“Desde la época acotada en el aparte precedente, hasta el principio de este siglo, marchó la Vera-Cruz en un aumento continuado: todas las clases de este pueblo tomaron parte en su progreso y esplendor: todas figuraron en su gobierno y hermandad.
“La nobleza, el clero y el estado general rivalizaron en su piadosa competencia y contribuyeron a la erección de las Imágenes que se fueron mejorando y haciendo (…).
“Toda ella (la nobleza) entró en esta santa asociación: las casas y familias más distinguidas que se han conocido hasta nosotros se incorporaron en su seno.
“Abrid el libro viejo de la sangre, en que obran las actas originales de la misma habidas en los siglos XVII y XVIII, y veréis consignados en ellas los nombres de sus individuos más ilustres.
(…)
“Conservose esta clase cerca de dos siglos en hermoso concierto con el estado general: vióseles a entrambos desempeñar edificantes los empleos y oficios en el gobierno de la sangre por nombramiento de la misma con la armonía y devoción más ejemplar.
“Llegó, empero, un tiempo en que en aquél se levantaron los humos erguidos de la posición y el nacimiento: en éste los celos de la emulación y de la envidia: en los dos el extrañamiento de la caridad, humillación y penitencia propias de este Instituto y vínculos fuertes de la piedad y de la unión.
“Comprendió la Vera-Cruz la necesidad de sofocar la división funesta, que refluía en su perjuicio. Lo puso por obra en la Junta del 22 de marzo de 1750, acordando el medio que se apreció conciliador y más perentorio para aquietar a ambos estados.
“Fue el de la alternativa en los oficios, a saber, un año la nobleza, el clero otro y otro el estado general, haciendo ese círculo alternativo cada un trienio.
“Sin embargo este recurso prudencial no correspondió a la rectitud de su intención: las pasiones desconocieron su equidad: la disidencia y los disgustos no se calmaron cual debían: viose a la nobleza en la junta del 7 de febrero del 1751 renunciar los empleos para que fue nombrada, y separarse perpetuamente del derecho que disfrutó más de dos siglos, desde cuya época no figuró más en la sangre.”
José Antonio DÍAZ DE MARTÍNEZ, Historia de la venerable cofradía de la Vera-Cruz o Sangre de Cristo Señor Nuestro, fundada en el templo del Carmen de la ciudad de Requena. Con sus Constituciones nuevamente reformadas y aprobadas por la autoridad del ordinario de esta diócesis, Requena, Imprenta de Benito Huerta, 1850 (edición facsímil de París-Valencia, 1992), pp. 49-53.
Selección de Víctor Manuel Galán Tendero.
