Del 13 de febrero al 21 de noviembre de 1810 la junta de Teruel se acogió a Utiel, libre de la ocupación napoleónica por el momento y tan agobiada como otras tierras hermanas por las cargas económicas y humanas de la guerra de la Independencia.
Los turolenses, con figuras como Isidoro de Antillón, se sumaron al movimiento patriótico español. El 18 de septiembre de 1808 Palafox agradeció a su junta que le informaran de las proclamas del gobierno francés. Su tarea fue esencial para mantener los vitales correos entre Zaragoza y Madrid.
En noviembre de aquel mismo año le preocupó la defensa de Moya, y consideró la movilización de quinientos a mil soldados. Los habitantes de los lugares obedientes a la junta turolense temieron la llegada de los napoleónicos, con fama de degolladores. Las tropas de refuerzo del ejército de Aragón no habían detenido la pleamar enemiga, y en diciembre se requería un mando militar supremo.
A 13 de marzo de 1809 la situación distó de mejorar, pues la junta de Valencia había desplazado tropas a Morella y no podía auxiliar a las de Teruel y Albarracín. Zaragoza había sucumbido el pasado 20 de febrero, y hasta el 9 de julio de 1813 sería una plaza controlada por los napoleónicos.
Los ataques franceses a Zaragoza, Tudela, Calatayud y Daroca saturaron Teruel de heridos en la primavera de 1809, como se dolieron los cirujanos Pedro Herrero y Esteban Ramiro, del turolense colegio de San Cosme y San Damián. Con sus haciendas vendidas, el real hospital solo contaba con treinta y siete fanegas de centeno y no disponía de practicante.
A la caída de Zaragoza, la junta suprema erigió a la de Teruel en superior de Aragón y parte de Castilla (de Guadalajara y señorío de Moya). En Samper de Calanda estableció en sustitución de la audiencia de Zaragoza una junta de vigilancia y defensa. En las veredas se apostaron hombres cada media legua para dar aviso de los movimientos enemigos. Cada cuatro u ocho pueblos formaron cuarteles.
Semejante esfuerzo no fue coronado por el éxito, pues la derrota de Belchite le obligó a trasladarse el 22 de junio de 1809 a Moya. La creación de la junta de Sigüenza por el corregidor de Molina le resultó enojosa en octubre de 1809. Atacada por los franceses y con una autoridad cada vez más cuarteada, la junta de Teruel alcanzó Teruel el 13 de febrero de 1810, donde llevó una existencia precaria en medio de los movimientos de las tropas españolas. Más tarde, el 21 de noviembre de aquel año, reanudó su marcha la junta, abandonando un Utiel que de este modo también ayudó a la causa de la independencia española.
Fuentes.
ARCHIVO HISTÓRICO NACIONAL.
Junta Central Suprema Gubernativa del Reino, Estado 61 N., 80 N. y 83 H.