La aproximación al espacio histórico requenense, en una coyuntura temporal determinada, nos la facilitan los datos estadísticos presentados en las Memorias municipales de los ejercicios de 1944 y 1952[1]. La enorme extensión del término municipal incidía en numerosas cuestiones que se le planteaban al Ayuntamiento, de ahí que el secretario, al objeto de comprender los problemas y tomar las decisiones correctas, concretase las características del término y de todo orden, presentados como elementos básicos:
(…) en la concatenación de sus formas, constitución esencial y natural de este municipio, para que la Superioridad, al examinar este trabajo, pueda obtener deducciones lógicas que de nuestro estudio han de desprenderse y la formación de juicio exacto en cuantas materias han de ser tratadas en la memoria[2].
Las particularidades esenciales de la constitución natural del municipio eran: límites, coordenadas, clima, idioma, deslindes, extensión, población, núcleos urbanos, distancias kilométricas, al objeto de una mejor comprensión de las necesidades y de las realizaciones. Incluso la situación de la administración eclesiástica.
Límites, extensión y población.
Los límites y mojones no son una cuestión baladí para un término municipal, menos para el de Requena, porque a lo largo de su historia, como nos relata Rafael Bernabeu, los terrenos incultos del común de los vecinos, los Montes Blancos, en varias ocasiones fueron usurpados por los colindantes. Para cortar de raíz aquellas anomalías el Ayuntamiento nombró una comisión para revisar los deslindes, cuyo trabajo finalizó en 1856 y fue remitido al Gobierno Civil. Poco después desapareció el voluminoso expediente que, sumado a las revueltas políticas, contribuyó a que el patrimonio vecinal quedase en manos privadas[3]. Como dijo el Cronista de la Ciudad: se entró «a saco en los inmensos Montes Blancos, del común de vecinos»:
La superficie de los Montes Blancos era de unos 140 kilómetros cuadrados (la sexta parte del término), extendiéndose desde la Rada del Gallego (La «Herrá») hasta la Derrubiada.
Los obligados a defender con uñas y dientes nuestro patrimonio municipal fallaron una vez más, pasando grandes extensiones a manos de unos cuantos potentados. Y aunque el comisario don José Calpena hizo luego una minuciosa revisión y señaló no pocas irregularidades, el expediente desapareció, dejando tras sí una estela de complicidades y claudicaciones[4].
El término municipal de Requena limita, por el norte, con los de Utiel, Chelva, Loriguilla y Chera; al este, con los de Siete aguas, Buñol y Yátova; al sur con los de Cortes de Pallás Cofrentes, Balsa de Ves, Casas de Ves, Villatoya, Alborea y Casas Ibáñez. Y al oeste, con los términos municipales de Venta del Moro y Caudete de las Fuentes. Límites que fueron fijados en hitos o mojones, llamados vértices: Cepas, Corral, Herrada, Montroy, Peladilla, Tejo, Juan Navarro, Cabeza del Fraile, Carboneras, Castelar, Cenicera, Cerro del Asno, Morrica, Sardinero, Bú, Peña Marañal, Realta y Buitreras. En 1952 fueron contrastados por la Brigada correspondiente del Instituto Geográfico y Catastral.
El término de Requena tenía 815,53 kilómetros cuadrados y un perímetro de 203,5 kilómetros. El equivalente, en la Memoria de 1944, era de 81.553 hectáreas 90 áreas y 62 centiáreas, y en la de 1952 se precisó en 81.499 hectáreas, concordantes con el mapa planimétrico del Instituto Geográfico y Catastral. Por extensión ocupaba en 1944 el quinto lugar de los de España, y en 1952 era el término municipal más extenso, después del de Jerez de la Frontera.
1944- 1952 | Hectáreas | Áreas | Centiáreas |
Urbana | 171 | 28 | 10 |
Rural | 81.382 | 62 | 52 |
81.553 | 90 | 62 |
Tabla1: Superficie rústica y urbana (1944-1952).
Un territorio con una gran extensión rural y poca superficie urbana, en el que se diseminaba su relativamente pequeña población. No obstante, durante la década de los cuarenta el término experimentó un movimiento marcadamente creciente, patente en el número de nacimientos y el descenso de defunciones. Crecimiento que incidiría en los problemas de vivienda y escolarización en el municipio.
Año | Número | Habitantes |
Hecho | Derecho | |
1944 | 19.846 | 20.071 |
1951 | 20.498 | 20.703 |
Tabla 2: Número de habitantes (1944-1952).
En 1952 no estaba ausente el proceso migratorio, pero todavía carecía de importancia en el flujo de la población, debido a que el predominio agrícola vinculaba la población a la tierra como principal medio de producción. A comienzos de los cincuenta salió un cierto contingente de población hacia Valencia, Madrid y Barcelona, muy pocos al extranjero.
La superficie rural: Suelos y cultivos.
La superficie rural del término era de 81.382 hectáreas, 52 áreas y 62 centiáreas. El reparto por tipo de superficie se mantuvo en toda la década, con ligeras variantes en el concepto de montes y complementaria, debido a la diversa clasificación que hicieron en 1944 y en 1952, en esta incluía población, caminos y ríos, por lo cual le hemos deducido la superficie urbana.
1944 | Hectáreas | Áreas | Centiáreas |
Huerta | 1.893 | 79 | 15 |
Secano (incluye viñedo) | 28.815 | 93 | 48 |
Montes, pastos, eras, salinas, pinos y leñas bajas | 49.387 | 21 | 52 |
Terrenos yermos | 1.285 | 68 | 37 |
Complementaria (edificaciones) | 171 | 28 | 10 |
Tabla 3 : Distribución del territorio en 1944.
1952 | Hectáreas | Áreas | Centiáreas |
Regadío | 1893 | 79 | 15 |
Secano | 28.822 | 90 | 79 |
Montes | 49.626 | 88 | 22 |
Complementaria (población, caminos y ríos) | 1210 | 31 | 76 |
81.551 | 288 | 192 |
Tabla 4 : Distribución del territorio en 1952.
La mayor parte del territorio estaba ocupada por montes, todos de propiedad privada, seguida de cultivos de secano y una mínima parte dedicada cultivos de regadío, denominada «huerta» a comienzos de los cuarenta.
La distribución por tipo de cultivo ofrecía un neto predominio del secano con 28.822 hectáreas y unas escasas 1.893 hectáreas dedicadas al regadío. En uno y otro se contemplaban los cereales y la vid, con un ligero predominio del cereal con 15.165 hectáreas, frente a las 14.428 hectáreas de viñas. La superficie de cultivo de cereal mediante riego era pequeña 1.579 hectáreas. Menor aún era la superficie regada de vid, con 288 hectáreas.
Cereales | Hectáreas | Áreas | Centiáreas |
Cereal riego pie | 1516 | 90 | 50 |
Cereal riego con agua elevada | 63 | 38 | 59 |
Cereales secano | 13.584 | 75 | 24 |
15165 | 4 | 33 |
Tabla 5 : Distribución de cultivo de cereales.
Vides | Hectáreas | Áreas | Centiáreas |
Viña (riego de pie) | 288 | 84 | 3 |
Viña asociada con almendros | 2 | 20 | 22 |
Viña | 14.137 | 39 | 31 |
14.428 | 43 | 56 |
Tabla 6 : Distribución de cultivo de la vid.
Interesa señalar la presencia de olivos y de almendros. La superficie de olivos con 804 ha. casi duplicaba la dedicada a almendros, que era de 244 ha.
Olivos | Hectáreas | Áreas | Centiáreas |
Olivos riego | 0 | 6 | 0 |
Olivos secano | 804 | 48 | 55 |
Almendros | 804 | 54 | 55 |
1.608 | 108 | 110 |
Tabla 7 : Distribución de cultivo del olivo.
Hectáreas | Áreas | Centiáreas | |
Regadío | |||
Cereal riego de pie | 1516 | 90 | 50 |
Cereal riego con agua elevada | 63 | 38 | 59 |
Frutales | 84 | 59 | 97 |
Viña (riego de pie) | 288 | 84 | 3 |
Olivos | 0 | 6 | 0 |
1893 | 79 | 15 | |
Secano | |||
Cereales | 13.584 | 75 | 24 |
Almendros | 244 | 87 | 92 |
Viña | 14.137 | 39 | 31 |
Viña asociada con almendros | 2 | 20 | 22 |
Frutales | 13 | 14 | 38 |
Olivos | 804 | 48 | 55 |
Nogales | 4 | 64 | 0 |
Árboles de ribera | 6 | 97 | 31 |
Eras y ejidos | 24 | 43 | 86 |
28.822 | 90 | 79 | |
Monte | |||
Pinos | 30.397 | 66 | 0 |
Leñas | 16.533 | 32 | 38 |
Pastizal | 2.400 | 16 | 59 |
Encinar | 8 | 15 | 90 |
Salinas | 0 | 3 | 14 |
Improductivo | 287 | 54 | 89 |
49.626 | 88 | 22 | |
Complementaria | |||
Población, caminos y ríos | 1210 | 31 | 76 |
81.553 | 90 | 62 | |
Tabla 8: Extensión de los cultivos.
La superficie urbana: capital, aldeas y caseríos.
Entre 1944 y 1952 el terreno urbano era algo más de 171 hectáreas, que correspondían a los edificios del momento. Unas noventa y ocho de ellas respondían a una superficie que incluía solares y terrenos no convertidos en solares, destinada a ensanche de población. Los solares sin edificar eran algo más de veinticuatro hectáreas. Entre un quince y un dieciocho por ciento estaba destinada a vía pública.
La superficie urbana de la capitalidad era, aproximadamente, de noventa y una hectáreas, de la cual algo menos de cuarenta estaban sin edificar y seis eran solares edificables. La vía pública ocupaba un dieciocho por ciento de la superficie urbana, y un ochenta por ciento estaba pavimentada. En 1952 se constataban en Requena capital 6.608 edificios y 5.789 viviendas.
Superficie urbana | Hectáreas | Áreas | Centiáreas | |
Urbana edificada | ||||
Requena | 60 | 93 | 79 | |
1952 | Aldeas | 110 | 34 | 31 |
171 | 28 | 10 | ||
1952 | Urbana sin edificar | |||
Requena | 39 | 36 | 25 | |
Aldeas | 59 | 0 | 0 | |
98 | 36 | 25 | ||
Solares sin edificar | ||||
Requena | 6 | 34 | 41 | |
Aldeas | 18 | 11 | 18 | |
24 | 45 | 59 |
Tabla 9: Superficie urbana, 1952.
Requena ostentó la capitalidad del término municipal y del partido judicial. Contaba con dieciocho aldeas que eran: Caballeros, Calderón, Casas de Cuadra, Casas de Eufemia, Casas del Río, Los Cojos, El Derramador, Los Duques, Hortunas, Los Isidros, Los Pedrones, El Pontón, La Portera, El Rebollar, Los Ruices, San Antonio, San Juan y Villar de Olmos. Ninguna de las aldeas se hallaba constituida en entidad local menor. Existían, además, veintisiete caseríos agrupados a las aldeas[5].
Requena ciudad distaba de Valencia, la capital de la provincia, 72 kilómetros. La menor distancia entre la capitalidad municipal de Requena y las aldeas era El Pontón, 2 kilómetros. La progresión ascendente hacia otras era de 4, 8, 10, 12, 16, 20, 23, 25, 28 y 30 kilómetros de los respectivos núcleos de población.
[1] Comisión Gestora municipal de Requena: Memoria de Secretaría, 1944; Ayuntamiento Nacional de Requena: Memoria de Secretaría, 1952.
[2] Comisión Gestora Municipal de Requena: Memoria de Secretaría, 1948.
[3] Bernabeu López, Rafael: Historia crítica y documentada de la ciudad de Requena, Requena, 1983, pp. 441-442
[4] Bernabeu, Rafael: «Evolución histórica de la economía requenense», en El Trullo (julio de 1969), pp. 25.27
[5] El tema del poblamiento de aldeas y caseríos ha sido objeto de muchos estudios en diversos autores. Cabe citar a Pérez-Salas y Lamo de Espinosa, J.: «Aldeas y Caseríos del distrito» en Alberca, I, 3 (diciembre 1951), p. 4; Id.: «Reflexiones sobre toponimia: núcleos de población en la comarca de Requena», en El Trullo (1972), p. 28. Piqueras Haba, Juan: «1000 aldeas», El Periódico del Magro 35, (julio de 1998), p. 18. VAL, Ricardo del: «Pequeña historia de las aldeas», en El Trullo (abril de 1972), p. 27. Y en el «IX Congreso de Historia Comarcal: población y despoblación: apuesta por el paisanaje», en Oleana: Cuadernos de Cultura Comarcal, 2020.
