
La referencia más antigua a música en Requena, que hemos podido localizar, data del mismo año del descubrimiento de América, hace más de medio milenio. Si bien Requena es citada en textos musicales con anterioridad, como es el caso de las Cantigas de Alfonso X, en el siglo XIII, no es sino como referencia geográfica dentro de la letra, pero no como alusión directa al hecho de que en nuestra ciudad hubiera música o músicos.
En la revista Cabanilles, dedicada al estudio del órgano, de diciembre de 1985, en un artículo titulado Órganos y Organistas de Alzira, su autor, Vicente Alonso Climent, explica como en dicha ciudad, el organista era poco cumplidor de sus obligaciones y la Iglesia de Santa Catalina, junto con los regidores locales, decidió buscar un nuevo intérprete para el órgano parroquial. Así, “la Villa, el veinticinco de octubre de 1492, con el fin de resolver esta situación, negocia con un organista de Requena -del Reino de Castilla- del que hasta ahora no sabemos el nombre, el cual se ofrecía venir a la Villa y avecindarse aquí con su familia. La Villa de Alzira, que sufría desde siempre los problemas del despoblamiento… acordó que se dotara el cargo de organista con 50 sueldos más, para facilitar así que el organista de Requena pudiera venir con su familia…”. El artículo continúa diciendo que el dicho organista no llegó a tomar el puesto, pues de algún modo se debió llegar a un acuerdo con el titular para que mejorara sus prestaciones musicales, ya que se le sigue citando con su nombre (Onofre Reig), tiempo después.
Trascribimos a continuación, en el valenciano original y de la época, el texto completo en que se cita al músico requenense: “1492. Alzira. Die XXV octobris anno a Navitate Domini MCCCCLXXXX secundo: Item fon proposat que com en la vila de Requena del Regne e província de Castella hi haja un bon home organiste, lo qual entenía venir habitar la present vila e en aquella fer-se venir y tenir ab sa muller y família vehinatge, domicili e capviarse, sí l’orgue de la Sglèsia de Sancta Catherina de la present vila li era donat, augmentant-li de salari ordinari assignat al sonador del dit orgue, com sia poch salari per a home qui tingua muller e fills, e augmentaría la dita vila de un vehí e serà causa que lurs fills poblarien la dita vila; e com sabaien lo venerable mossén Onofre Reig, prevere de Carlet, sonava lo dit orgue, e havia venir los dissabtes e altres jornades senyalades per sonar lo dit orgue, en les quals moltes vegades fallía; e la dita sglèsia non era servida com era mèster, e fos a aquell gran fatigua haver a venir a la dita vila e aprés haver-se’n a tornar; demanem de consell del fahedor sobre lo dit fet. / Item fon conclús en sguart del segon cap del salari demanat, ésser augmentat al organista de Requena per que vinga poblar la present Vila a fer-se vehí e tenir son domicili e capviar-se en aquella ab lur muller e família. Que sien augmentats a aquell cinquanta sous al salari que s dona al qui toca l’orgue, si aquell voldrà venir a star, e venirà e starà e farà vehinatge en la dita Vila ab dita muller e família de aquell. Los quals dits cinquanta sous se paguen del bací de la obra de Sancta Catherina, e si aqull no bastva veguen los magnífichs officials algun bon spedient de on se pague, com la Vila tínga molts càrrechs e no s puxa tocar a la (entrada) de aquella”.
Dado que no sabemos el nombre del organista y consta que no llegó a acceder al puesto, podríamos decir que la noticia es meramente anecdótica. Sin embargo es de gran relevancia para la historia de la música requenense, pues constata el hecho de que en Requena ya hubiera, a finales del siglo XV, organista y, por tanto, órgano en el que interpretar, lo que dice mucho del interés de nuestra villa y del clero local por amenizar el culto con música. No olvidemos que un buen organista y un buen coro hacían más llevaderas unas ceremonias celebradas en latín, que el pueblo llano no comprendía pero a las que tenía obligación de asistir, si quería tenerse por buen cristiano.
Tal es la importancia del órgano en Requena del que, mucho antes que bandas y orquestas, hemos constatado que llegó a haber al menos seis instrumentos funcionando al mismo tiempo. Durante el siglo XVIII sonaban en nuestra ciudad los órganos de San Nicolás, Santa María, San Salvador, Convento de El Carmen, Convento de San José (Monjas Agustinas) y Convento de San Francisco (Hospital de La Loma). En censos del siglo XIX constatamos al menos tres organistas titulares y varios sacristanes (estos tenían que ayudar a misa y mantener en orden la iglesia, pero también debían, por obligación, conocer los rudimentos del órgano para ser contratados como tales).
De aquella magnífica cantidad de órganos nada queda ya. Los últimos desaparecieron destruidos durante nuestra guerra civil. Dicen que para fundir el plomo y hacer balas… ¿no sería para sumir un poco más en la ignorancia a nuestras buenas gentes?
Sabemos algo de aquellos instrumentos, pero las generaciones actuales no han podido ver ninguno. Tan solo un dibujante, el técnico de nuestra Enológica y profesor de dibujo en nuestra Escuela de Artes, Fernando Morencos Maestre, llegó a hacer un dibujo a plumilla del último órgano en desaparecer, el de Santa María. Ese dibujo nos hace ver un barroco órgano castellano, en la linea ornamental de los de Cuenca o Belmonte (por citar algunos de los que se conservan). Sirva esta imagen como testimonio de una época musical trístemente desaparecida para siempre.