LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA.
Introducción. La guerra que no se perdió.
Las guerras de la Revolución francesa y napoleónicas acuñaron uno de los tipos más destructivos de combatir, el de la movilización nacional que luchaba por una idea interiorizada por las masas armadas, la de la patria en peligro.
Los nuevos ejércitos franceses consiguieron abatir a los quintados de las monarquías como la española, que evidenciaron sus limitaciones de calidad. Confiado en su superioridad militar, Napoleón trató de hacerse con el dominio de una España en crisis.
Mientras muchas autoridades observaron una actitud circunstancia y sumisa hacia los napoleónicos, la agitación popular impulsó en lugares como Requena la resistencia, que sería sustentada de la mejor manera posible con los precarios recursos municipales.
La quiebra de la monarquía borbónica en 1808 conduciría a duras penas a un tipo de movilización nacional que encarnizaría la guerra hasta extremos terribles. En la batalla del Pajazo los requenenses y otros patriotas intentaron compensar con ánimo sus evidentes carencias técnicas de formación militar, resultando incapaces de establecer una cortina de fuego apropiada.
Las alternativas de la guerra determinaron que Requena no cayera en manos napoleónicas hasta 1812, soportando sus gentes el paso de las tropas de los diferentes ejércitos. Los especuladores jugaron con el precio del pan, los ganados carecieron de alimento, se obligó a los campesinos a liquidar sus deudas con brusquedad, se aumentaron los impuestos, se descapitalizó el erario local y los delincuentes hicieron de las suyas. Una pesadilla que alimentó la guerrilla.
La ocupación napoleónica contó con el beneplácito de los poderosos locales para evitar los extremos de tal situación. Las banderas del emperador se compusieron de franceses, italianos y alemanes, haciéndose especialmente fuertes en San Francisco.
Tras su derrota en Rusia y su retroceso del centro del continente, Napoleón decidió soltar lastre en la Península para preservar mejor su poder, jugando también con la posibilidad que estallara una guerra civil entre liberales y absolutistas españoles. De Requena sus tropas se retiraron en orden, plantando cara a las frágiles y mal abastecidas unidades del general Elío. La liberación no vino de nuestras armas.
Documentos históricos.
1.Se abre fuego en el Cabriel contra los napoleónicos (21 de junio de 1808).
En medio de el zumbido desagradable de las balas, mandó a el comandante de la artillería la dispusiese para hazer fuego y se trabó por ambas partes tan vivo fuego de cañón y fusilería que su formidable estruendo no tuvo un momento de intermisión en las tres horas que duró el combate. Fue tanto el corage de algunos de nuestros paisanos y suizos, que despreciando una lluvia de balas se hicieron superiores a su valentía, metiéndose en el puente y penetrándolo para pelear matando con la baioneta. ¡Justicia Santa, cómo asistir a los que te respetan! El furor que inspira la razón haze los maiores estragos y afianza los fautos del valor y la gloria. Ciegos en matar y defender la entrada del puente permanecieron por mucho rato hasta que avanzó la caballería enemiga en crecido número, los atacó y empezó a vadear el Río. Entonzes los nuestros repasaron el Puente y se retiraron a las cuestas, desde donde continuaron el fuego de fusil. Aquí debe elogiarse la destreza de Manuel Montés, labrador, que disparó veinte tiros y mató otros tantos con la serenidad de elegirlos en su puntería. Finalmente forzaron los enemigos el Puente sostenidos de su cavallería, que había ya vadeado el Río, aunque a costa de muchos que perecieron en las aguas. El resultado de esta batalla fue por nuestra parte la pérdida de quatro hombres muertos de Requena y sus aldeas, dos heridos y diez y ocho prisioneros, y de los Suizos de cinquenta a sesenta muertos. Los Franceses se sabe por relaciones fidedignas y testigos que vieron los cadáveres su combustión y paradero en las bajas riberas de el Río, tuvieron seiscientos hombres muertos, y se ignora el número de heridos. En el Rabo de la Sartén, pasage así llamado una rebuelta que forma el río más bajo de el Puente, se halló tanta copia de dichos cadáveres franceses arrojados por las aguas, que causaban la vista más horrorosa. De modo que aunque los enemigos lograron vencer aquel paso, su victoria debe llamarse cadmea, esto es que si quieren decirse vencedores sufrieron pérdida inmensa y en su comparación ninguna los vencidos.
Archivo Histórico Nacional, Junta Central Suprema Gubernativa del Reino, Estado; 81, J. Control de Juntas territoriales. Manifiesto de la Junta de Requena de 25 de octubre de 1808.
2.Los problemas de la retaguardia consignados en las actas municipales.
Requena, 27 de agosto de 1810.
El Señor Regente de esta Real Jurisdicción hizo presente que en el Real Pósito de esta Villa no se hallan granos para surtir al abasto de pan cocido al público, ni se presentan vendedores a causa de haver algunos vecinos que por sí y otras personas hacen acopios alterando los precios corrientes del trigo y cebada para revenderlos a mayores y sacarlos a fuera. Y así mismo que habiendo precisado la necesidad de paja para la tropa a embargar la que se halla en las eras cercanas a la población de que precisamente ha de resultar la falta para el ganado a los vecinos y ser preciso, y enterados los señores acordaron que por lo respectivo al surtido de granos para el abasto de pan cocido al público que merece la primera atención se haga saver al depositario e interventores activen con toda eficacia el reintegro pronto de lo que está repartido a labradores para su restitución en grano sin omitir la cobranza de lo repartido a dinero (…).
En este Ayuntamiento se conferenció sobre el excesivo consumo de veinte y siete arrobas de aceyte de las quatrocientas arrovas ofrecidas para el abasto, y que según se halla este pueblo abocado a la feria y con el quartel general de la tropa recela prudentemente el Ayuntamiento se verificará el total consumo en breve por lo qual acuerdan se inviten postores bien para arrimo de arrovas y por tiempo que les parezca admitiendo las posturas que se estimen arregladas, reservando día y ora para los remates a cuyo fin se pase certificación de este acuerdo al expediente y publique en la forma ordinaria.
Requena, 3 de septiembre de 1810.
En esta Ayuntamiento se acordó se observe y se cumpla la Real Pragmática Sanción que impide la vagancia de los conocidos con el nombre de castellanos nuevos, que originan varios fraudes, hurtos y otros perjuicios que deven percaverse, maiormente en la próxima feria, que principiará en el día ocho del corriente, que por el concurso de la tropa de esta Provincia y numerosos forasteros que existen en el Pueblo se necesita maior vigilancia, acordaron: Que a dichos castellanos nuevos no se les permita con pretexto alguno la permanencia en la feria, expeliéndoles de esta Villa sin perjuicio de proceder contra los que resulten sospechosos en su conducta, auxiliando al Ayuntamiento en quanto ocurra al Señor Presidente para su más exacto cumplimiento.
En este Ayuntamiento se acordó llevarse a efecto los repartimientos de contribuciones y utensilios y nombrar por peritos a don Miguel García Leonardo y don Juan Antonio Moral y Caravaca, comerciantes = Francisco García Ybáñez y Antonio Solano, tejedores de sedas = torcedores Miguel Alarte menor y Severiano Giménez = tejedores de lienzo Antonio Armero y Nicolás Viana y Pilo = lonjista Leandro Barnera = labradores Miguel Giménez y Blas González = herrero Antonio Monsalve y Vives = tenderos Ramón Marín y Manuel Palao = ollero José Diana = y zapatero Felipe López = quienes al propio tiempo practiquen el repartimiento de los diez y nueve mil y tantos reales para el vestuario de la tropa de esta Provincia, que se sacaron del Real Pósito con calidad de reintegro.
Archivo municipal de Requena, Libro de acuerdos municipales de 1808- 1812 (nº 2733), ff. 138-141.
3.El general Elío refiere los últimos combates de la guerra en nuestra comarca (del 19 al 30 de junio de 1813).
En unión con Villacampa devía ser atacada la División de Severoli el 19, pero tuvimos noticias que un refuerzo considerable havía venido de la parte del Xúcar el 18, y esto no solo me retrasó sino que ignorando su número hice retroceder la Infantería a Utiel, dexando la Cavallería en observación del enemigo el qual el 20 a la una de la mañana pasó las Cabrillas y antes del día estaba arrollando sus guardias avanzadas que se retirasen por la montaña como el Regimiento de Cuenca que estaba en Sieteaguas: siguió adelantando sus guerrillas que llegaron sostenidas por Infantería hasta el principio del llano del Rebollar, allí permanecieron hasta la una del día en que emprendieron su retirada, pasaron las Cabrillas y se marcharon a Buñol.
Con estas detenciones se consumió un pequeño repuesto de dos días de víveres que tenía y viendo la Infantería iba a morirse de ambre determiné dexar solo dos Batallones y retirar toda la demás entre el Cabriel y el Xúcar y dividir los Cuerpos por los diferentes Pueblos del estado de Jorquera para vivir y reunir entre los pedidos a los respectivos Intendentes de Provincias, y la conducción de algunos víveres que en Murcia y Alicante tenía acopiados, operación larga por la falta de medios de transporte; paso sin el qual no es posible emprender nada.
El 24 tubimos el mismo tiempo que la noticia de la buelta de Suchet el 23 a Valencia, la de los Generales Ingleses Murray y Lord Bentinck a Alicante y la expedición sin haver tomado a Tarragona. Esta novedad me hizo ponerme más en guardia e hice marchar los Cuerpos de Infantería a pasar el Cabriel. El 27 unas fuerzas considerables enemigas dirigidas a atacarme (según las confidencias) pasaban las Cabrillas y se dirigían a Requena. Puse dos Cuerpos únicos de Infantería y el de Numantinos que acababa de venir de la División 6ª. mandada por el General Durán en seguridad, teniendo la ruta de Sinarcas por la montaña, dexando entre Requena y Utiel la Cavallería aumentada del Regimiento de Fernando 7º. que havía hecho venir, y el día 27 hizo noche el Enemigo en Requena: el 28 salió para Utiel y se mantuvo todo el día observado siempre y batidas sus Guerrillas por las mías de Cavallería las quales no pudieron cargar nunca a las contrarias porque se hallaban muy inmediatas al Cuerpo suyo de esta arma que no se separaba de las columnas de Infantería.
Yo indeciso sobre si el enemigo traería o no muchas fuerzas y seguro que de todos modos no podía permanecer distante de su línea de operación y defensa de Valencia sino muy poco tiempo, quise dejar ocupado el Castillo de Requena muy fortalecido por los Enemigos aunque sin Artillería y metí cien hombres dentro, con órdenes precisas de mantenerse quatro días lo menos al cabo de los quales sería socorrrido; pero el Comandante el Capitán del 2º. de Badajoz D. Jarfar de los Godoy se entregó cobardemente el 28, y el mismo día a las quatro de la tarde se retiraron de Utiel. El 30 al amanecer lo hicieron de Requena y sucesivamente marcharon a sus antiguas posiciones.
Archivo Histórico Nacional, Depósito de la Guerra, Diversos-Colecciones, 107, N. 43.
