
El 15 de septiembre de 1899, a las cinco de la tarde, en un solemne acto público, se procedió a colocar dos lápidas identificativas, denominando como calle de Emilio Castelar a la antigua y céntrica calle del Peso [de la Harina o calle del Pósito], que unía, cual cordón umbilical, las plazas del Portal y de Felipe V. En 1939, la calle cambió su nombre por el de José Antonio [Primo de Rivera], siendo en 1978 cuando recuperó su denominación original de calle del Peso, que sigue conservando (Yeves, 2003, p. 147).
Al concluir los afanes políticos y militares de la liberal Requena a favor de la causa isabelina, durante las dos primeras guerras carlistas, muchos de los ilustrados requenenses fueron derivando, poco a poco, hacia postulados republicanos, volcándose en ellos figuras tan representativas como, por ejemplo, Norberto Piñango o el famoso presbítero don Toribio Mislata y Ponce, quien en 1869, durante la Gloriosa, fue vicepresidente del Comité Republicano Federal de Requena.
Tras esta revolución de 1868, que derribó del trono a Isabel II (Bernabeu, 1982, p. 456):
… muchos ciudadanos, en semejante hervidero, derivaron hacia el republicanismo, cuyos más calificados personajes eran don Francisco Ripollés, don Felipe Mislata y don Bartolomé Ruiz de la Peña, fundadores del Círculo Federal.
Entre los políticos republicanos de relevancia nacional que los militantes requenenses adoptaron como referencia, dos fueron los principales: Francisco Pi y Margall (1824-1901) y Emilio Castelar y Ripoll (1832-1899). El primero de tendencias más socializantes y el segundo defensor de un republicanismo democrático liberal. Matices que, si bien en la política estatal eran importantes, en la local quedaban menos claros y ambas figuras eran reverenciadas por igual.
En el Círculo Republicano Federal de Requena se formaron caracteres tan significativos como Manuel García Lledó, Luisa Cervera Royo, Julián Pérez Carrasco o, el más relevante, Venancio Serrano Clavero, entre otros. Este último, en concreto, fue el más afín a la figura de Castelar, quien era también periodista y literato. Algo que destaca, como se verá, en sus loas al personaje.
No es cometido de este artículo entrar en cuestiones ideológicas, sino dejar constancia concreta de la admiración de los republicanos requenenses de finales del siglo XIX por la figura de Emilio Castelar, quien durante la brevísima Primera República Española (11 de febrero de 1873 a 29 de diciembre de 1874) fue, primero, Ministro de Estado (Asuntos Exteriores), a continuación Presidente del Congreso de los Diputados y, por último, efímero Presidente del Poder Ejecutivo (Presidente de la República) durante cuatro meses (7-IX-1873 a 3-I-1874).
La admiración que despertó entre sus correligionarios y, por añadidura, entre sus contrincantes, aparte de los cargos reseñados, estuvo en su gran capacidad oratoria, demostrada en su larga trayectoria como diputado en Cortes (26-II-1876 a 25-V-1899) por las circunscripciones de Huesca, Barcelona y Murcia. La mayoría de sus discursos fueron recogidos en un libro que puede consultarse en la Biblioteca Pública Municipal de Requena y entre sus libros destacan los ensayos históricos sobre diferentes personajes y épocas como, por ejemplo, otro que también se encuentra en nuestra Biblioteca Pública: Historia de Europa: desde la Revolución Francesa hasta nuestros días (1896).
Precisamente de 1896 es una carta de Emilio Castelar, relacionada con Requena, cuyo original se conserva, y que confirma cierta relación personal con nuestra ciudad. Se cita en la revista Oleana (nº 9, 1994, p. 58) y en el programa de la Feria del Embutido de 2015[1], indicando este último que:
La hermana de Estanislao, Marcelina [García Monfort], estaba casada en Requena con el comerciante Lucio Jordá [y Roda]. Estanislao García tenía la buena costumbre de enviar todos los años una buena remesa de embutido requenense a su amigo Castelar.

La carta, manuscrita y rubricada por Castelar, dice así:
Madrid, 10 febrero 1896
Sr. Don Estanislao García Monfort
Mi querido amigo:
Mil gracias por su cariñoso recuerdo, del riquísimo embutido que me manda todos los años. Es una especialidad y felicite, por ello, a su hermana Marcelina. Siempre le quiere muy de veras su buen amigo.
Emilio Castelar.
No ahondaré más en datos biográficos que, a grandes rasgos, pueden encontrarse en diversas páginas de Internet y, si se prefiere el detalle, en diversos estudios biográficos y tesis doctorales publicadas desde el mismo año de su muerte (1899) hasta la fecha. Quede claro, eso sí, la admiración de los republicanos requenenses decimonónicos por Castelar y sigamos adelante.
Emilio Castelar fallecía en San Pedro del Pinatar (Murcia), el 25 de mayo de 1899. Tan sólo ocho días más tarde, el 2 de junio, tenía lugar en Requena una Velada Necrológica “en honor al que fue gloria de la tribuna española D. Emilio Castelar”, celebrada en el Teatro Jordá. En dicha velada participaron políticos, literatos y simpatizantes republicanos de toda la ciudad, con lectura de discursos, panegíricos y poemas por parte de varios de ellos.
La comisión organizadora estaba encabezada por Víctor Almerich Pino (Requena, 28-VII-1851), secretario del Juzgado Municipal de Requena y destacado miembro de la masonería requenense, al igual que varios de los participantes en el acto, como Luisa Cervera Royo o el iniciado Venancio Serrano Clavero, entre otros.[2] Hay que destacar que el republicanismo local estuvo muy estrechamente ligado a la masonería, a la que también estuvo adscrito de modo significativo el homenajeado, Emilio Castelar y Ripoll. Al frente de todos ellos, como presidente, figuraba el ya citado por Bernabeu, don Bartolomé Ruiz de la Peña (*19-IX-1832 -†1905), de quien nos dice el cronista (1982, p. 55).
Una obra social de auténtica trascendencia, dada la época en que se realizó, fue nuestro Barrio Obrero, fundado por don Bartolomé Ruiz de la Peña y Gómez, fallecido en 1905 y sepultado en nuestro cementerio civil.
Para que se vea claramente la derivación de los prohombres requenenses desde el liberalismo isabelino hacia el republicanismo federal, baste comentar que el padre de Bartolomé, don Antonio Ruiz de la Peña, fue uno de los heroicos defensores de Requena que el 13 de septiembre de 1836 contuvieron a las tropas carlistas y cuya gesta sigue recordándose en nuestra tradicional feria con la bajada de bandera y procesión cívica.
De este acto social y literario en el teatro, surgió la idea de solicitar al Ayuntamiento la denominación de una calle importante de Requena con el nombre del político y orador gaditano, por medio del siguiente documento:
Muy Ilustre Ayuntamiento:
En la velada necrológica que, en honor al que fue gloria de la tribuna española D. Emilio Castelar, se celebró el día 2 del corriente en el teatro de esta Ciudad, se inició la idea de que se le diese a una de las principales calles el nombre del glorioso tribuno.
Esta idea, que fue acogida con grandes muestras de entusiasmo por el numeroso público que llenaba el teatro, y que ha repercutido con igual éxito en el corazón de todos los requenenses, es la que tenemos el honor de elevar al Ilustre Ayuntamiento, para que, interpretando tan dignos deseos, lleve a la práctica el iniciado propósito.
Lo que tenemos la honra de exponer al elevado juicio de tan ilustre Corporación.
Requena 8 de Junio de 1899.B. Ruiz de la Peña.- Sotero Rojas.- Juan Valero.- Aniceto Laguna.- Víctor Almerich.- Manuel Sánchez.- Cruz Laguna.- Cándido Monsalve.- Francisco Carretero.- Joaquín Ferrer.- Estanislao Masiá.- Ricardo Rodrigo.- V. Serrano Clavero.- José Rodríguez.
Veintiún días más tarde, esta instancia era tratada en la sesión ordinaria del Ayuntamiento de Requena:
Acta Municipal (Requena), 15-VI-1899
Alcalde: Guillermo Solaz Hernández
Seguidamente, se dio cuenta de una instancia suscrita por Don Bartolomé Ruiz de la Peña, Don Sotero Rojas, Don Juan Valero, Don Víctor Almerich, Don Joaquín Ferrer y otros, solicitando que una de las calles más céntricas de esta población, se denomine en lo sucesivo “De Emilio Castelar”, con el objeto de perpetuar la memoria de este Ilustre Tribuno. El Ayuntamiento, por unanimidad acordó: Conforme con lo que se solicita, y designar a este objeto la calle llamada del Peso, por ser una de las [más] céntricas y concurridas; y que se haga saber así a los Sres. que suscriben la instancia de que se trata.
El escrito de respuesta oficial del Ayuntamiento, emitido al día siguiente, rezaba así:
MUY NOBLE, LEAL Y FIDELÍSIMA CIUDAD DE REQUENA.- Negociado indeterminado.- Número 336.- Enterado el Ayuntamiento en sesión celebrada el día de ayer, de la respetuosa exposición que ustedes dirigen a esta Corporación, solicitando se designe con el nombre del ilustre tribuno Don Emilio Castelar, una calle céntrica de esta localidad: acordó por unanimidad aceptar tan elevado pensamiento, designando la calle del Peso, por ser una de las más céntricas y concurridas de la población.
Lo que me complazco en comunicar a ustedes para su debido conocimiento.
Dios guarde a ustedes muchos años.- Requena 16 Junio 1899.- Guillermo Solaz.
Sres. D. Bartolomé Ruiz de la Peña, D. Sotero Rojas, D. Víctor Almerich y demás firmantes de la solicitud.
Una vez conocida la feliz noticia, los miembros de la comisión editaron un librito de 56 páginas, en tamaño octavo, en el que se recogieron los discursos, adhesiones y poemas leídos en la velada necrológica, además de la instancia referida y la correspondiente contestación. De este libro, del que se conserva original en el Fondo Serrano Clavero, del Archivo Municipal de Requena, y también en mi archivo personal, se incluye enlace a la copia digitalizada, para quienes tengan interés en leer su contenido.

Con una portada anónima que parece ilustrar a una musa sosteniendo un instrumento musical y la reproducción de una imagen de Emilio Castelar, con su firma al pie, los textos se inician con una introducción de Víctor Almerich Pino, seguida de los siguientes:
- Discurso, de Cruz Laguna Lorente.
- ¡Gloria a Castelar!, poema de Luisa Cervera Royo.
- Discurso, de Estanislao Masiá López.
- Discurso, de Manuel García Lledó.
- A Castelar, poema de Cándido Monsalve Gabaldón.
- La Lira rota, poema de Venancio Serrano Clavero.
- Discurso, de Víctor Almerich y Pino.
- Adhesión, de Ildefonso García Martínez.
- Adhesión, de Manuel Cobo Sainz.
- Resumen, por Venancio Serrano Clavero
- Instancia al Muy Ilustre Ayuntamiento.
- Respuesta del Muy Ilustre Ayuntamiento.
El libro está impreso en Valencia, en la Imprenta de Francisco Vives.
La inauguración de la nueva denominación viaria se programó para el primer día de Feria:
Acta Municipal (Requena), 7-IX-1899
Alcalde: Vicente Berzal Miguel
Acto seguido por el concejal D. Santiago Lechuga se indicó la conveniencia de que el Ayuntamiento acudiese en Corporación al Acto de Colocación de la lápida de Castelar, en el sitio designado de la calle del Peso, asociándose a la Comisión organizadora que inició el pensamiento. Después de algunas explicaciones dadas por el teniente Alcalde D. Antonio Francisco Penén y algunos otros señores, se acordó conforme con lo propuesto por el Sr. Lechuga, que este Acto tenga lugar el día 15 de los corrientes a las cinco de la tarde; y que siendo dos las lápidas que han de colocarse, pague una el Ayuntamiento y la otra los señores de la Comisión, en las formas que estimen conveniente.
El mismo día 15 de septiembre, la prensa provincial daba detalle del programa de Feria, que comenzaba así:
Las Provincias (Valencia), 15-IX-1899
Feria y fiestas de Requena
[Programa]
Día 15.- Vuelo general de campanas, disparo de 2.000 morteretes y diana por la banda de música, al amanecer; colocación de la lápida de Emilio Castelar en la calle del Peso, cuyo nombre se sustituye por el de aquel tribuno, a las cinco de la tarde; inauguración de la feria y castillo, por la noche.
Resulta un dato histórico de especial simpatía el hecho de que, como se ha relatado, Emilio Castelar recibiera periódicamente embutido de Requena del matrimonio Roda-García, que vivían en la calle del Peso y, por tanto, pasaron a vivir de pronto en la calle del admirado y agasajado amigo familiar. Calle en la que, por cierto, proliferaban las tiendas de embutidos.
Un año más tarde, el 25 de mayo de 1900, el periódico local El Baluarte, editaba una hoja extraordinaria, complemento de su nº 21, “a la memoria de Castelar”. Volvía a encabezar este recordatorio un artículo de Víctor Almerich Pino, titulado ¡Lloremos!, con la imagen del político que ya se había impreso en el libro. Acompañaban a este texto varios de los literatos que ya lo hicieron el año anterior, y alguno nuevo, como Francisco Ripollés, con el titulado El pintor de la palabra. Estanislao Masiá participaba con un breve texto denominado A Castelar, como así mismo Manuel García Lledó con Mi humilde recuerdo y una breve poesía sin título. En este apartado poético lo acompañaban Serrano Clavero (¿Para qué?…) y Luisa Cervera (Aniversario de la muerte de Castelar).

Extraordinario a la memoria de Castelar.
De forma inmediata al final de la Guerra Civil Española, se procedió al cambio de denominación de las calles de la ciudad. La primera tanda se registró en el Acta de la Comisión Gestora Municipal de 20 de abril de 1939. En ella no estaba la calle de Castelar, cuyo cambio de denominación no está registrado en las actas de ese año, por lo que es posible que se hiciera “de facto” por las tropas de ocupación del general Varela, ya que en el programa de Feria y Fiestas de septiembre de 1939, los comercios que se anuncian como situados en dicha vía, ya figuran como “calle de José Antonio”. Este cambio quedó constatado en el acta municipal de fecha 8 de marzo de 1955, en que se refrendaron los nombres de todas las calles que habían cambiado de nombre desde el cambio de régimen.
Ajena e indiferente a su nombre, la antigua calle del Peso siguió siendo el corazón del centro comercial requenense, como lo había sido antes y lo es ahora. Mantuvo el nombre de Emilio Castelar durante cuarenta años. Durante casi cuarenta más, fue dedicada a otro político: José Antonio Primo de Rivera y los olvidó después, durante otros cuarenta, volviendo a su antigua denominación como calle del Peso. Este es tan sólo el recuerdo de un hecho olvidado en la memoria histórica de Requena.
BIBLIOGRAFÍA
- BERNABEU LÓPEZ, Rafael, Historia crítica y documentada de la ciudad de Requena, 2ª ed., Requena, Ayuntamiento, 1982.
- HERRERO Y MORAL, Enrique, Historia de Requena, Valencia, Imprenta de Manuel Alufre, 1890 (Edición Facsímil en Requena, C.E.R., 1990).
- JORDÁ MOLTÓ, César, 1846-1996 Siglo y medio de historia comercial, Requena, edición del autor, 1996.
- MARTÍNEZ ORTÍZ, José Luis, “Epistolario requenense del ilustro político Estanislao García Monfort, hijo de Utiel”, en revista Oleana nº 9, Requena, Centro de Estudios Requenenses, 1994.
- SAMPEDRO RAMO, Vicent, “Hijos de la Acacia: la Masonería en Requena”, en revista Oleana nº 34, Requena, Centro de Estudios Requenenses, 2019.
- VV.AA., Requena a Castelar, Valencia, Imprenta de Francisco Vives, 1899.
- YEVES DESCALZO, Feliciano Antonio, Guía Historiada del Callejero Requenense, Requena, Cajacampo, 2003.
HEMEROGRAFÍA
- Prensa Histórica requenense (Archivo Municipal de Requena).
- LATORRE ZACARÉS, Ignacio, “El embutido de Requena y don Emilio Castelar”, en Programa de la Muestra del Embutido 2015.
LIBROS de Emilio Castelar en la Biblioteca Pública Municipal de Requena:

[1] Autores: Martínez Ortíz, José Luis y Latorre Zacarés, Ignacio, respectivamente.
[2] Véase el artículo “Hijos de la Acadia: la masonería en Requena”, de Vicent Sampedro Ramo, en Oleana nº 34 (2019).