Desde la casa podemos ver casi toda la aldea, en cuanto el momento le otorga la ocasión Pedro se gusta al recordar: «Fui el primero en venir y levantar esta aldea con mi familia»; junto a padres, sus dos hermanos y la niña (así nombra a su hermana). Ellos fueron los primeros pobladores. Cenando una de las primeras noches, me contó cómo vinieron a parar a esta tierra. «Dejamos una vida de hortelanos, para empezar otra de serranos. Mi infancia son los recuerdos de una tierra generosa, blanda y llana, donde a ese trozo de la huerta del Levante le llaman Patraix; el resto de mi vida, por los riscos de cerros, montañas, serranías…».
Pedro gusta repetirse como si maestro de escuela se hiciese por unos segundos hablando cara a los mozalbetes: «Me parieron con la sabiduría dels llauradors, junto al mar; para trabajarla con la fuerza de los labradores de Castilla». Esa frase, ¡le gusta tanto repetirla!, ya cada día la espero, y reconozco: a mí no me molesta escucharla.
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