La clasificación de las distintas ramas del saber ha ocupado a distintos pensadores desde hace siglos, y la Geografía ha sido considerada la más científica de las disciplinas humanísticas y la más humanística de las científicas. Definir ambas nociones nos llevaría muy lejos, pero lo cierto –a un nivel más práctico- es que la Geografía y la Historia forman un matrimonio bien avenido, aunque los últimos planes de estudio universitarios se empeñan en el divorcio. Un atlas de Geografía e Historia demuestra lo acertado del enlace, y siempre es un motivo de celebración, como el de aquellas parejas que van sumando aniversarios a pesar de los rumores de ruptura, y si se trata de un atlas sobre nuestra comarca todavía más, como el Atlas de la meseta de Requena-Utiel: Geografía e Historia de Juan Piqueras, editado por la Fundación Lucio Gil-Fagoaga y Arcís Ediciones.
El criterio de tan experto conocedor de nuestra comarca es muy acertado, pues nuestra Historia es muy geográfica y nuestra Geografía muy histórica. Quien frecuente esta tierra, la recorra o la viva lo sabe muy bien. Y si quedan dudas, en el caso de quedar, la consulta del tesoro documental del Archivo Histórico Municipal de Requena las disipa para siempre. En tiempos de los Austrias, los regidores requenenses ponderaban ante el rey la grandeza de la Tierra de Requena, que no abarcaba toda la comarca actual, difícil de recorrer por cualquier tipo andariego, ya fuera por sus distancias o sus abruptos terrenos. Sus caballeros de la sierra se quejaban de los costes de dar la vuelta a semejante extensión, y a fines del XVII insistieron en que el Cabriel ya marcaba suficientemente mojones y lindes por una significativa porción. Somos una realidad geográfica extensa y compleja, no susceptible de ser reducida a facilones reduccionismos, con trayectorias municipales muy claras y determinadas, que a veces nos ha llevado a enfrentamientos entre nosotros, pero no nos han impedido dejar de ser hermanos que han compartido esta singular tierra. Utiel y Requena tuvieron que aguantar en común y mancomunadamente las exigencias desesperadas de tropas de los Habsburgo. Y así otras tantas…
Las personas han ido transformando un espacio geográfico bien contrastado, con características bien tratadas en la primera parte del Atlas, que ha sido una de las grandes áreas de comunicación entre la Meseta interior y el litoral mediterráneo, algo que también nos ha marcado mucho. El desarrollo de la viticultura no es el fruto espontáneo del medio, por muy favorable que nos pueda parecer a día de hoy, sino una conquista histórica tras no escasas complicaciones.
El Atlas, pues, es una invitación a la reflexión y al conocimiento, plasmado en mapas que contienen datos de tanto interés como los toponímicos. A nuestro juicio, la obra puede ser empleada de manera muy provechosa como guía didáctica para los estudiantes, como fuente de información para las administraciones públicas, para ulteriores estudios y como objeto de reflexión acerca de una comarca como la nuestra, que acusa el problema de la despoblación de la España interior pero todavía dispone de fuerzas para acometerlo. Quizá nuestra solución radique en la respuesta que seamos capaces de dar al diálogo entre Geografía e Historia, entre nuestros condicionantes y nuestras oportunidades.