1. 1948. Arrabal presenta la Fiesta de la Vendimia.
Los días 18 y 19 de septiembre de 1948 se celebró en Requena una Fiesta de la Vendimia. Siguiendo el díptico publicitario, estaba presentada por “Arrabal” y el programa de festejos anunciaba, para el sábado 18, bailes, concurso de uvas, baile de racimo con sorpresas, y para el domingo 19, un fantástico baile y la proclamación de Reina de la Vendimia 1948 y sus damas de honor. El “Grupo Arrabal” había surgido, en la Requena de mediada la década de los cuarenta, dinamizando la vida lúdico cultural de la ciudad. Hoy se considera que este grupo, estos “ilustres vecinos” en palabras de Antonio Yeves, “constituyeron la raíz y fundamento de nuestra Fiesta de la Vendimia en el año 1948”. Popularmente se les conoce como “los siete magníficos” y fueron: Pablo Cano García, Manuel García Gómez, Alfonso Gil Iranzo, Antonio Molina Plaza, Pascual Ortiz Sánchez, Francisco Sánchez Roda y Antonio Villanueva García[1].

Merece recogerse las palabras dichas, por dos de ellos, cincuenta años después, sobre aquel proyecto inicial. Pablo Cano, recordaba en 1996, que: “Fue en una reunión en el café de Cecilio Armero, el que había en la plaza de España, allí estábamos los siete y decidimos que había que hacer algo para aliviar Requena. Se pasaba mal, hacía poco que había finalizado la guerra y se hacía necesario el hermanarnos y vivir en armonía. La idea nos rondaba ya una temporada, le pusimos mucha ilusión y creo sinceramente que lo conseguimos”. Y Alfonso Gil, otro de los fundadores añadía: “la carencia económica de aquellos años, no hizo que nuestro entusiasmo se viera mermado, es más, tuvimos que aunar nuestro esfuerzo personal, para el objetivo principal. Requena -continua- era vitivinícola por excelencia y ¿que mejor que hacer una fiesta dedicada al vino y a la vendimia? Los objetivos sin duda se han cumplido y de nuestros planteamientos iniciales aún se conserva lo esencial todo lo que hace característica a esta fiesta”[2]. Aquella idea surgida de un grupo, para hermanar al pueblo[3], enraizó rápida y profundamente en el ánimo de los requenenses[4].
2. 1949. Aparición de El Trullo: festejos y exaltación de la riqueza del suelo
El 1 de mayo de 1949 se editaba una publicación de cuatro hojas, en papel periódico, denominado El Trullo, “Portavoz de la Fiesta de la Vendimia”, si bien modificó la subtitulación en varias ocasiones, lo cierto es que los cambios no han mermado, como puntualiza Marcial García Ballesteros, ese estatus inicial de “Portavoz” de la Fiesta de la Vendimia.
Una emergente Fiesta popular.
En la editorial del primer número de El Trullo, la Comisión Organizadora de la Fiesta de la Vendimia, anunciaba a los requenenses la celebración de unos festejos que responderían a una espectacular y grandiosa exaltación de lo que constituía la potente riqueza del suelo de Requena[5], y los exhortaba a ponerse manos a la obra en una empresa, que diese días de expansión espiritual a Requena, a la vez que ofrecía un rotundo mentís a quienes ponían en duda que la ciudad sabía y podía superarse cuando quisiera. La Comisión, que miraba a Requena “desde la cumbre, como se mira la majestuosa armonía de un bello paisaje”, llamaba a los requenenses a colaborar en una empresa que culminaría “apoteósicamente en los brillantes festejos” que tendrían lugar en la segunda quincena de septiembre. Del escrito se desprende que, en algún momento alguien había cuestionado o menospreciado los valores requenense, si bien todavía no sabemos a qué se refiere, lo cierto es que la Comisión ratificaba que “Requena ha sido, es y será un tesoro escondido en la tierra levantina”, no sólo nadie podía arrebatarle el prestigio legado por los siglos, sino que Requena se alzaría para proclamar, una vez más, “su fuerza poderosa”. Uno de los hechos que ratificaban el criterio y que pondría “un sello de tradición popular en el futuro” sería la celebración “por primera vez en Requena de unos extraordinarios festejos”, bajo el patrocinio del Ayuntamiento[6].
Se pretendía ir más allá de ese tipo de fiestas, profundamente populares enraizadas en las celebraciones patronales, se ambicionaba homenajear a la llegada de la Vendimia que, para los requenenses, representaba “la vida que el Cielo nos envía envuelta en racimos”[7]. Esa era la razón que impulsaba a solemnizar, “de un modo brillante y apoteósico la anual recolección de nuestro más preciado fruto con unas fiestas que traspasen los umbrales de la más atrevida imaginación”[8].
Las comisiones representativas de la ciudad
La Fiesta nacía -puntualizaba El Trullo- con un marcado matiz popular, dado que la Comisión Central Organizadora de la Fiesta de la Vendimia, se había establecido a iniciativa popular, contando con la colaboración de todas las clases sociales de la ciudad, corporaciones, entidades agrícolas, artísticas y deportivas, así como con todos aquellos ciudadanos que habían visto con simpatía la empresa. También se habían constituido una Junta Central y las comisiones de los distritos Peñas, Villa y Arrabal, en una reunión que tuvo lugar en la Casa Consistorial el 24 de abril de 1949
Ahora bien, el éxito de la primera Fiesta de la Vendimia no podía abandonarse en exclusiva a unas entusiastas comisiones, sino que tenían que ser, precisamente, los vecinos de Requena, con sus pequeñas aportaciones económicas y el cálido apoyo a la Fiesta, los encargados de estimular a seguir la marcha emprendida. Había que demostrar que Requena no solo no era un pueblo frío de espíritu, sino que sabía dar toda su alma cuando se trata de poner a prueba su apasionado patriotismo[9]. Hasta entonces, la acogida para celebrar por primera vez en la ciudad la Fiesta de la Vendimia, había sido buena por parte de las primeras Autoridades, el pueblo y las aldeas de Requena, recibiendo toda clase de facilidades, aliento y entusiasmo. Así lo expresaba el Presidente de la Junta Central, Juan Collado, el cual finalizaba su saludo ratificando que “Ahora sabemos que no estamos solos y que podemos sin miedo seguir adelante”[10]. Pero había que seguir avanzando y para ello las diversas Comisiones saludaban a sus barrios, a sus vecinos y les solicitaban su apoyo “tanto espiritual como económico”[11], en definitiva su más “entusiasta colaboración”[12], para que, todos unidos, fuesen un firme puntal en la organización de la Fiesta, para sostener y elevar “a nuestro pueblo a la cabeza de la región valenciana”[13].
Celebrada la Fiesta de 1951 se daba por consolidada su celebración. El éxito era el de todo un pueblo, pues si importante era la labor directiva y organizativa de las Comisiones, no lo era menos “esa legión de artistas, literatos, pintores, técnicos y especializados que movilizan y despliegan su capacidad de trabajo durante un año, bella hermandad de camaradería donde alterna el pobre con el rico, o el intelectual con el artesano, estriba exactamente la razón y la fuerza de la Fiesta de la Vendimia”[14]. Pese a todo, no podía faltar el reconocimiento al esfuerzo de liderazgo desempeñado por los presidentes de la Comisión central. De ahí que, cerrada la cuarta edición y camino de formar la quinta celebración de la Fiesta, se recogiese en apretada síntesis la aportación de tres figuras señeras de la Fiesta: Francisco Sánchez Roda, Juan Collado Vicente y Francisco Martínez Bermell[15].

Las aldeas de Requena
La Fiesta de la Vendimia simbolizaba la importante producción vinícola de la comarca, y la verdadera potencia vitivinícola de Requena radicaba en las aldeas, de ahí que la Comisión Central de la Fiesta de la Vendimia, una vez finalizada la de 1949, considerase necesario ampliar actos y dar cabida en la Comisión a elementos representativos de las aldea de Requena[16]. En marzo de 1950 se había incorporado El Pontón[17],al año siguiente se incorporaba la Comisión de Campo Arcís[18].
1950. La Fiesta continúa. ¡Arriba Requena!
Finalizada la Fiesta de 1949, la Comisión Central tenía claro la necesidad de ampliar los festejos realizados el año anterior[19]. Él éxito alcanzado fue posible gracias a la colaboración de las mujeres requenenses, del artista Vicente Mengual, autor del monumento alegórico, de las comisiones con sus Presidentes a la cabeza, que tuvieron que soportar la ingrata tarea de recaudar las cuotas con su “cohorte de dudas, dimes y diretes”. Colaboración de personas y autoridades que permitió ir salvando cuantos escollos se fueron presentando[20].
Conocer y promover Requena
Bajo la firma de Galípanos, que rubrica una supuesta entrevista a un visitante, “López”, que no sabía nada de Requena, se recogía el deseo de que a través de la Fiesta se conociese a Requena y a sus gentes: “Requenenses: he sido muy feliz estos tres días, he vivido junto a vosotros unas fiestas maravillosas, una auténtica creación de vuestro arte mitad valenciano mitad indígena. He encontrado en vuestra ciudad señorío, elegancia, ampulosidad y belleza que no esperaba. La acogida que a mí y a otros como yo, igualmente forasteros, habéis dispensado es patente muestra de vuestra hidalguía. Tener por seguro que donde me encuentre y en cuantas ocasiones puesto a sudar me salga el paso, haré saber a quienes los desconozcan que es vuestra tierra y quiénes sois vosotros”[21]
La Fiesta debía continuar y superarse año tras año[22]. No obstante la considerable ayuda, la financiación no resultaba sencilla. La recaudación de cuotas ofrecía resistencia y los gastos eran criticados por algunos. De ahí que en agosto de 1950 se sacase un artículo en el que se hacía un repaso de las inversiones hechas en los festejos[23]. En esta breve exposición de las dificultades puede constatarse que la Fiesta tenía sus dificultades, pero parecía innegable el interés y el esfuerzo de unos pocos en sacarla adelante. La Fiesta de la Vendimia podía dar carácter a un pueblo, las críticas, posiblemente estuvieran motivadas por cuestiones personales, pero la Fiesta satisfacía a la mayoría de la población requenense[24].
La organización interna de la Fiesta en Comisiones y distritos de barrio presentaba a la Fiesta como un mero calco de la estructura fallera de Valencia. No obstante la Fiesta de la Vendimia no era una simple trasposición de las fallas al suelo requenense. No faltaba, como destacaba Vicente Berzal, la plasticidad y el movimiento valenciano, pero tampoco se podía olvidar la raigambre castellana, la sobriedad, el añejo sabor, el grave señorío y la curiosa mezcla de altivez y ruda franqueza que caracterizaban la idiosincrasia requenense. En el ensamblaje de ambos aspectos la Fiesta de la Vendimia adquiría un carácter genuino y peculiar[25]. L. Garcés Martínez, expresaba que la era “la fiesta que un pueblo rinde a la que es su mayor riqueza, es la fiesta propia sin influencia de ninguna índole, es en fin, la fiesta del pueblo”, pero no podía quedarse solo en una riqueza material, el articulista anhelaba que los forasteros viesen como era “espiritualmente” la ciudad y que en los requeneses renaciese el orgullo patrio de la heroica historia de Requena[26]. Garcés finalizaba su artículo con una exhortación “Arriba Requena”, la misma con la que, un año antes, Vicente Berzal supo expresar el objetivo que latía en el fondo de las propuestas lúdicas, en la exhortación que lanzó a los requenenses a una consigna: Todo para el engrandecimiento y prosperidad de nuestro bienamado pueblo ¡Arriba Requena![27].
Función social de la Fiesta
Vísperas de la celebración de la Fiesta de 1950, ya se consideraba que había calado en la conciencia colectiva de todo un pueblo, porque en palabras de Vicente Berzal, la Fiesta de la Vendimia conllevaba la confianza en los propios valores, una insospechada vitalidad y la laboriosidad de unos hombres de buena voluntad. En un expresivo texto, Berzal califica la Fiesta como un verdadero milagro social, que partiendo de la exaltación de los bienes de producción -bienes materiales- había servido para derribar diferencias y aunar los bienes espirituales, estando todavía fresca la memoria de la guerra civil[28].
Finalizando 1950 el Trullo insertaba un interesante artículo, firmado por V.C.[29], en el que se valoraba la función social de la Fiesta de la Vendimia, dado que si bien era cierto que en la transformación ambiental de Requena, en el último trienio, no lo era menos que se estaba dando, en palabras del articulista “una honda resurrección de tan humanas dimensiones”, pues se estaba dando una nueva sociabilidad, desconocida en la austera y un tanto fría Requena, que se debía sin lugar a duda a la dinámica suscitada por la Fiesta de la Vendimia. No simplemente a sus tres días de fiesta, sino al desarrollo de un calendario a lo largo del año en el que se daban bailes, funciones de teatro, tal vez “frívolas en apariencia”, pero con una innegable “trascendencia de aglutinar a todo el pueblo en estrecho abrazo”.
Tres años después del comienzo de la revista, el articulista V.C., describía al grupo que había gestado la Fiesta de la Vendimia, como un grupo de inquietos requenenses “que llevaban en su corazón y en su cerebro las inquietudes de todas las minorías revolucionarias” dispuestos a embarcar al pueblo en la gran aventura de la renovación de la convivencia. Tal vez ellos creyeron que organizaban una simple, aunque amplísima, diversión, “pero lo cierto es que dieron comienzo a un nueva etapa en el destino de Requena “más fructífero, más humano y más bello”. Ese grupo se convertiría en savia y vida de la Fiesta, el resto del pueblo los mira con simpatía y secunda con entusiasmo de quienes ven y desean verse envueltos en un “calor vital que alienta a esta nueva convivencia con las gentes de su mismo pueblo, hasta ahora desconocido, por lo menos para la presente generación”. Y remataba su escrito con una idea omnipresente en todas las páginas de El Trullo, que en la Fiesta de la Vendimia caben todos los barrios y sectores sociales de la ciudad[30]. Más de seis décadas después se sigue reconociendo esa importante función social de la Fiesta[31].

El fomento de la viticultura y enología.
En El Trullo Extraordinario de 10 de Septiembre de 1950 se insertaba un breve, pero interesante artículo del insigne don Pascual Carrión, director de la Estación Enológica de Requena-, en el que hablaba de la Fiesta como un medio para mejorar la riqueza vitivinícola, como acicate para progresar en la explotación del viñedo y mejora de los vinos. En Francia ya hacía tiempo que con motivo de las fiestas se celebraban concurso de tractores y maquinaria para el cultivo del viñedo y producción vinícola. Momento en el que las cooperativas de reunían para tratar problemas técnicos y comerciales, para impartir conferencias sobre viticultura y enología. Aspectos que Carrión proponía cuidar desde la Fiesta de la Vendimia para que “a la par que las diversiones, se siembren ideas y se consiga un progreso real en la industria vitivinícola”[32]. El Trullo en su número de Diciembre de 1950 introduce una sección, denominada “Temas laborales”, en la que se fueron insertando artículos relativos al vino[33]. Escritos a los que, en Junio de 1951, se sumaban los de la columna de “Temas vitícolas” firmados por Joaquín Pérez-Salas, Perito Agrícola del Estado en la Estación Enológica[34].
La cuestión de la numeración cronológica
La numeración de la Fiesta no aparece hasta enero de 1950 que se habla de la “I Gran Fiesta de la Vendimia”, refiriéndose a la celebrada en 1949[35]. Fue finalizando 1950 cuando se renumera la Fiesta. En un editorial de El Trullo, dirigido a la opinión pública requenense, se expone que Requena había sido una de las primeras poblaciones españolas en tomar la iniciativa de celebrar la Vendimia en España, un país “de profunda raigambre vinícola”. La otra ciudad había sido Jerez de la Frontera. Ambas poblaciones, resalta el articulista, realizaron en 1948 las primeras Fiesta de la Vendimia. En Requena, como todos podían recordar, “se organizó en el expresado año una fiesta más o menos rudimentaria que se llamó de la Vendimia”[36]. Cuando en 1949, gracias al impulso de unos cuantos requenenses, se le da un carácter popular a la citada organización, se celebra en su día “una verdadera Fiesta que por error de asignación cronológica se le denominó primera, siendo así que debió llamarse II Fiesta de la Vendimia”[37]. Cuando tuvo lugar la ya tradicional Fiesta en 1950 , a nadie se le ocurrió “pensar que debió nombrarse III Fiesta de la Vendimia”, razón por la cual las Comisiones formadas para organizar la Fiesta de 1951, acordaron según consta en acta, titular a la Fiesta que se celebrará durante el año 1951 “IV Gran Fiesta de la Vendimia”[38].
El salto cronológico se esperaba fuese bien acogido con beneplácito por todo el pueblo requenense, no solo se decía que estaba fundamentado en bases firmes y sólidas, sino que con ello se concedía a Requena el preciado galardón que merecía. Pero no todos opinaban igual. En el mismo ejemplar del Trullo, de noviembre de 1950, otro artículo, firmado por Belvedere, cuestionaba que a lo celebrado en 1948, si bien se le denominó acertadamente Fiesta de la Vendimia, pudiera considerarse realmente como la I Fiesta de la Vendimia[39]. En el mismo número, el Presidente de la Comisión Central para 1951 era Francisco Martínez Bermell, en una entrevista, firmada por Pabus, respondía a la polémica numeración de la Fiesta y aducía que había programas que atestiguaban la celebración de la Fiesta de la Vendimia en Requena en 1948, en la que hubo concurso de uvas, bailes de racimo, elección de reina y damas, etc. sobraban motivos para considerarla como la primera, razón por la cual durante su “actuación, queda bien sentado que vamos a celebrar la IV Gran Fiesta de la Vendimia”[40]. Mercedes Soriano, que había sido Reina de la Fiesta de la Vendimia en 1948, se alegró del “acuerdo de enumerar la I entre las ya celebradas Fiesta de la Vendimia”, fue como “la primera piedra de la Fiesta de la Vendimia en Requena”[41]. Lo cierto es que en el díptico publicitario de 1948 no se hacía referencia alguna a si era la primera, simplemente aparecía: “Arrabal presenta la Fiesta de la Vendimia”.

1951. Dimensión artística y proyección exterior
En la primavera de 1951 la edición de El Trullo hacía una expresa llamada a dinamizar la dimensión artística en la Fiesta. A través de diversos artículos podemos ver una clara llamada a saber captar la belleza de las cosas. El columnista M.S.D. señalaba la importancia de saber apreciar la belleza en las cosas sencillas y naturales, no era necesario tener grandes conocimientos bastaba con un poco de voluntad y sentimiento y eso no faltaba en Requena[42]. Angelina, exhortaba a los muchachos y muchachas que sentían “la fiebre creadora en vuestras venas”[43] y a los nuevos valores que estaban surgiendo -el Cronista de la Ciudad, a Pérez Salamero, Busquets, Sánchez, López..- a elevar el nivel artístico de Requena.
La Fiesta de 1951 se pretendía que fuese “un alarde de presentación, cultura y buen gusto”. Al objeto de vestir a la ciudad de gala, se establecieron premios a calles y balcones engalanados, así como a carrozas y carros en la cabalgata. Los días de la Fiesta permanecería abierta un “Exposición de pintura y fotografía” otorgándose la medalla de Requena al ganador. En la misma línea se llamaba al poeta y escritor requenense a cantar a la vendimia de Requena en el Certamen Literario, que ya venía celebrándose. En definitiva, la Fiesta de la Vendimia brindaba al ciudadano la oportunidad de descollar artísticamente o de cultivar su arte, y le invitaba a no rechazar la oportunidad que “nuestra fiesta pueda ser una demostración de arte”[44].
Entre festejo y festejo, la Comisión no perdía de vista el objetivo, tal como expresaba en una editorial de el Trullo, de que su cometido de honor era “el nombre de Requena en primer lugar”[45]. Se mantenía contacto con la organización fallera de Valencia y en 1951 fueron invitados por la Comisión de la Falla del Mercado. Con estas visita se consideraba que la Fiesta de Requena pasaba de los ámbitos locales a los provinciales, y si bien era motivo para que en la capital del Reino se admirase siempre la belleza de la mujer requenense realzada por un traje que tan gentilmente lucían, lo cierto es que con el viaje a Valencia, la Fiesta se adaptaba al ritmo de la publicidad para promocionar el nombre de Requena y de la Fiesta de la Vendimia, por la prensa, radio y en “reuniones con ilustres personalidades nacionales y extranjeras”. Si el desfile junto a la Fallera Mayor de Valencia fue un despliegue de belleza y colorido, no fue menos exitoso la asistencia a la presentación de la Fallera Mayor, que aquel año contaba con la asistencia del almirante Ozini, Jefe de la Base Naval de Cartagena, que no dejó de reconocer la belleza de las Reinas de la Fiesta de Requena, las cuales también recibieron el reconocimiento tanto del Cónsul como del Embajador de los Estados Unidos, en la cena homenaje que se le había tributado en Valencia[46].
El 23 de septiembre de 1951 la Fiesta de la Vendimia otorgaría una artística placa al Excmo. Sr. D. Emilio Lamo de Espinosa y Enríquez de Navarra, por entonces Subsecretario de Agricultura, en la que se le nombraba Presidente de Honor de la IV Fiesta de la Vendimia, en prueba del cariño y simpatía[47]. En ese mismo mes se anunciaba la aspiración de Requena a erigir un monumento a la V Fiesta Vendimia, que sería, posiblemente, del primero de Europa y quizá del mundo[48].

Fuente gráfica (escaneado) a cargo de María Luisa García Cano.
Yeves Descalzo, Antonio. “Homenaje a los fundadores de la fiesta de la Vendimia”, El Trullo,agosto de 2001
“La fiesta de la Vendimia y sus fundadores”. El Trullo, diciembre 1996. 2 p
Sobre los nombres y filiación política de los componentes de la Fiesta véase el interesante trabajo de F. Martínez Roda, quien señala que “desde el primer momento, y de un modo consciente se creó con el objetivo de que en ella participaran todos los requenenses y superar, por vía de la Fiesta, los odios generados por la guerra civil. De hecho hasta la VI Fiesta de la Vendimia, se alternaron en la presidencia falangistas y antiguos republicanos ”Francisco Martínez Roda. “Noticia de una emisora peculiar: …”, pp. 106-107.
“La fiesta de la Vendimia y sus fundadores”. El Trullo, diciembre 1996. 2 p.
Este primer Trullo anunciaba los festejos de lo que sería la Fiesta de la Vendimia. “Durante tres días con sus noches habría grandes espectáculos, magníficas cabalgatas, desfiles nocturnos y miles de metros de tracas, música en todos los distritos de la ciudad, fantásticas hogueras en la Villa, las Peñas y el Arrabal, gigantes y cabezudos y se hace mención por primera vez al artístico y alegórico Monumento, que se quemaría el último día de festejos en medio de un derroche de fuegos artificiales”. “Lo que será la Fiesta de la Vendimia”, El Trullo, 1 de mayo de 1949, p. 2 .
“¡Requenenses!”, El Trullo, Portavoz de la Fiesta de la Vendimia, 1 de mayo de 1949, p. 1.
“Lo que será la Fiesta de la Vendimia”, El Trullo, 1 de mayo de 1949, p. 2 .
“Lo que será la Fiesta de la Vendimia”, El Trullo, 1 de mayo de 1949, p. 2 .
“¡Vecinos de Requena!”, El Trullo, 1 de mayo de 1949, p.1.
Juan Collado, “Saludo”, El Trullo, 1 de mayo de 1949, p.1. Parece que el articulo fue escrito por Antonio Molina, según se expone en el artículo “Mi brindis final” en El Trullo de 1 de enero de 1950, p.6.
Comisión de las Peñas, “Saludo a las Peñas”, El Trullo, 1 de mayo de 1949, p.3.
Comisión, La. “Distrito Villa”, El Trullo, 1 de mayo de 1949, p.3.
Comisión de las Peñas, “Saludo a las Peñas”, El Trullo, 1 de mayo de 1949, p.3.
A.M.P. “Requena, castillo de un reino”, El Trullo, Diciembre 1951, p.9.
“Tres hombres de la Fiesta”, El Trullo, Diciembre 1951, p.12.
“Para todas las aldeas”, El Trullo , 1 de enero de 1950, p. 4.
“La aldea de El Pontón incorporada a la Fiesta de la Vendimia”, El Trullo, 26 marzo 1950, p. 3.
“Reportaje gráfico en Campo Arcís”, El Trullo, 24 Junio 1951, p. 1
“Para todas las aldeas”, El Trullo, 1 de enero de 1950, p. 4.
“Mi brindis final a la Fiesta”, El Trullo, 1 de enero de 1950, p. 6.
Galípanos.,”“López” en Requena”. El Trullo Hoja divulgadora de ls Fiesta de la Vendimia, 1 de enero de 1950, p.4.
Juan Musoles Fandos, “Requena y la Vid”, El Trullo, 6 agosto 1950.
“Apostillas a la Gran Fiesta de la Vendimia”. El Trullo, 6 agosto 1950
K-MILO, “una visión de conjunto”, El Trullo, 5 Noviembre 1950, p.2
Vicente Berzal, “Nuestra Fiesta”, El Trullo, 10 Septiembre 1950, p. 2.
L Garcés Martínez, “Requena y su Fiesta de la Vendimia”, El Trullo, 2 Septiembre 1951.
Vicente Berzal, “Nuestra Fiesta”, El Trullo, 10 Septiembre 1950, p. 2.
“Afirmación de fe en los propios valores sustanciales, expresión vigorosa de una vitalidad desbordante e insospechada, exponente magnífico de tesón y laboriosidad de unos hombres de buena voluntad, que han prendido el entusiasmo por nuestras legítimas glorias”. Vicente Berzal, “Nuestra Fiesta”, El Trullo, 10 Septiembre 1950, p. 2
V.C. “Función social de la Fiesta de la Vendimia”, El Trullo, 31 Diciembre 1950.
V.C. “Función social de la Fiesta de la Vendimia”, El Trullo, 31 Diciembre 1950
Julián Sánchez Sánchez, “La trascendencia social de nuestra Fiesta de la Vendimia”, El Trullo, Agosto, 2013, 3 p
Pascual Carrión, “La Fiesta de la Vendimia como medio de mejorar la riqueza vitivinícola”, El Trullo, 10 Septiembre 1950, p. 9.
Bajo las sigla G.T. se habla de la importancia del alcohol en el comercio de vino, G. “Alcohol y alcohol en potencia, tuvo su importancia en las transacciones comerciales de mostos-vinos”, El Trullo 31 Diciembre 1950, p. 4. G. “Conservación del vino. Rellenos”, El Trullo 29 abril 1951, p. 2. G. “Graduación y Fuerza Real alcohólica en los alcoholes de alto grado”, El Trullo,24 Junio 1951, p. 2. La inserción de noticias vitivinícolas en la prensa local parece que esa algo usual en Requena. Al respecto véanse los artículos de Marcial García Ballesteros, “Noticias vitivinícolas en la antigua prensa requenense (1). El Trullo, Diciembre, 2006, 2 p.
Joaquín Pérez Salas y Lamo de Espinosa, “Importancia del viñedo en el distrito de Requena”, El Trullo,24 Junio 1951, pp. 3-4. Joaquín Pérez Salas y Lamo de Espinosa, “Requena, centro geográfico del viñedo español,” El Trullo,16 Septiembre 1951, p. 7-8. Joaquín Pérez Salas y Lamo de Espinosa, “Alternativas de Secano en la zona de Requena-Utiel”, El Trullo, Diciembre de 1951, pp. 8-9.
“Recuerdos de 1949”, El Trullo, 1 de Enero de 1950, p. 1.
“A la opinión pública requenense”, El Trullo, 5 Noviembre 1950, p. 1
“A la opinión pública requenense”, El Trullo, 5 Noviembre 1950, p. 1
“A la opinión pública requenense”, El Trullo, 5 Noviembre 1950, p. 1
Belvedere, “Dos y una…son cuatro”, El Trullo, 5 Noviembre 1950, p. 2.
Pabus, “Oiga…Oiga al habla con D. Francisco Martínez Bermell, Presidente de la Comisión Central de la Fiesta de la Vendimia”, El Trullo, 5 Noviembre 1950, p 3.
Pabus, “Oiga… Oiga… Al habla con Merceditas Soriano, Reina de la Fiesta de la Vendimia”, El Trullo, 31 Diciembre 1950, p. 5
M.S.D. “El arte de ver”, El Trullo, 29 abril 1951, p. 2.
Angelina, “¡Adelante muchachos!”, El Trullo, 29 abril 1951, p. 3. Sorprende encontrar la distinción genérica en esta época.
“Ecos…de la Comisión”, El Trullo, 29 abril 1951, p. 4.
La Comisión, “Saludamos…”, El Trullo, Extraordinario, 16 Septiembre de 1951, p. 1
Aurora Sáez, Carmen Climent y Finz Gizmán. “La vendimia y Requena”, El Trullo 29 Abril 1951, p. 1.
El Trullo, Extraordinaria, 16 Septiembre 1951, p. 6 y 14.
“Requena levantará el primer monumento a la vendimia en Europa”, El Trullo, Extraordinario, 16 Septiembre 1951, p. 15.