
(Foto anónima: Melilla, 1924)
(Archivo Municipal de Requena).
No tengo claro si a Venancio Serrano Clavero le hubiera gustado el apelativo de “humorista”, pero voy a aventurarme a pensar que sí, dado que toda su obra, ya sea poética, periodística o dramática, está sazonada, aquí y allá, por un fino humor que tiende, las más de las veces, a la ironía, unas veces de fina factura y otras de hiriente mordacidad.
He reservado para este artículo una de sus más divertidas poesías, de las primeras de su producción, en la que se destapa, en toda su amplitud, ese humor inteligente que le caracterizaba. Se publicó en diversos periódicos y fue recogida en su librito Docena de Fraile (Valencia, 1897):
ORTOGRAFÍA
¿Que quieres aprender Ortografía
para evitar así que yo me ría
de tus cartas?… ¡Horror!… ¡Nunca, bien mío!
¡No aprendas, por favor! Yo te lo ruego.
¿Para qué aprender, di? ¡Si no me río!
Bien al contrario, enamorado y ciego,
cuando leo tus cartas, me entusiasman
esas haches que pones
en amor, en infiel, en ilusiones.
Tan pequeños descuidos no me pasman.
¡Con que yo soy poeta
y escribo a veces cazador con zeta!
Es una tontería
que quieras aprender ortografía.
Cumple al pie de la letra mi consejo.
¡Tienes más poesía
cuando escribes con «g» caja y espejo!
Yo nunca me he quejado ni me quejo
de que escribas vivir con «b» de burro;
y es que lo mismo da, según discurro,
poner en cajón «g», y en gallo «j».
Por último —y de terco no me taches—,
para ser yo dichoso, tú me bastas.
Pero, por Dios, cuando me pongas hastas
ponlas, acuérdate, con muchas haches.
En pocas ocasiones su humor poético era simple y llanamente humor y esos versos solían estar dedicados a los amigos y a la familia. Venancio Serrano utilizaba el humor, por regla general, para herir a los de la “otra cuerda” política o para regañar a quienes no se comportaban, a su juicio, como debían:
El Eco de la Región (Requena), 12-VIII-1894
EL BURRO Y EL RUISEÑOR
(Fábula)
En las ramas de un álamo frondoso
lanzaba un ruiseñor su canto hermoso;
y, atado al pie del árbol, un jumento
los dulces trinos escuchaba atento.
Envidioso de tanta galanura,
anhelando imitar trova tan grata,
el burro alzó una pata,
arrancóse el bozal con la herradura,
y lanzó con profundo y fiero brío
un rebuzno de padre y señor mío.
Por eso cuando canta el Orfeón
hay burros que interrumpen la canción.
No había ocasión en que el vate no tuviera preparados unos versos adecuados para el acontecimiento, ya fuera artístico, político y, como en este caso, un banuete de bodas:
El Eco de la Región (Requena), 29-IV-1894
A MIS QUERIDOS AMIGOS
JOSÉ ZARZOSO Y MAXIMINA PASTOR
EN SU ENLACE
Deseosos de calmar
vuestro amante frenesí,
cambiasteis ante el altar
el enamorado “sí”.
Ya habéis alcanzado el premio
que vuestro afecto anheló.
¡Ya pertenecéis al gremio,
a que pertenezco yo!
De tu soltería el cerco,
encontró, Zarzoso, fin;
¡bien dicen que a cada puerco
le llega su San Martín!
Las filas has engrosado
del matrimonial partido.
¡Dios que te haya perdonado,
y a mi no me eche en olvido!
CLETO

(original en el Archivo Municipal de Requena).
En esta primera etapa de su vida, netamente requenense, su vena humorística se desbocaba también en la época del año en que mejor podía hacerlo: los Carnavales:
Carnavales 1892
MARINOS DEL AMOR
(Comparsa, fragmento)
EN LA PLAYA
Niña hermosa que en la arena
hundes tu pie seductor,
a donde llegan las olas
no te aproximes, por Dios.
Piensa que junto a la orilla
hay siempre algún tiburón,
y la carne de las niñas
es su bocado mejor.
Vuélvete, marinerilla,
vuélvete pronto al peñón;
no enseñes así desnudo
tu tobillo encantador.
Mira que los tiburones
tienen un hambre feroz,
y si encuentran un descuido…
aprovechan la ocasión.
Ya hemos hablado de su faceta dramática en un artículo anterior, pero no se puede obviar, por ello, que es en Requena donde comenzó su afición, más bien pasión, por el teatro y en un género, el lírico, donde el humor no era sólo un recurso, era imprescindible. Una de sus primeras y más conocidas incursiones en el género, fue la revista cómico-lírica Requena por dentro o el sueño de un desdichado, con música de Mariano Pérez Sánchez y Casimiro Pino Lavara, de la que extraemos este fragmento, cantado por el Coro de Vecinos, que en su deambular por las calles se lamenta de su deplorable estado:
Requena por dentro (1894)
Coro de Vecinos
Por las calles de Requena
no se puede transitar
sin peligro de romperse
el bautismo o algo más.
Nuestro ilustre ayuntamiento
los faroles apagó,
y de noche el vecindario
parece una procesión.
¡Que hay un charco!
¡Que hay un hoyo!
Alubremos
el arroyo.
Me he metido
hasta las piernas.
¿De qué sirven
las linternas?
El polvo a los farolillos
les tuvimos que quitar,
porque nos hacen ahora
casi más falta que el pan.
Y el que vea tantas luces
de noche por la ciudad,
que buscamos caracoles
seguramente creerá.
Su humor, dentro y fuera de su poesía, es casi siempre crítico con el poder y con la iglesia. Lo he dicho otras veces y debo repetirlo aquí también: resulta paradójica y al mismo tiempo singular, esa relación de amor y odio con la religión, por parte de Serrano Clavero, que más que a la institución misma suele atacar a sus representantes, pero luego es el más ferviente poeta en cantar a la Virgen de los Dolores o a San Nicolás. He aquí una de sus historias versificadas en las que se ensaña en la doble moral de algunos presbíteros:
La Saeta (Barcelona), 19-I-1893
EL CUERPO DEL DELITO
A mi amigo y compañero, José Mª de la Torre
Juana la molinera
de Villaundosa
es una morenita
jacarandosa,
de labios purpurinos
y sonrientes,
cabellera de endrina
y ojos ardientes.
Dos años justos hace
que es Telesforo
afortunado dueño
de aquel tesoro.
Por evitar que gocen
ojos profanos,
aquellos mil hechizos
tan soberanos
que en la faz de Juanilla
derramó el cielo,
pone el buen Telesforo
todo su celo
en procurar que nadie
vaya al molino,
pues el demonio, a veces
es tan ladino
que por turbar la dicha
de los mortales
pone en juego mil medios
excepcionales.
Ni bailes, ni jolgorios,
ni reuniones
-actos que facilitan
las ocasiones-
permite el molinero
que haya en su casa,
y así tranquilamente
la vida pasa
para aquel matrimonio
que nada ansía
y donde el diablo estrella
su picardía.
De aquel hogar honrado
las anchas puertas
sólo para don Lino
se hallan abiertas.
Es don Lino el buen cura
de Villaundosa,
un hombre de conducta
tan religiosa
que en él hallan los fieles
digno modelo
de practicar virtudes
para ir al cielo.
A la agradable sombra
de la alta parra,
tocando seguidillas
en la guitarra,
las tardes del Agosto
pasa don Lino
en la ancha plazoleta
de aquel molino.
Lo mismo Telesforo
que su costilla
para el párroco guardan
la mejor silla.
Con cerezas y torta,
vino y panales
el matrimonio paga
visitas tales;
y encendiendo un cigarro
de picadura,
así que el sol esconde
su lumbre pura
el párroco abandona
tan bello nido
y hasta otra tarde queda
comprometido.
Sucedió que una noche
triste y sombría,
despertó a Telesforo
la perra Pía
que ladraba anunciando
peligro cierto,
¡como si alguien hubiese
saltado al huerto!
Levantóse azorado
nuestro buen hombre…
pero ¡oh, sorpresa dura!
¡falta sin nombre!
En el lecho no estaba
su cara esposa…
y en tanto la mastina
ladrando ansiosa.
Cruzó el pobre marido
la oscura sala
maldiciendo iracundo
su suerte mala
y mientras en su ayuda
llamaba al diablo,
como fiera rabiosa
llegó al establo
y lanzándose al huerto
cuya ancha puerta
como escape a su honra
se hallaba abierta,
con voces destempladas
llamó a la Pía
que fuera de la tapia
ronca gruñía
y juntos recorrieron
la parte aquella
sin descubrir de Juana
rastro ni huella.
Lenta pasó la noche
para el cuitado
y así que el nuevo día
hubo alboreado,
loco de afán y pena
buscó en el huerto
de los culpables seres
indicio cierto.
Y halló, sobre la tapia
que da al camino,
dos zapatos de hebilla:
¡los de don Lino!
Serrano no desaprovechaba ninguna ocasión, se le era propicia, para hurgar en las heridas del Consistorio. Si hoy son las redes sociales lugar de denuncia de errores municipales, en aquellos años finales de siglo, era Venancio quien se ocupaba de afanes tales, seguramente aprovechando el éxito de la ya citada Requena por dentro:
El Eco de la Región (Requena), 2-IX-1894
PROGRAMA DE FIESTAS
Me escribió cierto amigo de Villasosa
-pueblecito notable por su miseria-
dándome cuenta exacta y escrupulosa
de las fiestas que este año tendrá la feria.
Al amigo citado pido perdones
si abuso publicando su estilo propio;
sin quitar una letra de sus renglones,
palabra por palabra, la carta copio.
Dice así: -“Villasosa, treinta de agosto.
Mi buen Cleto: Aunque estamos sin una perra
por no haber conseguido vender el mosto,
aún somos bullangueros los de esta tierra.
Sabrás que el municipio, cortés y atento,
ha formado un programa de festivales
que, por lo extraordinario, será un portento
¡un portento de gracias municipales!
El quince de septiembre darán principio
la feria y el programa ya mencionado;
para ese día, dicen que el municipio
morteretes y tracas ha preparado.
Por las tardes, las noches y las mañanas,
la música del pueblo tocará piezas:
habrá subastas, juegos, rifas, gitanas,
caballos del tío Vivo y otras lindezas.
Funciones teatrales, con repertorio
de las obras modernas que son mejores:
La Abadía de Castro, D. Juan Tenorio,
Carracuca, Lanceros y La Dolores.
Se están ya disponiendo grandes carreras
de burros sin montura; toros y cañas;
y bailarán los mozos en las afueras
y subirán los chicos a las cucañas.
Habrá fuentes de vino, titiriteros,
se soltarán palomas, globos, cohetes,
fuegos artificiales… y verdaderos
y el clásico disparo de morteretes.
Te espero, amigo Cleto, para esos días
que encierran atractivos tan especiales,
gracias a los esfuerzos –y no te rías-
que vienen desplegando los concejales.
* * * * * *
Me entusiasmó la carta que copio arriba,
porque soy partidario de estos jaleos;
y esperé una semana, con ansia viva,
luchando con la fuerza de mis deseos.
Mas ¡ay! anoche supe que en Villasosa
ya no se verifican los festivales;
y esto por una causa muy poderosa:
¡por carencia de fondos municipales!
De nuevo retomo el teatro en busca de su humor y lo encuentro en un subgénero que Serrano Clavero dominaba sobremanera: el monólogo. Lo demuestran los que escribió para actrices tan destacadas como Amparo Guillén, María Santoncha y Lola Membrives. Para su paisano, el gran bromista y creador de irreverentes periódicos como El Merengue o El PDT, Manolo Jordá, firmó el titulado ¡En secreto!, estrenado precisamente en el teatro familiar, el Jordá (luego Romea), en abril de 1897:
Bueno, yo soy de Aliaguilla,
soy el sacristán de allí.
(Al apuntador)
Quite usté la campanilla,
que me estorba un poco. ¡Así!
Estoy chiflado por una chica
de aquí, muy morena,
y que tiene una fortuna
de lo mejor de Requena.
…/…
A veces, el humor de Serrano era tan solo una pincelada irónica en un texto más trascendente. En esas ocasiones, que me perdone Venancio, podía fastidiar con un final desafortunado lo que había comenzado siendo casi un himno musical:
El Baluarte (Requena), 24-IX-1901
Hoja Literaria
EL LUNAR
Mostrando en tus pardos muros
viejos e hidalgos balsones,
la fortaleza moruna
y de tus templos las torres;
asentada en esa roca
a la que achacan tu nombre;
agarena convertida,
cristiana de árabe porte,
arrullada por el agua
que tus campiñas acorre;
a la sombra de tus parras
y al halago de tus flores,
a mis ojos apareces,
Requena histórica y noble.
Teniendo tantas bellezas,
teniendo tan ricos goces,
¡qué lastima es, patria mía,
que tengas tantos “faroles”!
El paso a su segunda época, la valenciana, dedicada al periodismo como profesión, no harían al autor olvidar su vena humorística. Muy al contrario, en El Pueblo supieron aprovechar su ironía y su capacidad versificadora para fomentar un estilo novedoso en la prensa valenciana: la poesía político-humorística. Ya hemos reproducido en otros artículos algunos versos de la sección A todo trapo, de El Pueblo, pero dada su extensión, no podemos resistirnos a incluir otro fragmento de la misma, representativo del citado estilo:
El Pueblo (Valencia), 9-V-1904
FLOR Y CONFETTI
El caballo de espadas
encabritado,
es carta que en Sevilla
casi ha pasmado.
No hay que pasmarse,
sino imitar al jaco
y encabritarse.
***
Ayer vi una procesión
entre rural e ilustrada.
¡Cuánto clérigo glotón,
cuanta cruz, cuanto pendón
y cuanta flor deshojada!
…/…
En Valencia volvería también a retomar el gusanillo del teatro, aunque infectado del ambiente político de la época. Es por ello que las obras de este periodo no se sostienen para una representación actual y su humor, fuera del contexto en que se crearon, no produce, salvo para el ducho en historia, más que una leve sonrisa. Es el caso de una obra de circunstancias, escrita en 1901 bajo el peso de la pérdida de Cuba y Filipinas: Cosas del otro mundo.
Tras la etapa de El Pueblo, sus últimos años antes de pasar a Argentina fueron en Barcelona donde continuará con esa dualidad periodista/dramaturgo, estrenando obras llenas de humor como la revista Las Hijas de Villarejo, en la que este se haya sazonado de erótica picardía:
Las Hijas de Villarejo
Revista lírica (1906)
[En un gabinete de belleza
cantan sus propiedades algunos artículos:]
Los tres:
Somos de la belleza
grandes agentes;
realizamos prodigios
muy sorprendentes.
De la vejez borramos
la triste huella
y hacemos a la anciana
joven y bella.
El Depilatorio de los Ángeles:
A una señora
que parecía
un comandante
de artillería,
una vez que me probó,
todo el pelo le cayó.
El Céfiro Oriente Lillo:
Una soltera
sana y frescota
que era más calva
que una pelota,
desde ayer que me probó,
tiene más pelo que yo.
La Píldora Circasiana:
Y una viuda
tan setentona,
tan encurvida
como una mona,
una vez que me probó,
en nodriza se trocó.
En la Ciudad Condal publicó el que sería su último libro de poemas en España, hasta su regreso en 1924. El librito, titulado Berzas en Vinagre, está sembrado de humor de todo tipo: político, social, religioso, en una recopilación rimada de los versos que en los últimos años había ido dando a la prensa catalana. Volviendo al tema recurrente de los personajes de sotana, así comienza su composición
Un “padre”
Un cura, en cierto pueblo de Toledo,
tuvo con cierta joven cierto enredo,
-lo cual no es censurable,
pues la naturaleza es deleznable-.
De aquel amante y enredado ovillo
salió el cabo, y el cabo fue un chiquillo
-lo cual, lector, tampoco es gran rareza,
si estudias la mortal naturaleza-.
Las cosas hasta aquí son naturales,
sin nada prodigioso ni estupendo,
y lo mismo le ocurren casos tales
a los más liberales
que a cualquier respetable reverendo.
Igual le sobreviene una criatura
a un librepensador que a un padre cura,
si les falta el anómalo heroísmo
que reclama el sagaz malthusianismo.
…/…
Ya se comentó en el artículo dedicado a la faceta poética de Serrano Clavero como, nada más llegar a Buenos Aires, el periodista y poeta ya estaba colaborando con las revistas locales. Varias de ellas, como Fray Mocho o El PBT, muy centradas en el humor cotidiano. Veamos un ejemplo que, si no supiéramos su fecha, podríamos aplicarlo, perfectamente, a la Puerta del Sol de Madrid y el movimiento 15-M:
El PBT (Buenos Aires), 28-IX-1907
LA HUELGA DEL DÍA
Ayer me sorprendió ver en Barracas
una serie de extraños pabellones
formados por esteras y edredones
sujetos con cordel a unas estacas.
El raro campamento
un rancho de gitanos parecía,
y yo, al deber profesional atento,
me propuse indagar lo que ocurría.
Percibí una ruidosa gritería
producida por gentes irritadas,
agitaba un guasón unos cencerros,
rugían las mujeres desgreñadas
y ladraban furiosos veinte perros.
En fuerza de codazos y empujones
llegué hasta uno de aquellos pabellones
con lápiz y papel entre las manos.
-¡Ya hay aquí periodista!
Exclamaron aquellos ciudadanos.
-¿Pero, ustedes qué son?
-Somos huelguistas.
-¿Huelguistas?- repetí, no sin recelo.
¿Quieren ustedes manosearme el pelo?
-No, señor- replicó un sujeto ñato
mientras limpiaba con la blusa un plato.
Esto es huelga formal y trascendente,
pues estamos cansaos de ser pollinos
y de pagar escrupulosamente
por ser los inquilinos.
…/…
Carentes de ejemplares de El Diario Español de Buenos Aires, tal vez perdido, tal vez durmiente en alguna hemeroteca argentina, de su producción americana sólo nos quedan las colaboraciones de estas revistas citadas y algunas otras menos frecuentes, así como los libretos de sus zarzuelas y obras teatrales. En todas ellas, por dramático que resulte el argumento, siempre hay pinceladas de humor.
El Arte de Cazar Hembras
(Sainete madrileño con música de Mariano Pérez Sánchez)
Escena Primera (Partida de cartas)
TIMO
Señor Casi, juegue usté,
porque en lo tocante a flema
es usté un cangrejo.
CASI
A cuatro.
TIMO
¡Miá qué gracia! ¡Y aún lo piensa!
(robando)
Domingo… lunes… y martes…
miércoles, jueves… ¡aprieta!
Ahí va un tres cuasi masónico.
CASI
Me doblo en el tres.
TIMO
Siquiera,
ya que tié usté que doblarse,
se doblará por las vértebras.
Serrano Clavero fue lo que él hubiera denominado como “un tipo simpático”. Su azarosa vida no le impidió mantener el buen humor y transmitirlo a sus lectores y espectadores. Un hombre optimista que siempre vio posibilidades delante suyo, más que problemas. La lectura de sus textos, hoy trasnochados en gran parte por el paso del tiempo, siempre obtendrá de nosotros una sonrisa en el momento más inesperado, en la situación más dramática, a la vuelta del más serio de sus versos.
BIBLIOGRAFÍA
BERNABEU LÓPEZ, Rafael. Serrano Clavero, cantor de la raza. Rosal de España. Requena, Centro de Estudios Requenenses, 1986.
Prensa Histórica local y valenciana.