Pongámonos en el año 1752, en la segunda mitad del siglo XVIII, en Requena. Sabemos que en esta época había estamentos, pero ¿sabemos de verdad cómo era cada uno o simplemente nos lo ha contado un “sabelotodo”?
En este artículo intentare ver diferentes casos de vidas, pero sólo desde el punto de vista femenino. Todo el mundo sabe que en esta época las mujeres no eran importantes y si lo eran era solo para una cosa: dar a luz varones. Primero de todo, ¿sabemos que tipos de vida podían llevar las mujeres en esos tiempos? Había tres formas de vida para la mujer:
- El matrimonio, era lo más común en todos los casos.
- Vivir con la familia sin casarse, es decir, solteras.
- Comunidades monásticas o introducirse en el mundo de las monjas y los conventos.
Estas eran las tres formas de vida que una mujer podía llevar. Está claro que cada una llevaba una vida diferente, pero ¿cuál era la mejor opción? No existía en el fondo y cada una tenía su parte mala y buena como todas las cosas en esta vida, aunque lo que no voy a discutir es que en estos aspectos también influía mucho el escalón social al que se perteneciera.
Metámonos ya dentro de cada tipo de vida y hablemos del primer caso, el de una mujer casada.
En este aspecto se puede decir que la mujer sólo interesaba para alumbrar a varones que ayudaran. En este momento de la Historia ayudar no significa sólo lo mismo que actualmente, sino también “colocar” un hijo a otra persona para enseñarse un buen oficio, a poder ser mejor remunerado. Las niñas se puede decir que no eran igualmente bienvenidas. A mi parecer solo querían la niña cuando tenían 2-3 hijos varones, por aquello de que siempre queremos lo que no tenemos y les hacía gozo tener una nena en su hogar, pero por lo demás cuantos más varones llegaran, mejor.
¿A qué edad podía empezar la vida de casada? Pronto, a los 20 años más o menos o incluso antes. ¿Y cuándo podía empezar la mujer a alumbrar? En esta época no era muy normal tener relaciones sexuales antes del matrimonio, así que las relaciones comenzaban tras la boda. Normalmente se considera que el primer embarazo era el más costoso, pero tras éste poco se esperaba para el siguiente. Lo normal de espera era de 2-3 años y 4 ya era mucho. Al igual que se casaban a temprana edad y por lo tanto empezaban también a poca edad a quedarse embarazadas, también dejaban pronto de tener. A los 30 ya era una edad considerada avanzada, por este motivo no se solían quedar embarazadas ya a estas edades, porque su fertilidad se suponía que había decaído.
Otro aspecto dentro del tema de la maternidad eran los partos y el periodo de gestación. Ahora se da a luz en un hospital, con ginecólogos, matronas, enfermeras, aparatos controlando todo, medicinas sedantes para calmar el dolor, etc. Se puede decir que no hay peligro de nada. En 1752 era todo al contrario. Se daba a luz en casa, sabiendo las condiciones higiénicas de las casas en esa época. La única persona que atendía era la partera del pueblo, también llamada comadrona. Se carecía de anestesia ni algo por el estilo y los dolores se acusaban fuertemente. En semejantes condiciones el riesgo de muerte de la madre y de la criatura era alto.
Todo lo dicho anteriormente es suponiendo que no se hubiera producido un aborto natural, aunque también los había artificiales (no tan comunes), debido a la mala alimentación o a otras razones fisiológicas. Se puede decir que la vida de madre, fácil, lo que se dice fácil, no lo era mucho. Veamos un ejemplo de este tipo de vida.
El de Josefa Almero, de 35 años de edad en 1752, casada con don Manuel Martínez de 47 años. Ambos se llevan 12 años. Tuvieron 4 hijos en común:
-Ana de 18 años. La madre a la hora del alumbramiento tenía 17 años y el padre 29. Quizás el padre, necesitado de hijos, pidió de alguna manera que se quedara encinta a tan temprana edad.
-Francisco de 11 años. La madre tenía 24 años en el alumbramiento y el padre 36. Siete años de edad entre los hijos ¿Demasiada diferencia, no? Y más en esa época.
-El tercer hijo de la familia fue Felipe, de 5 años en 1752. La madre al dar a luz tenía una edad de 30 años y el padre 42.
-Por último, Jerónima, de 1 mes de vida. La madre tenía 35 años en el momento del nacimiento y el padre 47.
Esta mujer ha estado “forzada” corporalmente a soportar todo lo que conllevan 4 embarazos y sus respectivos alumbramientos. Teniendo en cuenta ese esfuerzo, esta mujer sería, posiblemente, una señora con apariencia robusta y prematuramente envejecida por todo lo vivido y soportado.
Hablando de la diferencia de edad entre cada hijo, podríamos suponer que en el momento en el que fue redactado el catastro del Marqués de la Ensenada es posible que esta mujer hubiera tenido otros hijos ya fallecidos por distintos motivos. El varón mayor, Francisco, trabajaba como aprendiz de tejedor de seda en una casa ajena ayudando a la manutención de la familia.
La viudedad también añadía serios problemas a las mujeres en lo laboral y en lo familiar. Los repartos de bienes a la muerte del marido ocasionaban problemas a veces con el resto de la familia y ganarse la vida, conservando la respetabilidad según los rígidos patrones de la época, nada fácil.
Un ejemplo de este tipo de vida nos lo brinda María Cardona, de 40 años de edad, viuda con 2 hijos:
-Domingo, de 17 años de edad. Cuando nació su madre tenía 23.
-Joaquina, de 10 años. La edad de la madre en el alumbramiento era de 30 años.
Esta mujer se ve obligada a mantener ella sola a sus dos hijos, lo cual no le sería para nada tarea sencilla. Como se ve el papel de la mujer en esa época no era nada bueno. Quizás ahora haya cosas que tampoco estén bien respecto a lo que a las mujeres refiere, pero hay que reconocer que ha mejorado. Actualmente si una mujer se queda viuda puede trabajar, si es que no lo hacía antes, puede recibir ayuda económica del gobierno, etc.
La soltería a veces se asociaba al núcleo familiar originario. Un ejemplo sobre las solteras puede ser el de la importante familia de los Domínguez, compuesta por;
-Ana Domínguez de 60 años nacida en el año 1692.
-Catalina Domínguez de 43 años, nacida el año 1709.
-Juana Domínguez de 39 años, nacida en el año 1713.
-Y el hermano, Alonso Domínguez, presbítero.
Teniendo en cuenta las fechas de la guerra de Sucesión, podríamos suponer que la diferencia de edad llevada entre Ana y Catalina es debido a ello. Siendo Ana la mayor, podría ser la matriarca, y quizás Catalina y Juana estuvieran más unidas entre ellas en contra de ese “dominio” ejercido por parte de Ana.
La familia contaba con 3 criadas: Maria Cros de 48 años; Mariana de Azedán de 21 años procedente de Inarejos, y, por último Ana de Azedán de 36. Observando los apellidos de Mariana y Ana quizás fueran hermanas. Fijándonos en la edad de la criada Maria Cros (48), suponemos que ella sería una criada de confianza. Al haber 3 criadas seguramente cada criada sirviera a una señora. Imaginando ya, Maria, por el motivo de la edad, podría ser la criada de Ana y, seguro que también sería la jefa de las otras dos criadas
Poco más queda ya por contar de estos tipos de vida, continuaré en el siguiente artículo hablando del mundo femenino requenense.
