La celebración del Corpus ganó solemnidad y popularidad en la Europa de la Baja Edad Media, desde los Países Bajos a Hispania. Ante los planteamientos de los movimientos reformistas acerca de la eucaristía, como el luterano, la Contrarreforma la ensalzó, y en Requena adquirió mayor relevancia pública a fines del siglo XVI.
El municipio la siguió con gran atención, como autoridad tutelar de la moral en nombre del rey y de la Iglesia. A 21 de mayo de 1592 se decidieron abrir nuevas ventanas en las casas consistoriales, con vistas a la plaza de la villa, para que los munícipes pudieran presenciarla con el oportuno boato.
Tal interés, sin embargo, se compadeció mal con el espíritu público con el que era emprendida tan solemne fiesta, al menos según el criterio del obispo de Cuenca Andrés Pacheco, más tarde convertido en inquisidor general de España. El 4 de noviembre de 1610 se quejó amargamente de la mala gana con que se hacían, a su entender, las representaciones en nuestra plaza.
Denunció que el Santísimo Sacramento no permaneciera allí en tan significada jornada, además de dos días después. Los sacerdotes, al parecer, no estaban pendientes de la celebración, carente del ornato adecuado. Es bien sabido que algunos prelados de la época denunciaron con vehemencia la laxitud de los sacerdotes, responsables de la salud espiritual de la comunidad cristiana, un lugar común que volvería a aparecer en los planteamientos reformistas del conde-duque de Olivares.
La estética barroca, ciertamente, trataría de infundir la deseada solemnidad, a veces reñida con lo más popular y festivo. En los momentos de más estricto rigorismo se llegaron a criticar las danzas de los seises al modo de Sevilla, por mucho que las hubiera introducido en Valencia el venerable patriarca Ribera. Se dijo que carecían de seriedad. El compromiso entre fe y celebración, entre el espíritu y la carne, pasaba por un delicadísimo disimulo en Requena y en otros lugares del mundo católico de la Contrarreforma.
Fuentes.
GALÁN, Víctor Manuel, Requena bajo los Austrias, Requena, 2017.
