
LOS MAYOS y otras Rondallas
Al hablar de los cantos de “Mayos”, en cualquiera de sus aspectos, es ineludible acudir al máximo experto en este campo, el folclorista y actual cronista oficial de Requena, Fermín Pardo Pardo, y a su libro “Los Mayos en el campo de Requena-Utiel y otras comarcas valencianas” (1997), escrito en colaboración con María Teresa Oller Benlloch, aventajada alumna en el Conservatorio valenciano del requenense Pedro Sosa López.
En la introducción cita Pardo a Salvador Seguí, quien en su Cancionero Musical de la Provincia de Valencia (1980) dice:
“Los Mayos son cantos primaverales de ronda, propios de la noche del 30 de Abril, cuya difusión en tierras valencianas se localiza principalmente en la comarca de Requena-Utiel, desde la que seguramente se ha proyectado a otras poblaciones… en la parte norte de la huerta, donde se ha perdido actualmente su práctica, que sigue con esplendorosa vigencia en toda el área de Requena…”.
El mismo Fermín matiza a continuación que
“la esplendorosa vigencia a que alude Seguí son hoy abundantes recuerdos y concreciones sobre la fiesta, el canto de los mayos y sus textos, pero su conservación, como piezas vivas, se reduce a unas pocas poblaciones de la zona, mientras que en las restantes fueron perdiendo esa esplendorosa vigencia en la década de los años treinta [del siglo XX]…”.
Todas estas citas y el grueso del trabajo de Fermín Pardo hacen referencia a los Mayos “populares” o de tradición oral, la mayoría transmitidos de padres a hijos y no conservados en partituras, sino en la memoria de gentes sencillas, carentes de conocimientos técnicos musicales, pero rebosantes de una musicalidad innata, transmitida por la práctica y la imitación.
En diversas poblaciones cercanas, como el caso especial de Venta del Moro, se ha conservado hasta hoy la tradición del canto de los Mayos, y en Requena y otras villas, la gran labor de Fermín Pardo y sus colaboradores ha conseguido recuperar estos Mayos de tradición oral, que vuelven a escucharse por las calles de Requena y otras poblaciones, cada año, la noche del 30 de abril.
En el caso de Requena, esta decadencia en el canto del Mayo “popular” contrasta con el auge, dentro del casco urbano y gracias a las emergentes clases sociales burguesas, del Mayo “culto” o de compositor, como el mismo Fermín Pardo lo denomina.
En el citado libro, en el apartado titulado “Los Mayos y los Junios en Requena”, leemos:
“La costumbre tradicional de rondar el 30 de abril y con menos regularidad el 31 de mayo en Requena se ha conservado, con más o menos vitalidad, prácticamente hasta nuestros días, pero habiendo sufrido una notable transformación respecto a la manera tradicional.
La citada transformación tuvo lugar a principios del siglo XX por el afán modernizador y el desprecio por la tradición popular. Seguramente, pretendiendo elevar la categoría de los textos y las melodías utilizadas para estas rondas, fueron arrinconados los mayos antiguos, siendo sustituidos por composiciones de músicos y poetas de oficio o también por aficionados”.
El cronista apunta también la opinión de que en ello tuvo influencia la gran importancia de los Carnavales desde mediados del s. XIX.
No hay duda de que estas afirmaciones son consistentes en el contexto de un estudio histórico serio, como el que nos ocupa, pero debo añadir que, en mi opinión, las tradiciones cambian, por motivos diversos, con los tiempos.
En Requena, el surgimiento de un músico profesional, el primero con estudios de conservatorio, como Mariano Pérez Sánchez, marca el punto de inflexión musical entre las sencillas “charangas” y “músicas” de mediados del diecinueve y las modernas bandas de música que surgen en 1886 y 1887, arropadas por sociedades musicales formadas por ciudadanos de peso social en la población: políticos, abogados, jueces, médicos, periodistas, industriales, comerciantes… Al calor de estas sociedades no solo surgen nutridas bandas, sino modestas orquestas, orfeones, grupos líricos y dramáticos, cantantes y actores aficionados, poetas y literatos, que entienden el ocio y la cultura de otro modo, más urbano, más cosmopolita, más ilustrado y con unas necesidades artísticas que satisfacer que ya no llenan las tradiciones populares de antaño. En suma, unas tradiciones pierden fuerza y otras nuevas ganan vigor. No es que unas luchen contra otras, es tan simple como que cada época tiene las suyas. Hay que aceptarlo así y es por ello que con el tiempo surgirá la necesidad de recuperar aquello que se perdió y de ahí la importancia de folcloristas como Fermín Pardo.
Compositores y literatos como los que hemos citado al principio, crean una nueva tradición que, como dice Pardo, llega casi hasta nuestros días y solo cesa con la decadencia y desaparición de la Peña del Buen Humor, que capitaneaba el polifacético músico y animador José Cortés “El Bobal”.
Es curioso que los Mayos “cultos” más antiguos que hemos recuperado sean los de Pérez Sánchez de 1916, ya que la primera noticia que encontramos en la prensa local sobre estos nuevos Mayos está referida precisamente a ellos (El Pueblo Libre, Requena, 7/V/1916):
“El domingo por la noche, y según costumbre inmemorial, rondaron por las calles de la ciudad varios jóvenes, que al pie de las ventanas de sus Dulcineas, cual amantes trovadores, cantaban las cuitas de su amor.
Uno de los grupos, dirigido por el maestro Cervera, con instrumentos de cuerda, llevaba letra del señor Fons; otro, compuesto por la charanga de la música que dirige don Mariano Pérez, cantaba unos versos compuestos por el señor Altabella, y un pequeño grupo (el señor García Cuevas con el violín y el señor Tena cantando) ejecutaba la parte de tenor de la hermosa zarzuela del maestro Serrano ‘El Carro del Sol’.
Las autoridades no tuvieron que intervenir, como de costumbre sucede, por lo que nos felicitamos, ya que así da Requena pruebas de gran cultura y progreso”.
Esta breve noticia dice mucho. Nos habla de “costumbre inmemorial” refiriéndose, queda claro, a los Mayos “populares”. Nos habla de modernidad cuando cita a los músicos profesionales (Cervera, Pérez Sánchez) y a poetas emergentes (Fons, Altabella). Y ya desde esa primera nota de prensa vemos como otros aprovechan la música del momento (El Carro del Sol, José Serrano, 1911) para manifestar sus sentimientos a las jóvenes locales.
Una moda que dura ochenta años puede considerarse tradición, no hay duda, y el arraigo conseguido se demuestra en esa “adulteración” de la costumbre original que supone repetir la rondallas de Mayos, de vez en cuando, denominándolas Junios o Julios, aunque en estos últimos casos, por lo que hemos podido comprobar, se da más importancia al carácter humorístico de las letras que al tono poético de halago a la belleza femenina de los Mayos.
Estos Mayos que han vuelto a cantarse el pasado 30 de abril en concierto, gracias a la Orquesta y Coro de la Escuela Rondalla de Requena, aun con un esquema similar, representan una extensa muestra de la labor creativa de Mariano Pérez Sánchez (1866-1946) como compositor y de su colaboración con los más importantes poetas requenenses de su generación.
Aunque no podemos afirmarlo con certeza, nuestra opinión es que los Mayos cuyas letras permanecen como de autor anónimo, bien pueden ser también de algunos de los poetas que sí se citan (Serrano Clavero, Nicolás Agut, Enrique Altabella, Manuel Ferrer…).
Como ya hemos dicho, las rondallas de Pérez Sánchez localizadas abarcan un periodo que va desde 1916, cuando es director de la Sociedad Artístico-Musical Requenense, hasta 1932, en que es cesado por el ayuntamiento como director de la Banda Municipal de Requena (los “Pistoleros”), quedando excedente forzoso y fijando su residencia en Valencia hasta su fallecimiento en 1946.
Sin embargo tal vez los archivos o algún viejo baúl en un olvidado desván, nos reserven sorpresas todavía. Concluyo este artículo con un texto del poeta y periodista requenense Venancio Serrano Clavero, aparecido en la revista Caras y Caretas, de Buenos Aires y citado por Rafael Bernabeu (1986, p. 52), que nos hace pensar, con sólida base, si estas rondas de Mayos “cultos”, fruto de la colaboración entre dicho poeta y el músico Pérez Sánchez, debieron empezar a cantarse mucho antes, a finales del siglo XIX. El artículo no lleva fecha y no lo hemos localizado en hemerotecas, pero consideramos que está escrito entre 1911 y 1921, residiendo Serrano Clavero en Buenos Aires. Habla de recuerdos anteriores a 1907, año en que el vate requenense emigró a Argentina:
“¡HA VENIDO MAYO!
El «Mayo» de aquel año prometía ser sonado, pues en buenas manos estaba el pandero… ¡Ahí es nada!… Pedrete y Navalón: los mejores tañedores de vihuela de la comarca, y Segundo, con su vozarrón de sochantre, que lo mismo enfilaba una jota que un lacrimoso motete. En total: un par de docenas de músicos y cantores bien conjuntados por el maestro Pérez Sánchez, autor de la música, pues la letra era «del que sus escribe»… ¡Qué bien sonaba aquello!
A ti, que eres mi ilusión
canto mi copla primera…
¡Eso eran «Mayos» y no el empalagoso sonsonete del antiguo, que las más de las veces acababa a guitarrazo limpio! Advertiré que la bellísima costumbre de cantar el «Mayo» a la moza preferida se mantiene en mi pueblo y en otros muchos de España como un rito secular. Mediada la última noche de abril, los ilusionados jóvenes, formando grupos filarmónicos salen a cantar el «Mayo» a sus novias, recorriendo el pueblo hasta el amanecer.
¡Cuánta delicadeza, cuánta poesía encierra esta romántica y secular costumbre!”.
MAYOS de 1916
Letra: Enrique Altabella Gisbert
Música: Mariano Pérez Sánchez
A cantar tus gracias mil
venimos con alegría,
en pos de una melodía
que por ti surgió de Abril.
Y en el canto celestial
que tu honor nos ha inspirado,
hoy que Mayo ya ha llegado,
va una nota primordial.
El canto sonoro que Mayo te ofrece,
a ti se aparece pidiendo atención.
En él hoy suspira la humilde canción,
y alegre suspira por ti un corazón.
Tus cabellos son trenzas de oro
que han teñido un precioso color
y demuestra que es rico tesoro
de gloria, ventura y amor.
En la frente tan casta y tan pura
donde guardas tu grata ilusión,
se contempla una gloria futura
que defiendes con vivo tesón.
Y abriga una idea según muestra así,
que aquel que la lea se muere por ti.
Al ídolo santo que guardas allí,
humildes en tanto, cantamos aquí.
Tus miradas sencillas y amables,
creadoras de firme pasión,
han creado unas notas loables
que vibran con dulce expresión.
En tus labios rosados y hermosos,
la natura sus flores creó,
y al romper sus capullos gloriosos,
con perlas preciosas tu llanto premió.
A cantar tus gracias mil,
venimos con alegría,
en pos de una melodía
que por ti surgió de Abril.
Si, de Abril.

BIBLIOGRAFÍA
Bernabeu López, Rafael, Serrano Clavero, Cantor de la Raza, Requena, Centro de Estudios Requenenses, 1986.
García Ballesteros, Marcial, Mariano Pérez Sánchez, 80 años de música requenense, Requena, Centro de Estudios Requenenses, 1996.
Pardo Pardo, Fermín y Oller Benlloch, María Teresa, Los Mayos en el campo de Requena-Utiel y otras comarcas valencianas, Requena, Centro de Estudios requenenses, 1987.