilidad, había de marcar definitivamente su futuro. Esa fue la tarea de la Escuela desde su creación, en 1952, formar a chicos que habían terminado la enseñanza primaria y durante tres años convertirlos en oficiales industriales, mediante una formación completa que incidía en las materias tecnológicas, matemáticas, dibujo, y sobre todo prácticas de talleres, sin olvidar otras disciplinas que contribuyesen a incrementar el conocimiento a un nivel más que suficiente para que el nuevo oficial salido de la escuela no solamente fuera un buen profesional, sino también un hombre culto capaz de insertarse en la sociedad.

Al concluir los tres años de estudios, se obtenía el grado de Oficial Industrial. El joven alumnos ya estaba en condiciones de incorporarse, con la categoría profesional de su título, a la industria, o de volver a su tarea agrícola con una preparación superior,  o si tenía capacidad, continuar estudiando hasta obtener el título de Maestría Industrial, el de Perito Industrial o el de Ingeniero Industrial.

Las principales materias que se enseñaron fueron: talleres de mecánica y electricidad, tecnología de ambas ramas, matemáticas, dinámica y electricidad y tecnología de ambas secciones, matemáticas, dibujo, física y química, literatura, geografía e historia aplicadas a la economía y la producción, trabajos manuales, religión y educación cívico-social y deportiva. Y, todo ello como instrucción básica complementaria y en especial en lo relativo a la formación profesional y aprendizaje de las técnicas modernas en el campo de la producción y el consumo.  

En el año 1969 el número de alumnos matriculados para las clases diurnas fue  de 47, mientras que la matrícula nocturna era mucho más numerosa, aquel año hubo 291 alumnos.

En un término municipal como Requena de tan considerable extensión y con tantos núcleos de población dispersos, el transporte escolar se convirtió en un elemento promocional importante. Durante los años cincuenta fue motivo de alabanza el hecho de que, fundamentalmente chicos, que durante el día se dedicaban a la agricultura, o trabajaban de albañiles o estaban en un taller, cuando llegaba, precisamente, la hora del descanso,  iniciaban  otra tarea formativa que les resultaba tan imprescindible como la que le  garantizaba un salario, fue la formación profesional. Algunos  tuvieron  que recorrer en un solo día hasta 6 o 7 km en el trayecto de ida a la escuela  y otros tantos en el de vuelta a su casa. En los años sesenta, la afluencia a la enseñanza nocturna de alumnos procedentes de localidades de la comarca no hubiera sido posible de no mediar la organización de un sistema de transporte escolar que, recorriendo poblaciones de considerable alejamiento, convergía en Requena ciudad. Los gastos de transporte escolar fueron considerables, pero se cubrieron mediante becas de transporte facilitadas a la mayoría de los alumnos nocturnos por la Comisaría de Protección Escolar.

Se establecieron siete rutas en el transporte escolar. Primera ruta: Utiel, Torre de Utiel, Cuevas, Corrales y Casas de Utiel. Segunda ruta: Los Isidros, Casas de Eufemia, Casas de Pradas, Campo Arcís, Los Duques y Venta del Moro. Tercera ruta: Jaraguas, Utiel, San Juan y San Antonio. Cuarta ruta: Camporrobles y Fuenterrobles. Quinta ruta: Portera y Pedrones. Sexta ruta: Marcos, Monjas y Ruíces. Séptima ruta: Rebollar.

La Escuela de Maestría Industrial de Requena fue una de las cuatro existentes en la provincia de Valencia, junto con las de El Puerto de Sagunto, Játiva,  Valencia capital, hasta los años setenta.

Referencias

Hortelano Iranzo, J.L. “Apuntes para una Historia de la Educación en la Meseta Requena-Utiel”, Oleana, 16 (2001)

Martínez Roda, Federico. Valencia y las valencias: Su historia contemporánea (1800 1975), Fundación Universitaria San Pablo C.E.U., Valencia, 1998.

AMRQ ANR Memoria del ejercicio de 1944.

F.L. “Requena cultural”, El Trullo julio de 1954

“La Escuela de Orientación y Aprendizaje de Requena”, El Trullo, febrero de 1952

“Escuela de Aprendizaje Industrial”, El Trullo, julio de 1969

“Escuela de Orientación Profesional y Aprendizaje de Requena”, Alberca, año II, nº 6, p. 7

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