LA RECONQUISTA
*(Según «Historia crítica y documentada de la ciudad de Requena, de Rafael Bernabéu)
“Nuevos empeños”
La cruzada de don Rodrigo Ximenez de Rada contra nuestra plaza debió ser provechosa en algún aspecto. Gentes de la tierra de Cuenca, con sus señores al frente, repitieron sus incursiones devastadoras en épocas de recolección principalmente.
Mediando el mes de junio de 1223 tuvo lugar una furiosa entrada de los de Cuenca, Alarcón, Moya, Huete y otros lugares con la ardorosa defensa las huestes de Zeit Abu Zeit. Campos y poblados sufrieron un tremendo despojo, regresando los castellanos, ricos de tan venturosa cabalgada.
Al año siguiente se repitió la expedición con el ambicioso propósito de culminar las atalayas de Valencia. Impotente el rey moro para contener el empuje de los cristianos, se adelantó y acordó comprar de no ser vencido por la mayor de ser vasallo de San Fernando. Y desde Requena, donde tenía instalado su cuartel general, marcho Zeit Abu Zeit a Moya y Cuenca para postrarse ante el rey de Castilla, según consignan los cronistas conquenses y, más detalladamente, el Manuscrito Grande de don Fermín Caballero.
La determinación del rey moro valenciano llenó de disgusto a los aragoneses, quienes mantenían con firmeza sus derechos sobre estas tierras, pero, según Muñoz Soliva, la prudencia de San Fernando evitó que los castellanos midiesen sus armas con los aragoneses, y ya que no le pareció justo defraudar a Aragón en su conquista, no quiso dejar a los moros las fronteras de la raya de Valencia, y emprendió la conquista de Requena.
Aprovechando el desconcierto de los muslines de haber sido destronado Zeit Abu Zeit, y recelando de los progresos que por Villena hacían las huestes de don Jaime el Conqueridor, los castellanos recorrieron los campos de Requena, Ayora y Enguera, poniendo en peligro una vez más las relaciones entre ambos estados.
Hacia el año 1235 se coloca una famosa batalla que ganaron los cristianos en La Vega y que dio nombre a los poblados de Roma y Turquía, reliquias de la toponimia hispana. Así mismo, por estos caminos de leyenda, se ha referido que cierto capitán llamado Don Francisco Fernández Albarruiz o Albarrecir, acosado por los musulmanes se refugió en el olmo milenario de San Antonio, desgajado en estos últimos tiempos, e invocando la protección del Santo se salvó de una muerte cierta. Lleno de agradecimiento mandó que en dicho lugar se alzase una ermita dedicada a San Antonio que, según un pintoresco articulista, fue bendecida el 13 de junio del año mil y pico.
La situación de los moros comarcanos era agobiadora. Por un lado las tropas de Jaime I llegaban a Buñol, por otro las de Fernando III acosaban sin descanso la campiña requenense.

Autor: Rafael Bernabéu López, cronista de Requena.
Fuente: «Historia Crítica y Documentada de la Ciudad de Requena». de Rafael Bernabéu López.