
(Serrano Clavero, primero de pie a la derecha)
(Fotografía anónima, archivo del autor).
¿Dónde empieza Venancio, el barberillo poeta, y donde termina Serrano Clavero, el periodista agresivo y comprometido? Es difícil, tal vez imposible, delimitar a un escritor que era capaz de convertir en artículo periodístico un poema y al mismo tiempo publicar un poema más incisivo que cualquier artículo, en primera plana de El Pueblo.
La culpa es de quien esto escribe. He querido delimitar las facetas literarias del escritor requenense como si separara la yema de la clara, sin pensar que algo de la una siempre se queda en la otra y que ha habido que romper la cáscara para llevar a cabo esa cirugía. Pero ya puestos en harina, habrá que hacer el rebozo. Dejemos a un lado, en la medida de lo posible, a Venancio el poeta y busquemos entre la prensa del momento al Serrano Clavero prosista y a veces un poco “cuentista”.
Ya se comentó en el artículo anterior que las primeras colaboraciones en la prensa impresa lo fueron con poemas en el rotativo La Lucha, de Gerona, en 1888. Pero tras localizar en este título varios poemas, también aparece una noticia que indica mayor implicación:
La Lucha (Gerona), 27-VII-1888
Ha entrado a formar parte de nuestra Redacción, como Redactor literario, nuestro particular amigo el joven e ilustrado poeta valenciano Don Venancio Serrano Clavero.
Habría que definir con tiento esa acepción de “redactor literario”. No es que el periodista marchara a trabajar a Gerona, pues todos los poemas que le son publicados, llevan el lugar junto a la fecha de creación: Requena. Es, por tanto, una colaboración literaria con cierta continuidad y con algunas pesetas de por medio, de seguro pocas.
Comentaba sobre la poesía de Serrano Clavero el hecho de que esta le granjeara buenos amigos y no pocos enemigos. Si la poesía, además, quedaba para la posteridad impresa en un periódico, esto último estaba asegurado:
La Lucha (Gerona), 26-VIII-1888
Desde Requena
Sr. Director LA LUCHA
Muy Sr. mío y amigo: Tres días ya que no recibo número de su apreciable periódico. ¿En qué consiste esto, pues? Todos los suscriptores de ésta lo han recibido el día que corresponde.
Yo ni aún retrasado.
No cabe duda, Sr. Director, que un alguien se embolsa muy tranquilamente el mencionado periódico, dando con esto una prueba de ser un consumado… Acérquese V. y se lo diré al oído…
No le quepa a V. duda. Sin saber por qué estoy tarareando la tan aplaudida jota de los señores Chueca y Valverde:
“Soy el rata primero…”.
Yo estoy plenamente convencido de que se me remite LA LUCHA desde Gerona, y ¡vea V. que casualidad, Sr. Director! Precisamente, dos de los números perdidos contenían, el uno el remitido del Sr. Gardollecia y el otro una poesía mía. Si ese alguien nos profesa simpatía y quiere poseer nuestros pobres escritos, le ruego dirija una mirada a los precios de suscripción que hay impresos en dicho periódico.
Réstame, pues, dar las gracias a ese admirador “gratis” de la literatura, rogándole encarecidamente deje llevar el periódico a su destino.
Hasta otra, querido Director, se ofrece de usted affcmo. S.S. y amigo.
Venancio Serrano Clavero.
No es de extrañar, a la vista de su prosa, que sus “buenos enemigos” tuvieran envidia a aquel joven casi barbilampiño que a sus dieciocho primaveras tenía la osadía de hablar mal de algunos requenenses nada más y nada menos que en un periódico de Gerona que, vete tú a saber donde estaría aquella ciudad, y a veces a dos medias páginas completas. Como en este caso, del que tan sólo reproduzco unos párrafos:
La Lucha (Gerona), 1-IX-1888
LA CHISMOGRAFÍA
(Tipos al fresco)
A vosotras, lenguas viperinas, comadres de barrio, murmuradoras de profesión, me dirijo.
¡Cuantas víctimas inocentes habréis inmolado ante los altares de la diosa Chismografía! ¡Cuantas honras habréis manchado y sepultado para siempre!
Mucho me debéis en verdad; más por mi fe os juro que me habéis de pagar con creces. ¡Ya era tiempo, víboras, ya era tiempo!
Requena, como todas las poblaciones, tiene muy buenas aguas, muchas niñas bonitas, mucha hidalguía y, sobre todo, muchas buenas personas encargadas de despellejar al prójimo con sus temibles lenguas, punzantes y finas como una lanceta. Inspiran más respeto que un toro veragüeño o una tisis galopante.
Y no exagero.
Infeliz del hombre que cruce tres veces seguidas una calle de la ilustre Requena, aunque sea sin intención.
Nunca falta la correspondiente comadre que advierta “el acontecimiento” a otra sierpe de su especie:
-No, no dude V. que ese pájaro busca algo. Le he visto mirar al balcón de Fulanita. ¿Quiere V. una prueba más convincente?…
¡Pobre pollo y pobre Fulanita!
Desde aquel día se asegura que son novios, que se aman mucho y que están resueltos a unirse ante el altar, aunque a ello se opongan todos los demonios grandes y chicos del infierno.
…/…
Así pues, Venancio Serrano comenzó su carrera periodística como redactor “a distancia” de un periódico que nada tenía que ver con Requena: La Lucha, de Gerona. Ninguna idea ofrece el poeta ni su biógrafo, Bernabeu, sobre cómo llegó a contactar con aquella publicación tan lejana. Me atrevo a aventurar que mucho tuvo que ver en ello su buen amigo y correligionario, el también poeta y periodista Manuel García Lledó (1861-1914), quien sí residió en Gerona durante algún tiempo, desde principios de 1888, publicando poemas y artículos en La Lucha, en la misma época que Serrano Clavero. García Lledó aparece con frecuencia en la prensa catalana de esos años, coincidiendo con Venancio Serrano en La Lucha, La Ilustración Ibérica, etc., y surgiendo su nombre en periódicos de gran tirada como La Vanguardia, de Barcelona.
Resulta frecuente encontrar las mismas poesías de Serrano en periódicos de diversas partes de España, lo que hace suponer que estas colaboraciones periodísticas eran remitidas por los jóvenes aspirantes a redactores, a unas y otras publicaciones, en busca de ver sus nombres impresos en letras de molde.
No obstante, el joven Venancio, que por esos años alternaba su trabajo en la oficina de Consumos de Requena con ayudar un poco a su padre en la barbería y presentar sus poemas y pláticas en el Círculo Republicano Federal de Requena, también lo intentaba en su ciudad natal, aunque fuera en aquellos periódicos confeccionados a mano de los que, por fortuna, tenemos algunas copias.
La doble vertiente que el poeta Serrano Clavero recorría en el ámbito poético, puede aplicarse también para el periodista Serrano Clavero. Mientras remitía poemas, cartas y artículos a otros periódicos, en Requena no podía publicar, dado que no se editaba en aquel momento ningún semanario. Sí lo harían poco después García Lledó y Pérez Carrasco en Valencia, desde las páginas de Sancho Panza.
Así, los amigos que permanecían en Requena tuvieron la paciencia de realizar un periodiquillo manuscrito, del que seguramente sólo se hicieran unos pocos ejemplares, si no uno. A lo largo de sus tres números localizados, Venancio utilizó el seudónimo de Cleto para colaborar o más bien dirigir El Corchete, junto a otros jóvenes poetas y periodistas y sus seudónimos. He aquí un fragmento del editorial con que se inauguraba la edición:
El Corchete (Requena), 29-VI-1889
Tímido como un adolescente, ruboroso como una doncella, hoy se presenta en la palestra literaria, digo, periodística, El Corchete.
Vedle, mis lectores: joven es y como tal lo lógico es que sea débil gladiador… Más ¡ay, no no! Pronto demostrará que su brazo es de hierro, invencible su tizona e inusitado su valor.
Pronto, muy pronto, El Corchete, escudriñador y atrevido, tizona en mano y a la refulgente luz de su linterna, irá descubriendo misterios, hasta ahora incomprensibles a la imaginación y perspicacia de los curiosos.
…/…
García Lledó contó con las firmas de sus amigos al tomar las riendas de la primera época del periódico Sancho Panza, hecho en Valencia para Requena. Se publicaron al menos diez números entre septiembre de 1889 y agosto de 1890. En ellos, la firma principal es la de Manuel García Lledó y muchos artículos están firmados con seudónimo, pero entre los conocidos podemos ver a Vicente Bolós López, Julián Pérez Carrasco y Venancio Serrano Clavero:
Sancho Panza (Edición de Requena), 3-VIII-1890
¡PARECE MENTIRA!
¡Si, parece mentira y en verdad es un anacronismo que, a fines del mecánico siglo XIX, llamado con justicia “de las luces”, de este siglo que siente su espíritu agitado por insaciable sed de progreso y libertad, la civilizada España entre de nuevo en un periodo de escandalosa y denigrante reacción que ha de debilitar su ansiada marcha de emancipación y prosperidad!
Parece mentira, si, que el valiente pueblo hispano, este pueblo que en 1808, al grito de independencia, presentó con bravura su pecho a los cañones del ambicioso Murat y derramó por doquier su noble sangre, tinta gloriosa que ha recogido la Historia para escribir sus páginas más brillantes; incline en 1890, dócil y cobarde, su siempre altiva cerviz al despótico y ominoso poder de un gobierno reaccionario, dando de este modo prueba vergonzosa de escolar timidez y ridículos respetos.
…/…
El artículo, bastante extenso, es un rapapolvo ciudadano en contra del conservador Antonio Cánovas del Castillo, quien desde un mes antes ocupaba por quinta vez la jefatura del gobierno.
En cuanto a su colaboración en La Lucha, autodenominado como “órgano del partido liberal de la provincia de Gerona”, se extendió hasta mediados de 1891, en que cesamos de ver su firma.
El nombre de Serrano Clavero, de modo principal con poesías, recorre algunos periódicos de esos años como, por ejemplo: La Ilustración Ibérica (Barcelona, 1890-1897), La Semana Cómica (Barcelona, 1890-1893), La Saeta (Barcelona, 1893). Bernabeu (1986, p. 28), afirma que en abril de 1892 puso rumbo a Valencia, alentado por su esposa y que poco después probaría suerte en Barcelona, pasando por varias publicaciones. Las investigaciones realizadas en la prensa digital, contrastadas con las noticias locales, no permiten afirmar sino que dichas colaboraciones siguieron siendo desde Requena. Tengamos en cuenta que Venancio Serrano y Consuelo Claramunt contrajeron matrimonio en junio de 1892[1] y que pronto llegaron sus primeros hijos, lo que suponía mantener unos ingresos fijos, como los que le proporcionaba el trabajo en la oficina municipal de Consumos. Entre estas fechas y la salida del semanario requenense El Eco de la Región, en febrero de 1894, no hay noticias documentales, por el momento, de su traslado profesional fuera de Requena, donde dirigió El Eco hasta mediados de 1895.
El 18 de febrero de 1894 aparecía el primer número de El Eco de la Región, periódico semanal “defensor de intereses generales”. La redacción estaba en el número 2 de la calle de San Fernando y la impresión se hacía en Valencia, imprenta de Manuel Alufre. No se ha conservado ningún ejemplar de este nº 1, pero sí del nº 2, publicado el 25 de febrero, mismo día en que se estrenaba la competencia: Sancho Panza, “periódico humorístico”, en su segunda época, dirigido de modo principal a criticar al Eco. ¿Qué había pasado entre Manuel García Lledó y Venancio Serrano Clavero? Alguna desavenencia ideológica tuvo que haber, aunque en años posteriores veremos que las aguas volvieron a su cauce. Por lo demás, esta nueva incursión de Sancho Panza solo duró cinco semanas y El Eco, quince meses, hasta el número 65, al menos.
El Eco de la Región es un periódico difícil de clasificar. La lectura de sus noticias y artículos, así como de sus anuncios y crónicas municipales no apuntan hacia un partidismo concreto, pues con la misma consideración aporta información de tipo republicano que conservador. No es un periódico anticlerical, pues ofrece mucha información religiosa, incluyendo horarios de misas y festividades patronales, a la vez que critica actuaciones del ayuntamiento y estado de calles y servicios. El nombre del director nunca aparece en las cabeceras y tampoco la firma de Serrano Clavero en artículos, aunque sí sus colaboraciones como tal y con el seudónimo de Cleto, en poemas y cuentos. Entre los firmantes vuelve a verse el nombre de Vicente Bolós, Rafael Villena, Federico Gil Asensio, Miguel Ballesteros y la aportación de José Joaquín Herrero. También, en forma de fascículos, se publica la revista de Serrano Clavero Requena por dentro o el sueño de un desdichado, con música de Pérez y Pino. La tónica general, si hay que buscarla, es un periódico que no se define y sabe nadar y guardar la ropa, al modo de Las Provincias, del que se nota su influencia. Sin embargo, Venancio es Venancio y su mordacidad periodística no puede faltar, como vemos en este fragmento:
El Eco de la Región (Requena), 9-XII-1894
CRÓNICA CÓNICA-CÓMICA-CÓSMICA
Lo mismo que me lo temía ha llegado.
Me refiero al invierno.
No sé por qué, allá por Septiembre, me dio el corazón que para estos fríos no tendría yo capa.
Y lo que entonces juzgué una sospecha, me resulta ahora una operación matemática.
Yo tenía fe ciega en las maldiciones que se lanzan con fundada razón y me maldije hará cosa de dos meses.
-¡Maldita sea mi sombra si el día de San Nicolás no tengo capa!
Pues nada, ni por esas he conseguido ser dueño de tan estimada prenda, como llaman los soldados a sus novias.
La capa todo lo tapa, dice un adagio castellano, que ha desautorizado por completo una capa o lo que sea, con la cual intento tapar las culeras y demás sellos móviles de mi ropa de invierno.
Llevo una chaqueta que por la espalda parece la tabla de edictos del ayuntamiento.
…/…
Cleto.
Donde, si no la firma, si se ve la mano de Venancio Serrano, es en ciertas editoriales del periódico, sobre todos cuando se trata de tocar temas tan polémicos como el famoso impuesto:
El Eco de la Región (Requena), 16-XII-1894
FUERA REPARTO
Una de las cuestiones más difíciles de solucionar y en la que se han estrellado todos nuestros municipios, es la manera de hacer efectivo el cupo de consumos.
La contribución de consumos, que es la más inmoral y absurda de todas las contribuciones, y en Requena además es origen del atraso en que se encuentran todos los servicios municipales y de la inmensa y abrumadora deuda que pesa sobre el municipio, deuda que hace huyan de él muchas personas pusilánimes y honradas, temerosas de verse envueltas en ella.
…/…
Es cierto que de Requena habían salido ya, con distintos rumbos, compañeros periodistas como Julián Pérez Carrasco o Manuel García Lledó. El primero de ellos recaló muy pronto en la redacción de El Pueblo, fundado y dirigido por Blasco Ibáñez, cuyo primer número salió a la calle el 12 de noviembre de 1894. Pérez Carrasco, de la mano de Peris Mencheta, pronto volaría a Barcelona para alcanzar el éxito en El Noticiero Universal y es posible que fuera él quien recomendara a Blasco Ibáñez la pluma de Serrano Clavero. En la famosa fotografía de los redactores de El Pueblo rodeando a Vicente Blasco Ibáñez, en la playa de la Malvarrosa, está Serrano Clavero con barbita de perilla, bastón y sombrero, de pie tras el director, pero no aparece Pérez Carrasco:

Serrano Clavero detrás, de pie, con sombrero y bastón
(Foto en el libro Félix Azzati, de Vicente R. Alós, página 42) (Anónima).
Esta fotografía, no fechada, parece ser de 1896-1897. Tras leer varios libros relacionados con Blasco Ibáñez (relacionados en la bibliografía), ni siquiera el más importante, José Luis León Roca, ofrece una fecha aproximada de la misma y, sobre Serrano Clavero, tan sólo cita (2002, p. 130):
El periódico pronto atrae a los más audaces. En el espacio de escasos meses se congregaron en torno a la figura de Blasco Ibáñez: Serrano Clavero, el poeta; Santoncha, Pérez Carrasco, Muñoz, César Calvo, Cucarella, Zembrana, Vinaixa, Gimeno, Monfort y Payá.
El hecho de que León Roca los cite juntos, pero que ambos no estén en la fotografía, me hace pensar que Serrano Clavero llegó más tarde, pues en septiembre de 1895, Pérez Carrasco todavía estaba en la redacción de El Pueblo, ya que el día 8 de ese mes el periódico fue secuestrado por la autoridad gubernativa y Julián Pérez procesado por su artículo “¡Oh qué buen país!”.
La firma de Serrano Clavero como redactor de El Pueblo no aparece en dicho periódico hasta junio de 1901. No resulta extraño. En la primera época, los redactores hacían de todo y casi no cobraban. Lo importante era levantar y mantener el diario. Esto, para los jóvenes incondicionales de Blasco era soportable, sobre todo si vivían todavía en casa de sus padres, como Azzati, pero para Serrano tuvo que ser difícil y tendría que dejarlo en busca de mejor sustento. Volvería cuando las condiciones mejoraran y su pluma estuviera más madura.
Pero me he adelantado un poco en el tiempo y hay que dar una ligera marcha atrás. A decir de Bernabeu (1986, p. 28), sus comienzos valencianos no fueron fáciles ni con Blasco Ibáñez:
En Valencia sufrió la primera decepción al enfrentarse con correligionarios y periodistas, quienes se lo quitaron de encima pretextando que «sobraban plumas de pavo real y escaseaban las plumas de cuatro reales». Don Teodoro Llorente le brindó las columnas de Las Provincias. Luego pasó a El Pueblo, con Vicente Blasco Ibáñez.
Tampoco en Las Provincias he localizado ningún artículo firmado por Serrano Clavero, pero es indudable la estimación que el requenense sentía por Teodoro Llorente Olivares, dado el sentimiento de afecto que rebosa el poema que leyó en el multitudinario homenaje que se le hizo al anciano periodista en Valencia, el 3 de julio de 1903.
Volviendo a los datos cronológicos, tras el cierre de El Eco de la Región, volvemos a ver colaboraciones de Serrano Clavero en publicaciones regionales como El Diario de Murcia (1897), La Tempestad (Segovia, 1897), La Correspondencia Alicantina (1897), El Adelanto (Salamanca, 1897), El Porvenir (León, 1897), de nuevo La Saeta (Barcelona, 1897-1900), El Cantábrico (Santander, 1898), El Heraldo de Alcoy (1900), Álbum Salón (Barcelona, 1898), El Motín (Madrid, 1900-1901), etc.
Pronto levantaría el vuelo definitivo, pero antes, durante el verano de 1899, se permitió el dispendio de publicar su propio periódico.
El 10 de septiembre de 1899, a pocas fechas de la tradicional feria de Requena, aparecía el semanario Cleto, alter ego de Serrano Clavero que lo dirigía, llenaba gran parte de sus páginas y buscaba colaboraciones entre los viejos y nuevos amigos requenenses. Se han conservado sólo los números 3 y 4 enteros, y una página suelta de alguno de los dos primeros. Suficiente para hacernos una idea del talante de este periódico subtitulado como “personaje casi cómico de influencia y anuncios” que “saldrá a darse pisto cuando quiera”. Con redacción en la plaza Consistorial, afirmaba en cabecera que “como abundan los gorrones, no se admiten suscripciones”.
En Cleto destacan los artículos biográficos de personajes requenenses, contemporáneos o históricos, como Loreto Gallego, el Tío Marquillo y Práxedes Gil-Orozco Bastidas, el concertista. También las colaboraciones de antiguos amigos, Manuel García Lledó o Vicente Bolós y de otros más recientes, como Cándido Monsalve Gabaldón o el notario Enrique Tormo y Ballester. También la de otro maestro de la ironía, Manuel Jordá.
Así comienza su loa al soldado de la guerra de Filipinas, recién repatriado:
Cleto (Requena), IX-1899 (nº 1 o 2)
EL HÉROE DE BALER
Hélo ahí: es uno de los treinta y tres españoles únicos que ah quedado en actitud decorosa ente las demás naciones.
Loreto Gallego es hijo de padres muy pobres, tiene seis hermanos y es natural de Los Cojos, pequeña aldea situada al Sur de Requena.
Un año aproximadamente ha estado resistiendo todas las penalidades de un sitio, donde el hambre, la traición y la peste se habían dado cita.
Eso es patriotismo, eso es valentía, eso es decoro. El sitio de Baler constituye la página más gloriosa de la campaña antillana y comprendiéndolo así Polavieja… ha pagado tanto heroísmo a real diario.
Infinitamente más pobre es el Ayuntamiento de Requena y ha concedido al bravo Gallego la misma pensión que el Gobierno. Ha hecho más: tiene acordado regalarle una medalla de oro conmemorativa y eximirle de cargas municipales.
…/…
La aventura de Cleto fue así de efímera, pero más que desaparecer, se reconvirtió. En el nº 4 se insertaba la siguiente nota:
Cleto (Requena), 1-X-1899
PERIÓDICO NUEVO
Atendiendo respetables indicaciones, dentro de poco tiempo se verificará la fusión de nuestra revista con un periódico serio, que aparecerá con el nombre de EL SOMATÉN.
Creado CLETO únicamente para ser algo así como nota alegre del periodo de feria, cederá gustoso el puesto a quien trae por bandera la defensa de generales intereses.
La dirección del nuevo periódico será la misma de CLETO.
Denominado como “periódico liberal independiente”, El Somatén hizo su entrada en escena el 30 de noviembre de 1899. Tanto este, como Cleto, fueron las primeras publicaciones de los nuevos impresores que habían recogido en Requena la herencia de Julián Aguilar: Salvador Soteres y Salvador Gironés. Valencianos, con ascendientes alcoyanos, traen a Requena nuevas máquinas, nuevos tipos y métodos modernos que permitirán mantener a partir de entonces, uno o varios periódicos en edición. Gironés pasaría pronto a Utiel y Soteres marcaría época en Requena hasta la llegada de Antonio Molina, en 1936.
En el nº 1 de El Somatén hay un cuento breve firmado por V. Serrano Clavero, titulado La Tumba, pero no sólo en este relato se ve su mano, sino también en el editorial que encabeza la publicación:
El Somatén (Requena), 30-XI-1899, nº 1
NUESTRO PROGRAMA
Según el Diccionario de Barcia, dáse el nombre de Somatén al núcleo de gente armada y mantenida por una población para hacer frente al enemigo común.
Cuando, alentados por nuestro amor hacia el bienestar de este distrito, nos hemos decidido a penetrar en la difícil palestra del periodismo, hános dado firmeza para ello la voz de la justicia y nuestra por algunos atropellada bandera, entre cuyos pliegues sacrosantos se besan y confunden tres nombres: Ayora, Utiel y Requena, nombres sobre los que nunca ha caído el tizón de la Historia ni la sombra del despotismo, porque el aura que murmura en nuestros valles y acaricia nuestras frentes es aura de nobleza y soplo de libertad.
…/…
Queremos, pues, pertenecer, no a esa prensa dúctil y venal, doblegada al favor y al negocio, sino a esa prensa honrada que sorprende crímenes y tormentos en Montjuich, flaquezas y sonrojos en las Antillas y fracasos financieros en los capítulos de Hacienda.
En tal sentido, cuantas legítimas quejas, cuantos levantados propósitos lleguen a nosotros, hallarán siempre abiertas y honrándose con ello, las columnas de EL SOMATÉN.
Aparte de la dirección, por la que es de suponer que casi todas las editoriales serían suyas, en las páginas de los cincuenta números aparecidos de El Somatén hay continuas colaboraciones de Serrano Clavero en forma de poemas y cuentos cortos.
El 31 de diciembre de 1899 aparecía un nuevo periódico en Requena: El Baluarte, dirigido por Manuel García Lledó, el antiguo poeta y amigo, a veces, de Venancio Serrano, que ya había estado al cargo de Sancho Panza. El Baluarte se autodenomina “semanario republicano”. Lo sorprendente, en esta historia, con respecto al hecho de que haya dos periódicos de no tan diferentes convicciones en Requena en aquel momento, es que Serrano Clavero colaboró en ambos, dirigiendo uno y remitiendo poemas al otro. Un caso atípico de buena convivencia periodística, no sin que se dieran sus “puyitas” de vez en cuando. Cuando Manuel García Lledó, por causas que no se explican, dimitió en la dirección, se hizo cargo de El Baluarte Santiago Lechuga.
Esta dualidad en las colaboraciones se extendió a lo largo del recorrido de ambos periódicos. El Somatén editó cincuenta números, que hayamos localizado, hasta noviembre de 1900. El Baluarte aguantó casi un año más, hasta septiembre de 1901. En su último número, 80, todavía hay una colaboración poética de Serrano Clavero. La prensa requenense desapareció de la palestra hasta marzo de 1904, en que aparecería El Avance. Pero para entonces Venancio Serrano ya había volado de la ciudad.
Con el nuevo siglo recién estrenado, la familia Serrano Claramunt dio el salto definitivo a la capital. Vicente Blasco Ibáñez le reclamaría pronto para la redacción de El Pueblo, esta vez con sueldo y firma, donde iba a compartir mesa con algunos colosos de la prensa valenciana: Félix Azzati, Teodoro Santoncha, José Jorge Vinaixa, Faustino Valentín y, todavía en aquel momento, el amigo del alma y futuro traidor a Blasco, Rodrigo Soriano, entre otros. Sin embargo, la primera colaboración que ve publicada en esta nueva década, lo es en el Almanaque de Las Provincias para 1901, en el que se inserta un poema suyo: La Idea.
También Las Provincias insertaba una noticia breve muy interesante, a priori, y con una molesta errata en el nombre:
Las Provincias (Valencia), 12-VII-1901
Se ha encargado del periódico radical El Progreso, de esta ciudad, el conocido poeta y periodista D. Vicente Serrano Clavero.
Ha resultado imposible, por el momento, corroborar de forma documental cual fue este periódico. El Catálogo de las Publicaciones de la Colección Navarro Cabanes, publicado por Isabel Guardiola Sellés para el Ayuntamiento de Valencia en 2000, ofrece diversas publicaciones denominadas El Progreso. A falta de la correspondiente comprobación física y con los datos que ofrece la anterior nota de prensa, me inclino por el siguiente semanario, que estuvo en edición desde finales del siglo XIX hasta mediados de los años veinte (Guardiola, 2000, p. 126):
1290 EL PROGRESO
Semanario radical. Órgano de la Unión Republicana del distrito Játiva (Valencia).
El resto de los periódicos relacionados con el mismo título, son improbables por las fechas que se ofrecen.
¿Cuánto tiempo estuvo Serrano Clavero dirigiendo El Progreso? Seguramente hasta su reincorporación a El Pueblo. De nuevo era Las Provincias quien lo citaba en relación con el mencionado periódico:
Las Provincias (Valencia), 1-IX-1901
El “meeting” de anoche
En el trinquete de la calle de Juan de Mena se celebró anoche el meeting organizado para protestar contra la detención de los obreros que tomaron parte en los tristes sucesos de La Coruña.
El acto resultó un fracaso, pues a pesar de la gran propaganda hecha para reunir el mayor número posible de obreros, solamente se congregaron unos ochocientos, a los que hay que sumar otro centenar de asistentes entre republicanos avanzados, librepensadores y mujeres.
…/…
Hicieron luego uso de la palabra, en los tonos que son ya de cajón en estos meetings, atacando a la burguesía, a los jesuitas y al gobierno… y el director del semanario El Progreso, señor Serrano Clavero…
Un gran cambio de los periódicos requenenses a uno en que la lucha obrera activa era el pan de cada día, donde se mezclaban trabajadores y activistas republicanos e, incluso, anarquistas. Su nombre empezó a sonar. La prensa tradicionalista le criticó y la republicana reprodujo su discurso:
Algunos, no todos los periódicos de España, dieron la noticia.
Y la dieron en su sección telegráfica, con un laconismo horrible, que hería y paralizaba el pensamiento como la fría hoja de un cuchillo…
“A las dos de la madrugada y custodiados por varias parejas de guardia civil han salido de la cárcel de Coruña los obreros allí detenidos, conduciéndoseles a Betanzos, desde donde han salido para ingresar en los presidios en los que han de extinguir sus condenas”.
…/…
Después, la ciudad envuelta en sombras, mujeres y niños que se juntan en desesperado grupo… y a lo lejos, por la polvorienta carrera, caminando torpemente y con el degradante hato a la espalda, en callada conducción, vigilados por la guardia civil, los obreros, los pobres obreros, camino de presidio…
V. Serrano Clavero.
Su nombre aparecía en la prensa de uno u otro matiz, aquí y allá: reuniones, actos de inauguración, protestas y también colaboraciones literarias. Entre estos hechos y su entrada en la redacción de El Pueblo, pasó muy poco tiempo. En mayo de 1902, el diario Las Provincias lo menciona como parte del equipo:
Las Provincias (Valencia), 9-V-1902
Anoche se celebró un meeting de protesta contra el fallo del tribunal de honor que ha descalificado al Sr. Lerroux.
Dicho meeting se realizó en el Centro de la Fusión Republicana de la calle de Arolas, pronunciando discursos la propagandista doña Elena Just, los redactores de El Pueblo, Sres. Azzati, Manaut y Serrano Clavero, y algunos otros leaders de la fusión.
Ser parte de El Pueblo es estar comprometido con las clases trabajadoras, con los ideales republicanos de progreso e igualdad que propugna en el diario Blasco Ibáñez y que más tarde harán también Azzati, Sigfrido Blasco y el resto de continuadores. Un compromiso que lleva, en muchas ocasiones, a dormir en el calabozo policial y a ser la parte acusada en juicios penales por difamación o por artículos radicales que, las más de las veces no prosperan pero dejan la marca del jergón carcelario:
Las Provincias (Valencia), 3-VI-1902
La procesión de ayer
La procesión de San Martín se celebró ayer, según se esperaba, con gran lucimiento, a pesar del pataleo de los republicanos de la Fusión, a quienes tan mal ha sentado la grandiosa manifestación religiosa de anteayer.
…/…
El gobernador, que se había enterado minuciosamente de lo ocurrido y que estuvo dictando severas disposiciones para que la Guardia Civil reprimiera el motín, ordenó la detención del redactor de El Pueblo, Sr. Serrano Clavero, la cual se llevó a cabo a las tres de la madrugada de hoy.
La vieja y abarrotada cárcel de San Gregorio tuvo en Venancio Serrano un frecuente inquilino durante los años que permaneció en El Pueblo. Aunque la biografía de Azzati no se ocupa para nada del requenense, ambos fueron compañeros de celda en frecuentes ocasiones, logrando forjar una amistad que traspasaría las aguas del Atlántico años más tarde, cuando el valenciano fuera nombrado director del periódico o diputado en el Congreso. En cuanto a esta primera detención conocida, la noticia corrió como la pólvora por periódicos de toda la península, poniendo en extenso candelero los apellidos Serrano y Clavero.
Como orador había pocos que le superaran y no hubo reunión o mitin donde Venancio no tuviera preparados sus versos. Incluso en actos menores como cuando era invitado al bautizo de algún hijo de algún obrero o en las múltiples reuniones de la Fusión Republicana, donde Manaut, Azzati y Serrano Clavero acudían juntos como siameses, en representación de El Pueblo. También es frecuente ver el nombre de Serrano Clavero como representante del director o del periódico, cuando se trata de acudir al juzgado a declarar por alguna de las múltiples denuncias que acosaban a El Pueblo. Sin embargo, aunque su nombre es repetido constantemente por su periódico como representante del mismo en todo tipo de actos, como autor teatral o poeta, su firma, como la de otros redactores, no aparece bajo los artículos del diario que, fiel a la costumbre de Blasco Ibáñez, seguían siendo anónimos en su mayoría.
Su viejo mentor, Teodoro Llorente, bajo el seudónimo de Valentino, se lamentaba en Las Provincias, a mediados de 1904 y tras la salida del libro de poemas Rebeldías, de cómo el gran poeta requenense al que tanto apreciaba, se quemara en mítines y reuniones, con poemas y discursos radicales, cuando su valía literaria, en especial la poética, estaba muy por encima de ocupaciones tan viles. Para él, los grandes poetas requenenses de la época eran tres: José Joaquín Herrero, Rafael Villena y Venancio Serrano Clavero.
Durante el año 1904 se publicó en Requena el periódico El Avance, que alcanzó los veintitrés números. En ellos vuelven las firmas de los hermanos García Lledó, Manuel y Pablo, de Cándido Monsalve y otros coetáneos de Serrano Clavero, pero no aparece ninguna colaboración por su parte. Únicamente se anuncia a la venta el poemario Rebeldías.
Aunque, como ya he dicho, la firma de Venancio Serrano no aparece bajo los artículos que publicó en El Pueblo como redactor, su labor periodística como parte de la familia que componía aquel periódico fue de militancia radical y agresiva. Serrano, Manut, Vinaixa, Azzati, eran la avanzadilla de las ideas republicanas de progreso social que propugnaba Blasco Ibáñez y, como tales, sus salidas, su presencia en mítines, juicios, banquetes y todo tipo de reuniones era siempre para reivindicar la ideas y el posicionamiento de El Pueblo con las causas obreras. Así, con lo que sí contamos es con la reproducción, en todo o en parte, de algunos de sus discursos, en los que puede verse a las claras el estilo periodístico que desarrollaba en esos años, como este ejemplo:
El Pueblo (Valencia), 11-I-1905
LA CUESTIÓN DEL PUERTO
El mitin de anoche
…/…
Nuestro compañero Serrano Clavero, contestando a alusiones hechas a la prensa, hizo de esta, de la prensa avanzada, defensora del proletariado, una calurosa defensa:
-“Más que la política, con sus pestilencias y mezquindades, amo la causa obrera, a la que me debo, como hijo del pueblo que soy.
Por eso la pluma es en mis manos lo que la piqueta en las vuestras, y quiero trocar las ligeras cuartillas en bloques apilados para el edificio de nuestra regeneración.
Por eso también me he impuesto voluntariamente la obligación, que hallo sagrada, de ser yo el cronista de vuestro pleito contra la burguesía.
Os hablo en nombre de un periódico que tiene su espíritu en la primera plana, no en la cuarta, donde lo ponen los periódicos que estiman más el anuncio de un trasatlántico que el rugido de dolor del mundo proletario.
Como obrero, pues, protesto de las leyes inhumanas que nos rigen y protesto del gesto airado que a las demandas obreras ha puesto el primer representante de la autoridad en Valencia.
Yo ruego al César del Temple, ahora que hay fonógrafos suyos que pueden trasladarle mis palabras, que no reproduzca la página de Infiesto para que Valencia no reproduzca la de Camacho”.
También en las páginas de El Pueblo, Venancio Serrano demostró que la poesía puede ser periodística. Sus humorísticos e incendiarios poemas en la sección “A todo trapo”, de la que ya hablé en referencia al poeta, son también periodismo, pues son crítica a políticos locales y nacionales que, a juicio del periódico, no están haciendo lo que se espera de ellos por el puesto que ocupan.
1905 sería el último año de Serrano Clavero como redactor de El Pueblo. Desde su vuelta en 1902 hasta su salida, en el periódico habían cambiado mucho las cosas. Primero fue testigo directo de cómo se rompía para siempre la gran amistad que había unido a Blasco Ibáñez con Rodrigo Soriano cuando este, que había financiado la salida del periódico en 1894, se volvió como perro rabioso contra su antiguo amigo y publicó en las páginas de El Pueblo el artículo “Revolucionarios de entretiempo”, criticando a Blasco duramente, el 4 de febrero de 1903, con lo que ambos pasaron a ser irreconciliables enemigos en lo personal y en lo político. Había visto como, poco a poco, Blasco Ibáñez se iba alejando del día a día en el periódico que había creado, como congresista o como viajero por Europa, dejando el periódico en manos, primero, de Faustino Valentín y después, de forma definitiva, de Félix Azzati. Él, que se había entregado en cuerpo y alma a las causas defendidas por Vicente Blasco, se iba quedando atrás en la consideración del periódico y poco a poco se dio cuenta de que necesitaba un cambio de aires, aunque sin renunciar en ningún momento a la que había sido su casa, pues seguiría enviando colaboraciones esporádicas.
A mediados de 1905, sin ruido, sin despedidas, Serrano Clavero dejaba El Pueblo y también Valencia (Bernabeu, 1986, p. 45):
Para el ruiseñor requenense, el ambiente que le subyugó y al que consagró sus mejores años, se le iba haciendo poco menos que irrespirable.
El poeta sentíase profundamente deprimido, desengañado. Y decidió marchar a Madrid con la esperanza de abrirse camino con la pluma. Las cosas no debieron irle bien, ya que poco después recalaba en Barcelona, donde se le unieron los suyos.
Del posible paso por Madrid no ha quedado constancia en la prensa de la capital. También Bernabeu (1986, p. 45), habla de un viaje a Francia en este interregno entre Valencia y Barcelona:
Pero antes, sabemos que estuvo por el Midí francés (Port Vendres, Cerbére, Cette…) donde residían algunos de sus amigos requenenses dedicados al negocio de la exportación de vinos…
A finales de 1905 ya estaba en Barcelona, seguramente reclamado por otros compañeros que habían tomado la misma vía, como José Jorge Vinaixa, de El Pueblo, o su viejo camarada de Requena, Julián Pérez Carrasco, que ese mismo año daba el salto definitivo desde el periódico Las Noticias al importante rotativo El Noticiero Universal, de la mano de Francisco Peris Mencheta, fundador de periódicos y agencias de noticias, pionero en España en estas últimas.
Una de las primeras acciones de Serrano Clavero en Barcelona fue estrenar una zarzuela, más bien revista, escrita junto a su compañero José Jorge Vinaixa, titulada Las Hijas de Villarejo, de la que hablaremos en el artículo dedicado a su faceta de dramaturgo.
Si la salida de El Pueblo fue voluntaria o forzada, es posible que no lo sepamos nunca. Pero no deja de ser curioso que su labor político/periodística en Barcelona no fuera muy diferente de la que había realizado en Valencia:
La Opinión (Santa Cruz de Tenerife), 3-VII-1906
Anteayer se celebró un mitin republicano en Albacete.
El activo propagandista republicano Don Venancio Serrano Clavero, redactor del periódico El Progreso, de Barcelona, pronunció un conmovedor discurso para hacer ante el pueblo de Albacete la presentación de D. Heliodoro Lillo Alba, candidato a la diputación a Cortes por el distrito.
El Progreso editó su primer número el 29 de junio de 1906, fundado por el político y escritor Alejandro Lerroux, amigo personal del requenense Julián Pérez Carrasco y de Blasco Ibáñez. En poco tiempo se hizo un importante hueco en la prensa catalana, junto a títulos como El Noticiero o La Vanguardia. Su labor principal era difundir las ideas de Lerroux, como El Pueblo había nacido para ser el portavoz de las de Blasco Ibáñez. Sus primeros años, como periódico más importante del Partido Radical, fueron de esplendor. Su publicación se alargó hasta 1933 y entre sus directores estuvo el compañero y colaborador de Venancio, José Jorge Vinaixa.
Pronto el requenense intentaría otros proyectos, compaginándolos con El Progreso:
El Pueblo (Valencia), 26-VIII-1906
NUEVO PERIÓDICO
La Juventud Republicana de Barcelona, deseosa de un portavoz que sea fiel reflejo de las aspiraciones y sentimientos que informan su credo político, publicará, desde el 1º del próximo Septiembre, La Rebeldía, periódico revolucionario de la Unión Republicana…
Colaboradores: Joaquín Costa, Blasco Ibáñez, Nakens… Azzati, Serrano Clavero, Vinaixa… Giner de los Ríos, Alejandro Lerroux y otros distinguidos escritores españoles y extranjeros.
Venancio Serrano consta como colaborador y no como redactor, pero no deja de ser curioso que el nuevo periódico se denomine La Rebeldía y su reciente libro de poemas, de tono radical republicano, haya sido Rebeldías.
También desde Barcelona, Serrano Clavero seguía enviando colaboraciones a otros periódicos españoles como El Radical (Almería, 1906), La Correspondencia de Alicante (1906), La Unión Republicana (Novelda, 1906), Fructidor (diario anarquista de Barcelona, 1907).
Si en Valencia fueron muchos los líos políticos y periodísticos que le llevaron a dormir con cierta frecuencia en el calabozo, en Barcelona parece que Serrano lleva la misma marcha, dada su actividad periodística en la prensa radical. Es posible que alguno de aquellos líos le llevara a tomar la decisión de dejar España. Decisión que se hacía pública desde uno de los periódicos en que colaboraba: El Descamisado.
El Descamisado (Barcelona), 19-VII-1907
Poeta sin camisa
A fines de este mes marcha a Buenos Aires, como redactor del diario La Argentina, nuestro queridísimo amigo y distinguido compañero Serrano Clavero.
Como tantas veces se ha citado, el 21 de agosto de 1907, el periodista, poeta y dramaturgo requenense embarcaba en Barcelona rumbo a Buenos Aires, donde su familia le seguiría pocos meses después.
Una noticia publicada en Valencia, algo tardía, confirmaba su verdadero destino:
Las Provincias (Valencia), 13-XII-1907
Nuestro paisano y compañero el periodista Venancio Serrano Clavero, que desde que marchó de Valencia había estado en Barcelona ocupando un puesto en la Redacción del periódico radical El Progreso, se halla al presente en Buenos Aires, donde el director de El Diario Español le ha confiado el cargo de redactor en jefe.
Si llegó a trabajar en el diario La Argentina, no hay constancia documental por el momento. Pero había conseguido su objetivo: triunfar como periodista. Argentina era un territorio abonado para su genio poético y dramático, para su pluma y, sobre todo, para su oratoria. Al poco de su llegada ya estaba en su salsa:
Los Dominicales del Libre Pensamiento (Madrid), 1-XI-1907
En Buenos Aires
Siempre a la brecha
Tomamos de El Diario Español, de Buenos Aires:
Círculo Español Republicano: La fiesta de anoche.- Los espaciosos salones de la calle de Rivadavia, 1255, rebosaban de público a la hora señalada para dar principio al animadísimo programa. Era un cuadro de luz y de vivos colores el que ofrecía la multitud de niñas elegantemente vestidas, encuadrado en los fracs de la juventud masculina, que cuando nos retiramos del local seguían entregados a los valses y los lanceros.
Antes del baile hubo discursos, poesía y música…
El señor Serrano Clavero leyó su hermosa poesía “Venganza”, siendo también vivamente aplaudida.
Discursos hubo cuatro: el del presidente del Círculo, señor Martín Dedeu, que presentó a la nueva institución en breves y apropiadas palabras; el señor Serrano Clavero, que se ocupó de política con palabra tribunicia…
Argentina cambió por completo a Serrano Clavero. El espíritu radical que le había impelido un periodismo y un activismo agresivos, no era necesario en aquellas tierras. La estabilidad económica y familiar y la alta consideración en que estuvo entre la colonia española de Buenos Aires desde el primer momento, obraron el milagro. Su mismo biógrafo lo expresa con claridad (Bernabeu, 1986, p. 51):
Resulta altamente curiosa la rápida transformación que se operó en la ilusionada mente del poeta. Maduro de experiencias literarias; en su imaginación fueron anidando, impregnadas de nostalgias y fervores patrióticos, ideas renovadoras que pronto cristalizaron en un lirismo melodioso y emotivo -«el arma secreta» de nuestro vate-; lirismo que en su incesante peregrinar por las inmensidades platenses, alcanzó resonancias épicas rayanas en un misticismo que no ha sido valorado en toda su magnitud. Porque durante largos años, del Chaco a la Pampa, el poeta requenense sembró de emoción española los núcleos de emigrantes, alcanzando creciente popularidad y admiración.
En el prólogo a Sangre y Oro, su poemario reconvertido más tarde en Rosal de España, el director de El Diario Español de Buenos Aires, Justo Sanjurjo López de Gomara, comentaba cómo le había ofrecido un puesto en el diario nada más llegar a la Argentina y cómo había estado con él seis años, entre 1908 y 1913. Este prólogo debió ser escrito hacia 1921, fecha en que se publicó Sangre y Oro, falleciendo López de Gomara en agosto de 1923, poco antes de que Serrano Clavero abordara el barco de regreso a España por encargo, precisamente, de El Diario Español. En los dieciséis años que el poeta estuvo en Argentina, colaboró en diversas publicaciones con artículos, poemas y cuentos: La Antorcha, PBT, Mundo Argentino, Caras y Caretas, El Hogar, Fray Mocho, La Nota… Su labor periodística se compaginó con incursiones en el cine, la representación de artistas y la vida social, desarrollada en viajes por el país para apoyar a políticos, mítines, homenajes… En mucho se parecía a su labor en España, pero la diferencia era que en Argentina se le valoraba en lo que valía, se le consideraba y era tenido en alta estima por sus compañeros y conciudadanos.
Cuando en 1909 llegó Blasco Ibáñez por primera vez a Buenos Aires, El Diario Español se ocupó de todo lo referente al viaje, estancia y comodidades del novelista. ¿Quién mejor que Serrano Clavero, redactor jefe de dicho diario, para ocuparse de las necesidades del viajero, antiguo jefe en El Pueblo y siempre amigo?
La imposibilidad de consultar en hemerotecas las páginas de El Diario Español nos han privado de leer sus artículos bonaerenses, que nos ofrecerían datos muy interesantes de su vida americana. Se conservan algunos ejemplares en el legado custodiado en el Archivo Municipal de Requena, pendientes de una consulta exhaustiva.
No obstante, en la prensa española, sobre todo valenciana, se recibían de cuando en cuando algunas crónicas desde Argentina que hacían referencia a Venancio Serrano, entre otras cosas miembro y bibliotecario del Círculo Valenciano de Buenos Aires, que se ocupó del grandioso homenaje a Teodoro Llorente Olivares, en el que participó como orador, y de seguro como organizador, el poeta requenense. Esto sucedía en septiembre de 1911 y la crónica de El Diario Español era reproducida en Valencia por Las Provincias.
A pesar de la lejanía, Serrano Clavero no cortó los hilos que le separaban de la prensa española. Sus colaboraciones enviadas a la prensa requenense son destacables en los periódicos fundados y dirigidos por Nicolás Agut, quien de seguro mantuvo contacto postal con el poeta. Pero también recibieron colaboraciones otros periódicos como La Región (Palma de Mallorca), Las Provincias y El Pueblo (Valencia), La Unión Democrática (Alicante), Tierra Levantina (Buenos Aires).
Con El Pueblo mantuvo relaciones más cercanas, enviando noticias que pudieran ser acordes con su línea, máxime cuando también en Argentina mantenía relaciones con las asociaciones republicanas:
El Pueblo (Valencia), 23-III-1912
La muerte de Pí
Serrano Clavero cablegrafía desde Buenos Aires que la Liga Republicana Española ha acordado testimoniar el pésame a la familia de Pí y Arsuaga, habiéndose iniciado una suscripción a favor de la viuda e hijos, encabezada por el gran amigo de Pí y Margall, Dr. Calzada.
Las andanzas periodísticas, poéticas, empresariales, teatrales, cinematográficas, etc. de Serrano Clavero en sus años argentinos, merecen investigación aparte y varios capítulos en una futura biografía ampliada. Hay que insistir en la falta de una hemeroteca digital adecuada en la república argentina que permita estas indagaciones y que, de seguro, llegará en el futuro. En lo periodístico, él mismo contaba a sus viejos amigos de El Pueblo cómo, al final, había vuelto a sus principios, haciéndose cargo, desde el 1º de enero de 1919, del suplemento semanal de El Diario Español:
El Pueblo (Valencia), 2-II-1919
EL CORREO DE ESPAÑA
Programa del Sr. Serrano Clavero
López Gomara pone en mis pecadoras manos “El Correo de España”, la hoja semanal en cuyo nombre hay encerradas hondas devociones y caros recuerdos. Acoplado metódicamente entre la abultada y gloriosa colección de “El Diario Español”, este modesto semanario tiene algo de humilde violeta encajada entre las páginas místicas de un diario de amor. Acaso esa misma modestia ha sido para mi espíritu romántico la nota cautivadora; yo, que vuelvo la espalda a los soberbios, siéntome ganado por la fragante sencillez de los buenos y los humildes.
Desde el día que me trajo a estas playas mi ánimo descontentadizo y aventurero, plasmé en el nombre de ESPAÑA mi religión y mi política. Creí entonces y sigo creyendo ahora que el primer deber del español en tierras de América, es trabajar por el afianzamiento del prestigio patrio en el concepto extraño. Atormentado por estas inquietudes idealistas, aquí, donde todos vienen a hacerse ricos, yo llegué para ser más español…
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Por eso recibo con orgullo y alegría este gentil espaldarazo con que Gomara, al frente de la guardia vieja, me arma caballero para la futura cruzada de “El Correo de España”.
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El prólogo de Justo López de Gomara a Sangre y Oro, utilizado de nuevo en Rosal de España, es, a mi juicio, injusto con el prologado o al menos se deja cosas en el tintero. Cuando se publicó Sangre y Oro, la noticia llegó a España de la mano de El Pueblo y de Las Provincias. Sin embargo, el prologuista omitía que en esos momentos, Serrano Clavero formaba de nuevo parte de la redacción de El Diario Español, desde el que mandaba a su país natal abundantes crónicas, además de dirigir el semanario asociado, El Correo de España. Ahora, cuando las hemerotecas digitales españolas nos permiten buscar, a golpe de teclado, todas las referencias posibles asociadas a un nombre, descubrimos que el contacto del poeta y periodista con su amada España, con su añorada Valencia, era mucho más frecuente de lo que pensábamos y que hasta el último momento antes de su regreso, fue redactor de dicho diario.
Veamos, a modo de ejemplo, un fragmento de su trabajo periodístico de esta última época, reproducido en las páginas de El Pueblo, ahora sí con la firma del poeta en mayúsculas:
El Pueblo (Valencia), 9-VII-1921
Las dos aristocracias
Un grande de España, el excelentísimo señor Don Jacobo Stuart-Fitz James Falcó Portocarreño y Osorio, duque de Alba de Tormes, condeduque de Olivares, marqués del Carpio, conde de Lemos, acaba de tener un gesto, cuya grandeza cordial esmalta con singulares brillos la nobiliaria ejecutoria.
De par en par ha hecho abrir las puertas de su palacio para recibir a un español, a Blasco Ibáñez, hijo del pueblo, ciudadano sin clasificación heráldica, sin linaje histórico, sin encomiendas cortesanas; un plebeyo valenciano en cuya chaqueta de infatigable obrero colocó un día la República francesa la encendida roseta de su Legión de Honor.
He ahí la belleza del contraste: de una parte, la prócer representación de la España de escudos y castillos; de otra parte, la España joven del pensamiento y del trabajo.
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Fue gracias a su labor periodística en El Diario Español de Buenos Aires, que este rotativo le designó como embajador de la colonia española, a título de corresponsal de guerra, para volver a España, llevar una corona de homenaje a las víctimas de Monte Arruit, en Melilla, y remitir crónicas de los sucesos de la guerra española en Marruecos a la ciudad porteña. Tras los oportunos permisos oficiales, el poeta embarcó a mediados de noviembre rumbo a la península, dejando allí a su esposa e hijos, a los que no volvería a ver.
Sus crónicas comenzaron nada más salir del puerto de Buenos Aires, relatando los pormenores del viaje, de los que ya he contado algunas anécdotas en otros artículos.
Todos los periódicos valencianos dieron la noticia de su vuelta a España y de la patriótica misión que le traía. Él, que tuvo que salir casi de incógnito en 1907, perseguido por la ley, regresaba ahora con todos los honores, siendo recibido, incluso, por el rey Alfonso XIII en el Palacio Real.
No es artículo este donde relatar los grandiosos recibimientos que tuvo en Valencia, en Requena, en San Antonio, en diversas localidades españolas, los banquetes en su honor, entre ellos el ofrecido por la Asociación de la Prensa Valenciana… Solo diremos que terminada la misión encomendada, aprovechó la estancia para recobrar viejas amistades, para estrenar algunas de sus zarzuelas, revistas y obras teatrales y fue demorando el viaje mes tras mes y año tras año, colaborando en la prensa como firma de relieve o como corresponsal ocasional de El Mercantil Valenciano y asistiendo a eventos en su honor, recitales de poesía y veladas literarias.
Tras poco más de dos años decidió regresar a Buenos Aires y ya no pudo. Una rápida enfermedad se complicó y le quitó la vida en Valencia un 15 de abril de 1926.
Desde que Serrano Clavero volvió a poner pie en Requena, en enero de 1924, hasta su muerte, las páginas del único periódico que se editaba en la ciudad por aquellos años, están llenas de la firma del poeta, pues sus poemas se insertaban de forma continuada. Como periodista, sus colaboraciones en prosa no fueron tan abundantes, pero las hay. Termino este artículo con unos fragmentos dedicados al paisaje de Requena, en un alarde de colorido descriptivo. Un texto del maestro requenense que precede, proféticamente, a otro de quien marcaría nueva época de la universalidad en el periodismo local: Juan Piqueras Martínez.
La Voz de Requena, 13-VII-1924
LA CONQUISTA DE LA CUMBRE
En voluntaria dieta de sociabilidad y civilización he abandonado la ciudad para hundirme en la paz solemne y reconfortante de unas montañas familiares.
Rodeada de copudos olmos y rumorosos pinos, álzase sobre valles pintorescos una blanca heredad, patrimonio de un título de Castilla, que prefiere el brillo engañador de la corte a la apacibilidad saludable de este retiro agreste, incensario de aromas montañeses, donde el sol derrama sus oros generosos sobre hondonadas florecidas de adelfas y cumbres revestidas de salvaje y olorosa vegetación.
Llámase esta amable vivienda campesina la “Casa Vieja”, nombre que encierra un cierto sentido hogareño y patriarcal, grato a los espíritus andariegos y fatigados…
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Cierran el horizonte en toda su redondez las altas montañas, como un gigantesco circo romano, en cuyo centro se hallase presa esta humilde y riente casa de labradores. De un lado yerguen sus cumbres, erizadas de pinos, los adustos Picos de Chera, entre los que acentúan su salvaje altivez el Pico de las Cruces y el Pico de las Nieves. Hacia la parte del Reatillo, el macizo de Mallén muestra sus frentes rocosas, nidal perpetuo y seguro de águilas y búhos…
Y como un sultán soberbio y seguro de su dominación, el Pico del Tejo rasga con su corona de piedra las nubes, extendiendo hasta el río su manto ciclópeo de vegetación, rayado caprichosamente por la red de sendas que ha trazado en su falda bravía y áspera la planta del hombre.
V. Serrano Clavero.
BIBLIOGRAFÍA
ALÓS, Vicente R. Félix Azzati. Valencia, Diputación Provincial, 1997.
BERNABEU LÓPEZ, Rafael. Serrano Clavero, cantor de la raza. Rosal de España. Requena, Centro de Estudios Requenenses, 1986.
GARCÍA BALLESTEROS, Marcial. Mariano Pérez Sánchez, 80 años de música requenense. Requena, Centro de Estudios Requenenses, 1996.
GUARDIOLA SELLÉS, Isabel. Catálogo de las Publicaciones de la Colección Navarro Cabanes. Valencia, Ayuntamiento, 2000.
LAGUNA PLATERO, Antonio. El Pueblo, historia de un diario republicano 1894-1939. Valencia, Institució Alfons el Magnànim, 1999.
LEÓN ROCA, José Luis. Vicente Blasco Ibáñez. Valencia, Ayuntamiento, 2002.
[1] La boda fue el 6 de junio de 1892 y no de 1891 (Bernabeu, 1986, p. 24), según consta en el Acta de Matrimonio del Registro Civil de Requena.