LA VILLA DE REQUENA, UNA CIUDAD ROMANA (3ª PARTE)
7/ Comparando La Villa con otras urbs u oppidum
Hemos encontrado tanto ejemplos de urbs similares a La Villa de Requena, como ejemplos dispares.
En las fotografías aéreas anteriores, mostramos ciudades romanas hispanas para contrastarlas con la planta de La Villa. Tenemos una muestra muy estudiada arqueológicamente y analizada, que es el Tolmo de Minateda (Hellín). Es, al igual que La Villa, una elevación rocosa plana, en medio de una llanura. Su superficie es similar, incluso un poco inferior, La Villa ronda las 6 hectáreas y Tolmo las 5,5. Sus morfologías coinciden, tienen ambas la forma de huella de zapato. También coinciden en su cronología más antigua, fueron habitadas desde la Edad del Bronce, Edad del Hierro o Ibérica, romana y visigoda, aunque se diferencian en que La Villa siguió habitada hasta la actualidad pasando por ser un referente de ciudad medieval, y los habitantes de Tolmo pasaron al entorno de Hellín. El Tolmo se ha podido estudiar bien arqueológicamente porque no existen construcciones modernas encima, y se ha averiguado que en su superficie se conservan restos de estructuras de una ciudad visigoda, cuyo ejemplo más relevante es una basílica. Se percibe perfectamente que esta ciudad visigoda fue construida a partir de los restos de la anterior urbs romana que allí hubo, porque se han encontrado lápidas latinas escritas y se han reutilizado elementos romanos como columnas, piedras de sillería, etc. Además sabemos que las Fuentes Históricas ubican en esa zona dos posibles urbs hispano-romanas, Ilinum y Asso; los expertos le han adjudicado el nombre de Ilinum al lugar, pero yo me inclino más por la posibilidad de Asso.
De esta manera, adjudicando a Tolmo de Minateda la factible posibilidad de que fuera una urbs u oppidum hispano romana reflejada en las Fuentes Históricas, a manera de silogismo, siendo La Villa similar a Tolmo, debería poder serlo también.

Forma muy parecida tuvo la planta de Leónica, en Forcall (Castellón), en Edetania, situada en una elevación similar a las anteriores, pero de una superficie un poco mayor, de unas 8 hectáreas. En otra elevación llana se situaba Basti, en Cerro Cepero (Baza), ciudad “caput” (cabeza) de la región de Bastitania, con cerca de 6 hectáreas de superficie, pero con forma redondeada.
Algo mayores, aunque de morfología similar es la celtíbera Arcóbriga, en Monreal de Ariza (Zaragoza), con una superficie que ronda las 11 hectáreas, también sobre una elevación en llano sobre el terreno. Del mismo estilo es la afamada Thermida, en Montejo de Tiermes (Soria), de unas 10,5 hectáreas.
Ciudades mayores hispano-romanas fueron otras como la mundialmente famosa ciudad vaccea, Numancia, en Garray (Soria), cuya extensión bajo el yugo de Roma alcanzó las 20 hectáreas. Se situó también en una elevación del terreno, pero se sustenta sobre pendientes inclinadas.
Y atendiendo ya a la tipología de las grandes ciudades hispano-romanas, podríamos escoger para comparar a la gran urbs de Cástulo, Linares (Jaén), de unas 46 hectáreas de superficie, desarrollada a partir de un cerro central, y habitada después hacia sus laderas.
8/ Teatros, circos y anfiteatros
Sobre los teatros romanos en Hispania encontramos esta información sobre la época en que fueron construidos y por quién. “Los principales esfuerzos constructivos se realizan en aquellos momentos de aparente prosperidad y en aquellas provincias a salvo de conflictos bélicos y donde prosperan determinadas élites sociales que se convierten en impulsoras, junto a los altos cargos del Imperio, de grandes programas edilicios. Así, en el caso de las diferentes provincias de la Hispania romana se detecta una importante actividad constructiva de teatros durante la época de Augusto, entre el 27 a.C. y el 14 d.C. (Emérita Augusta, Metellinium, Tarraco Nova, Corduva, Itálica, Malaca, Carthago Nova, Carteia..), que se extenderá hasta época Flavia (69-96 d.C.), como sucede en el caso de Regina Turdolorum. Más adelante tan sólo se pueden registrar ampliaciones y reparaciones de las estructuras preexistentes, que concluirán con la ruina, el abandono o el cambio de uso con el declive del Imperio”. * (“Teatros romanos de Hispania. Estado actual de conservación”, de Guillermo Guimaraens Igual y Virginia Navalón Martínez)
Hasta 51 urbs hispano-romanas conocemos que hayan tenido alguno o varios de estos monumentos de la cultura romana en la Península Ibérica, esenciales para toda ciudad que quisiera ser considerada como importante. De los planos anteriores sabemos de dos que los tuvieron, Arcóbriga, de la que se conoce la existencia de un teatro, y Cástulo, de la que los expertos dicen que esconde un teatro y un anfiteatro.
Dispusieron de estos monumentos grandes urbes como Tarraco, Emérita Augusta, Corduva, Caesar Augusta, Gades, Carthago Nova, etc., pero también otras medianas como Segóbriga, Metellinium o Sisapo, que simplemente fueron ciudades muy ricas, sobre todo por la explotación de importantes zonas mineras.
Así se explica que unas ciudades mayores no tuvieran edificios monumentales de piedra, y en cambio otras menores dispusieran del conjunto completo, Cuando la ciudad no tenía pecunio suficiente, hubo grandes fortunas personales que se dieron el gusto de financiar las obras. Aunque, por otra parte, sabemos que existieron otras formas de construir estos edificios, mucho más barato, en madera y a menor escala, por lo que al ser un material degradable no han quedado restos de ellos. Es decir, que puede que casi todas las urbs, aún siendo de menor tamaño, pudieron disfrutar de espectáculos de este tipo.
El conocer quién, cómo y cuándo se construyeron estos edificios simbólicos romanos, nos debería ayudar a comprender que a pesar de que existieron multitud de ciudades en la Hispania romana, tuvieron tipologías diversas, aunque también similares. Que las hubo grandes y pequeñas, en altura o en llano, alargadas o redondeadas, con grandes edificios de piedra públicos o con apenas alguno relevante, de nueva planta o generados a partir de antiguas poblaciones milenarias ibéricas, algunas que trasladaron su ubicación conservando el mismo topónimo, otras que desaparecieron.
Autor: Javier Jordá Sánchez
*(Continúa parte 4ª)