Conseguir calefacción en el invierno siempre ha sido difícil, por motivos muy distintos. Los pastores tenían que aguzar el ingenio y extremar sus habilidades en los duros inviernos requenenses de la Pequeña Edad de Hielo, cuando las dehesas se arrendaban desde la Virgen de Agosto al siguiente 15 del mismo mes.
En 1762, el vecino Juan de Manzanares, de familia destacada en Requena, hizo la postura por la tabla del carnero. Se le señaló que debía observar y poner oportunamente los mojones en la dehesa carnicera, pero se le ofrecieron entonces una serie de ventajas.
Sus pastores podían decimar o talar a modo las carrascas, dejando horca y pendón, para poder sembrar cereal para su alimentación. Además, la leña era muy necesaria en los fríos inviernos en la dehesa, con lluvias y nieves de consideración.
Se dejó claro que el monte bajo no se aprovechaba en igual medida, por lo que la leña de aquéllas era vital para la subsistencia.
Fuentes.
ARCHIVO HISTÓRICO MUNICIPAL DE REQUENA.
Libro de propios y arbitrios de 1760 a 1772, nº 2431.
