Un 22 de marzo de 1260, Jaime I hizo una importante concesión a todos y cada uno de los hombres de Utiel, el de no pagar ni peaje ni lezda en ningún lugar de sus dominios, de su tierra, por la madera transportada por el Júcar al reino de Valencia.
Estipuló el rey conquistador que de cada cincuenta maderas, los de Utiel deberían de entregar una de calidad media, destinada a la obra del castillo de Játiva.
Tal privilegio puede ser analizado desde distintos ángulos. Con frecuencia se ha utilizado para acreditar la entidad de Utiel en los primeros tiempos de la Repoblación. Todavía no sabemos muchas cosas sobre el Utiel del siglo XIII y acerca de su articulación legal, tanto a nivel local como en relación a Requena, pero en el documento se insiste en que ambas partes (tanto el rey de Aragón como los utielanos) supervisarían en lo sucesivo las cuentas y el cumplimiento de lo acordado. Ello facilitaría la organización pública de Utiel, que alcanzaría posteriormente la condición concejil propia.
Resulta indiscutible la importancia de la madera, que desde siglos atrás descendía a tierras litorales desde la serranía conquense. En un tiempo de fuerte remodelación urbana y de construcción, Jaime I quiso asegurarse tal baza.
Además, es probable atribuir a Jaime I otras intenciones, las de desear ampliar su área de influencia hacia el Oeste, a tierras castellanas. Quizá, procurara así reforzar su posición defensiva en la cuenca del Júcar, con el castillo de Játiva como punto estratégico esencial, de gran importancia en la configuración territorial del nuevo reino de Valencia.
No cabe la menor duda que lo acordado con Utiel repercutió en una zona más amplia, la del disputado Este hispánico.
Fuentes.
Miguel Cremades, La historia de Utiel en sus documentos (privilegios y confirmaciones), volumen I, Utiel, 2005.
