Entre el 1145 y el 1172 los almohades lograron hacerse con el dominio de Al-Ándalus. No fue nada sencillo, pues se les opusieron potentados andalusíes y monarcas hispano-cristianos. La campaña del 1172, la del ataque a la cristiana Huete y del auxilio a la Cuenca islámica, estuvo marcada por las dificultades de aprovisionamiento.
Ibn Sahib al-Salat nos ha legado una vivaz descripción de los aprietos padecidos por las fuerzas del califa Abu Yaqub Yusuf I. Tras pasar a comienzos de agosto el puente del Agriyala Cabrial, celebraron la fiesta de los sacrificios y continuaron hasta acampar en el castillo (hisn) de Requena. Se carecían de los víveres necesarios. El ejército reemprendió con dificultad la marcha hasta Buñol, donde muchos soldados huyeron en busca de alimentos hacia Valencia. De allí llegó un convoy con harina, cebada y frutas para saciar el hambre.
Los problemas logísticos debilitaban la capacidad ofensiva de los almohades, apta para frenar los ataques hispano-cristianos, particularmente tras la caída de Cuenca en manos de Alfonso VIII (1177). Los almohades llevaron a cabo una verdadera reorganización del territorio andalusí, que afectó a Requena de manera importante. Pusieron el acento en las circunscripciones establecidas alrededor de un núcleo fortificado, los amales, divididos a su vez en distritos más reducidos y dependientes de una ciudad de mayor importancia.
El literato andalusí del siglo XIII Ibn al-Abbar citó entre los amales subordinados de Valencia a Alcira, Cullera, Buñol, Liria, Alpuente, Serra, Segorbe, Jérica, Sarrión, Uixó, Burriana, Onda, Abixa u Oropesa y Requena. Los amales de Requena, Abixa, Onda y Alpuente tuvieron además la condición de min thugur Balansiya o fronteras de Valencia, espacios donde se extremaron las prevenciones militares.
La vinculación entre Requena y Valencia sería reforzada bajo los almohades, ante el avance castellano por tierras conquenses. De hecho, Requena no formó parte de las dependencias judiciales de los cadíes de Valencia en tiempos de los almorávides, como si lo fueron Alpuente, Onda, Murviedro o Liria.
La autoridad del Estado islámico, el majzén, sería potenciada más allá de las obras de fortificación, pues dispondría de los medios económicos oportunos para pagar a sus servidores militares, inscritos en los correspondientes registros. Su capacidad defensiva sería visible en 1219, cuando el arzobispo Rodrigo Jiménez de Rada fracasó ante Requena. Su éxito, sin embargo, no fue duradero, ya que la caída de Valencia forzaría su entrega por pleitesía (con condiciones) a los castellanos.
La organización territorial de Al-Ándalus de época almohade no sería olvidada por los dirigentes hispano-cristianos, que la invocaron según sus conveniencias. Tras el estallido del levantamiento mudéjar en la Andalucía bética y el reino de Murcia (1264), los magnates de Aragón aconsejaron a Jaime I que pidiera Requena y otros puntos al apurado Alfonso X a cambio de su ayuda. El consejo cayó en saco roto, la Corona de Aragón no consiguió hacerse con Requena en el siglo XIV y el nuevo concejo castellano se consolidó con fuerza.
Bibliografía.
EPALZA, Mikel de, “L´ordenació del territori del País Valencià abans de la conquesta, segons Ibn-Al-Abbar (segle XIII)”, Sharq Al-Andalus. Estudios mudéjares y moriscos, 5, Alicante, 1988, pp. 41-67.
GALÁN, Víctor Manuel, “¿Qué guardó el almazén de Requena?”, Oleana, 27, Requena, 2013, pp. 35-56.
