Este verano ha sido dramático. Sus temperaturas han sido muchos días más altas de lo habitual y los incendios han quemado una parte importante de nuestro patrimonio forestal. En Venta del Moro las pérdidas han sido considerables.
Se da la circunstancia que todos estos males han golpeado la castigada España Vaciada, la que parecía que podía enderezarse un poco por las circunstancias de la pandemia, cuando muchos habitantes de las ciudades quizá comenzaran a tele-trabajar desde sus flamantes residencias rurales.
Atraer a la gente a vivir aquí no es sencillo, pero no imposible. Quizá sería de mucha ayuda fortalecer los vínculos afectivos de muchos urbanitas con estas tierras. En las ciudades el ecologismo ha ganado desde hace unos cuantos años muchos convencidos, partidarios del uso de la bicicleta y de ganar terreno para los espacios verdes. El cuidado por la naturaleza, por conservar y aumentar los árboles de nuestros bosques, es algo valorado.
A todas estas personas y a otras con inquietudes similares se orientaría la campaña de apadrinar un árbol. Cualquier persona puede sufragar los costes de plantar un árbol, el suyo y el de todos, en un área necesitada de repoblación forestal. El ayuntamiento correspondiente le entregaría un carnet en el que constara su aportación, que le serviría para obtener descuentos en bares y restaurantes del lugar en cuestión, especialmente en los periodos vacacionales.
La iniciativa se podría publicitar y promover a través de los medios de comunicación, y ayudaría a ganar un turismo responsable y de calidad, atento con el medio ambiente y respetuoso con el entorno, que no entiende una estancia en un lugar como un desahogo irresponsable e insolidario. Visitar el lugar de tu árbol quizá anime a venir a vivir aquí o al menos a no considerar esta parte del mundo el lado oscuro de una fría luna. Los bosques, los árboles, serán nuestra tabla de salvación ante los golpes del cambio climático.
