
Materia: PINTURA
Época: Requena, 30/05/1855 – Baeza, 24/04/1933
Referencias: PINTURA, DIBUJO, ENSEÑANZA, PERIODISMO
Obra:
Importante catálogo de Cuadros, en especial flores y paisajes, en diversos Museos españoles como el Provincial de Huelva, el de Bellas Artes de Córdoba, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid y diversas ubicaciones del Patrimonio Artístico del Estado, incluyendo cuadros, biombos, abanicos y jarrones en el Palacio Real de Madrid.
Cuadros diversos en colecciones particulares españolas, con fuerte presencia en Requena, Baeza, Huelva y Castellón.
Algunos cuadros:
Huelva desde la isla de Saltés (1902, Museo Provincial de Huelva)
Río Magro a su paso por San Blas (Colección particular)
El Molino (Colección particular, dedicado “Al gran Gil-Orozco”)
Los Alpes (Colección particular, dedicado a Enrique Fagoaga, su sobrino)
Bibliografía:
Autor Anónimo, “Requenenses Ilustres: Fernando Martínez Checa”, en Alma Solariega, periódico, 27/Agosto/1916, Requena, impreso en Valencia, Imprenta de F. Peña Cruz, 1916.
FERNANDO MARTÍNEZ CHECA, pintor requenense, Libro-Catálogo de la exposición monográfica realizada en Requena en junio de 2004, con textos de Carmen Pérez García, Rafael Gil Salinas y María Villanueva Cobo del Prado, Requena, Ayuntamiento y Sala Municipal de Exposiciones, 2004.
GARCÍA GRAU, Luis, “Memorias de un Setentón: La Escuela de Artes e Industrias de Requena”, en El Trullo, diciembre 1993, revista gráfica de la Fiesta de la Vendimia, Requena, 1993.
HERRERO Y MORAL, Enrique, Historia de Requena, Valencia, Imprenta de Manuel Alufre, 1890, p. 292.
MURO GARCÍA, Manuel, “Artistas Ilustres: D. Fernando Martínez Checa”, en revista Don Lope de Sosa, 4/Julio/1925, Úbeda (Jaén), 1925.
VILLANUEVA COBO DEL PRADO, María, “Martínez Checa: Pintor de Flores y Paisajes”, en revista Oleana, nº 16, Requena, Centro de Estudios Requenenses, 2004.
Otros Datos:
Archivo Municipal de Requena; Prensa Histórica de Requena; etc.
Notas Biográficas:
Fernando Martínez Checa es, quizás, el más famoso de los pintores requenenses, tanto por su ingente obra pictórica como por su condición de académico de Bellas Artes o por haber desarrollado su labor artística y docente no solo en Requena, sino a lo largo de la geografía española, como enseguida veremos, además de tener también su calle dedicada en nuestra ciudad. Sin embargo, a pesar de diferentes trabajos publicados sobre él, sigue siendo casi un desconocido para los requenenses. Estos trabajos y otros mencionados en ellos le sitúan de manera importante dentro del panorama pictórico español de finales del siglo XIX y principios del XX.
Aunque tanto en vida como con posterioridad a su muerte, algunos autores requenenses le han dedicado páginas en nuestras revistas, sin duda el trabajo más serio sobre Martínez Checa es el publicado en la revista Oleana nº 16, de 2004, por María Villanueva Cobo del Prado, citado en la Bibliografía, quien, además, se ocupó de documentar la muestra pictórica presentada en la Sala de Exposiciones “Antiguo Mercado”, de Requena, en el verano de ese mismo año. El interesantísimo trabajo de María es el que más me ha ayudado a preparar esta ficha biográfica.
Pero digamos, en primer lugar, que sus datos vitales, en todas las publicaciones sobre el pintor, incluidas las que se hicieron estando vivo, son incorrectos e incompletos. En todos los trabajos citados en la Bibliografía: catálogos, artículos, páginas de subastas, Wikipedia, etc., se da como año de nacimiento 1858, cuando la consulta al Registro Civil de Requena nos da el dato correcto: 30 de mayo de 1855, tres años antes de lo establecido. Algo parecido sucede con la fecha de su muerte, en unos escritos se le sitúa en 1933 y en otros se indica 1944 (García Grau, 1993, p. 1), error este último que se comete al suponer que está enterrado en Requena, confundiéndolo con la tumba de su hijo Fernando Martínez Segura y Checa, que sí descansa en nuestra ciudad, al lado de su madre, la esposa del pintor. La fecha exacta del óbito se ha obtenido de la Relación de Académicos de Bellas Artes de San Fernando, único documento localizado en que se expresa.
Una vez aclarado su ciclo vital, contemos, resumiendo por falta de espacio y conocimientos, lo que sabemos del artista.
Nacido en la fecha citada en Requena, en la calle de las Eras, la familia pasa pronto a otra vivienda más céntrica, en la calle Almazar, cercana al ayuntamiento. Tercero de siete hijos, algunos de los cuales murieron prematuramente, su padre, Román Martínez, jornalero, no gana para alimentar tantas bocas. Fernando, desde muy pequeño, muestra su interés por el dibujo, y su maestro, ¡otra vez el venerado Telesforo López Burgos!, en lugar de reprenderle por no dedicar el debido tiempo a otras materias, le facilita modelos para que el chiquillo copie en las hojas que tiene a mano.
El niño es acogido en casa de la familia Moliní, cercana a la de sus padres y cuyo patriarca, Luis, había conseguido incorporar Requena a la provincia de Valencia cuatro años antes. En una casa burguesa, de mucho dinero y con una cultura muy superior a la media de los vecinos, Fernando es más que acogido, adoptado como un hijo más. Allí le tutelarán hasta que tenga la edad suficiente para realizar estudios artísticos en Madrid.
Los Moliní, con casa en Madrid y en Málaga, le proporcionan los medios para estudiar el bachiller y las enseñanzas de la Escuela de Arquitectura y Bellas Artes de Málaga. Es una época propicia para los estudios artísticos, que por fortuna son parecidos tanto en la capital del reino como en otras ciudades españolas.
La labor de las nuevas Escuelas de Artes y Oficios, de las que él será un firme defensor, va a ser fundamental y de aquellas aulas (Requena es un caso significativo) saldrán importantes artistas gracias a la presencia de profesores de gran prestigio.
En la escuela provincial de Málaga tiene por maestros a Antonio Muñoz Degrain y Emilio Sala, en figura y paisaje respectivamente. El pintor los recordará con admiración toda su vida.
Pensionado por la Infanta Isabel “La Chata”, mecenas de artistas y literatos, cursa estudios en Italia, centrándose en la pintura de cerámica. María Villanueva cita, con fundados reparos, las menciones literarias sobre la vinculación de Martínez Checa con la Casa Real.
Los pintores de la época (Villanueva, 2004, p. 623) “quedaban divididos en dos grupos: de una parte los protegidos: pintores de cámara, retratistas, pensionados… De otra, aquellos pintores alejados del ambiente oficial… que lograban modestos éxitos en ambientes menos brillantes”. Fernando será de estos últimos, consiguiendo cierto reconocimiento público, vinculado a la burguesía a la que proporcionaba pequeñas pinturas para decorar sus salones, en las pequeñas ciudades que serán su sustento, donde será reconocido y admirado.
Tras Madrid, Huelva, Almería, Baeza y Jaén serán sus destinos docentes y donde se concentrará la mayor parte de su producción. Destinos estos que como Comisionado Provincial de Monumentos y profesor en distintos institutos, marcarán su vida.
La prensa de estas ciudades, así como la requenense, reflejan también otra de sus inquietudes, la literatura periodística, que nos ha dejado algunos escritos muy interesantes, como un magnífico y entrañable panegírico a Francisco Tárrega, su amigo por medio de Práxedes Gil-Orozco, con ocasión de su muerte, en El Heraldo de Castellón de 31/12/1909.
Pero su actividad no para en estas labores, compartiéndolas con la crítica artística o impartiendo conferencias.
La docencia le hace instalarse en Baeza, en el Instituto “Santísima Trinidad”, en 1923, donde ya jubilado morirá en 1933.
Entre sus méritos personales debemos destacar el decisivo impulso del pintor en la fundación de la Escuela de Artes e Industrias de Requena.
Por dichos méritos fue elegido Académico Correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid y miembro correspondiente de la Comisión Provincial de Monumentos de Huelva.
García Grau (El Trullo, 1993) dice que estaba en posesión de la Gran Cruz de Alfonso XII, pero no tenemos constancia por ninguna otra fuente documental de este galardón.
Participó en al menos seis exposiciones colectivas, obteniendo una mención honorífica en 1892 y en otras de carácter regional, sin embargo su obra tuvo que esperar a 2004 para que Requena realizara la Exposición que su paisano merecía, en la que además de los 37 cuadros expuestos, se editó un magnífico libro-catálogo ilustrado, con colaboraciones de importantes catedráticos y un artículo biográfico de María Villanueva Cobo del Prado, que había realizado una Tesina sobre el pintor.
Dicho esto, debemos hacer hincapié en un hecho importante: Martínez Checa no pierde en ningún momento su contacto con Requena, a la que vuelve en los veranos, esté donde esté ubicado. Es por ello que una ingente parte de su producción está dedicada a la paisajística local además de la contribución literaria a los periódicos de la tierra. A través de dichos artículos puede entreverse la gran amistad existente entre las generaciones de artistas y literatos requenenses nacidos en la segunda mitad del siglo XIX, en especial con Gil-Orozco y Serrano Clavero.
Insisto en la importante colección de obras de Martínez Checa en nuestra ciudad, casi toda en domicilios particulares de descendientes de los que fueron sus amigos o familiares. Seguramente el lector conozca a personas con cuadros originales del pintor, pero también es interesante ver sus cuadros en Internet, tanto en páginas de museos como en las de coleccionistas o webs de subastas, en las que se pueden apreciar con bastante detalle y admirar la variedad de temas y colores de su paleta.
En palabras de María Villanueva: “Fernando Martínez Checa, conocido popularmente por sus cuadros de flores y paisajes, representa para Requena un eslabón importante en el panorama artístico de esta ciudad” (Villanueva, 2004, p. 619).
En las propias palabras del autor: “Mi Requena, la llevo en el corazón, en el cerebro, en mi retina de hombre y de artista. Constantemente en mi peregrinación por el mundo me ha acompañado su querido recuerdo… ¡Las flores de Requena, qué bellas y qué hermosas son! Fueron las primeras que me sirvieron de modelo, las que impresionaron mi alma en mi hermoso jardín de la casa natal, de la casa en que me crié los primeros años de mi vida. Aún existen rosales y jadmineros de aquellos tiempos tan lejanos”.
Os dejo un ejemplo tan solo de su extensa obra:

Oleo sobre tabla (34×20 cm)
Marcial García Ballesteros
(A partir de la bibliografía descrita)