Las transformaciones urbanísticas y la labor de saneamiento que se habían realizado en Requena, desde 1939, merecieron que el Gobernador Civil felicitase al Alcalde y a la Corporación municipal en 1942[1]. Pero no toda la ciudad reunía las condiciones que el municipio deseaba. Cierto que las nuevas edificaciones contemplaban innovaciones en materia de higiene y sanidad y que, hacia la segunda mitad de la década de los cuarenta, de los 6.608 edificios de la ciudad, 3.200 se hallaban en buen estado, 2.400 en regular estado de conservación y con deficiencias de orden higiénico sanitario, y 1.008 edificios presentaban un estado bastante deficiente. De las 5.789 viviendas, 1.800 eran buenas, 2.000 presentaban un regular estado de conservación y de las 1.989 restantes, la mitad aproximadamente era deficiente y la otra mitad estaban en malas condiciones[2]. Unos años atrás, la situación era peor.
En 1944 la población había aumentado, hasta el punto que todas las edificaciones del casco urbano estaban totalmente ocupadas y el problema de la vivienda, especialmente de la vivienda barata, afectaba sensiblemente a Requena[3]. Por aquellas fechas la Obra Social del Hogar y Arquitectura estaba terminando de construir un grupo de cincuenta viviendas de tipo social. También el Estado había construido para maestros nacionales dieciocho viviendas. Pese a todo, Requena estaba necesitada de más de quinientas viviendas de este tipo para acoger, con la debida dignidad, a la población inmigrante y a aquella que residía en viviendas completamente insalubres. El Ayuntamiento mostraba preocupación por dotar a la población de viviendas.
El informe del Alcalde Eduardo García Viana.
En mayo de 1944 el Alcalde-Presidente de la Comisión Gestora, Eduardo García Viana[4], señalaba “como un verdadero problema la falta de viviendas en Requena”. El contexto era el informe elaborado por el Alcalde para tratar la disección y cesión de terrenos para la construcción de viviendas protegidas[5].
El informe del Alcalde decía que, en aquellos momentos, Requena tenía planteado un problema, que se había agudizado en los últimos tiempos, que escapaba a las posibilidades materiales del Ayuntamiento, pero que era preciso estudiar y resolver: se refería al problema de la vivienda. García Viana hizo referencia al sinnúmero de gestiones realizadas por él mismo y por el ponente de Educación Primaria, en relación a las viviendas para maestros, y aún así, afirmaba: “no pude conseguir dotar de casa de una habitación a todos los maestros que lo necesitaban”. No obstante el Ayuntamiento había realizado las obras necesarias para construir dos casas en Campo Arcís para los maestros de aquella aldea, otra en Barrio Arroyo y tenía en proyecto otras en San Antonio y Requena.
Es más, se hizo notar que la deficiencia de vivienda en Requena repercutía, singularmente, en perjuicio de la población obrera. Toda una familia podía vivir “en un solo cuarto, a veces en un terrado con los inconvenientes del frío en invierno y del calor excesivo en verano, amén de otros factores de orden moral y sanitario o si encuentro un piso, los alquileres elevados no pueden soportarlos un modesto obrero”. Era pues, un problema que afectaba muy directamente a la gente humilde, “que era precisamente quien de nuestro apoyo más necesita”.
El Alcalde García Viana expuso que hacía tiempo que la Organización Sindical, secundando los postulados del Movimiento y por mediación de la Obra Sindical del Hogar, había elaborado un proyecto para la construcción de un bloque de viviendas protegidas, que cristalizó en el anteproyecto para cuarenta viviendas, que llevaría el nombre de Eduardo Iborra[6]. Estimaba que había llegado el momento oportuno para que el problema de la vivienda fuese teniendo solución en Requena. El Ayuntamiento no podía esperar la iniciativa privada y urgía apoyar el proyecto para dotar de vivienda a la clase obrera.
“Y como es precisamente el Ayuntamiento, representación genuina del municipio, quién en un caso de carácter agudo no puede esperar ni confiar en la iniciativa particular, urge prestar todo apoyo a la Obra Sindical del Hogar para que por su medio se logre rapidez en la tramitación de tipo burocrático, efectividad inmediata para su construcción en plazo breve y demostración palmaria del interés y gusto con que el Ayuntamiento acoge el proyecto que, además robustecería su autoridad moral así en la petición de celeridad en los trámites cuanto en su apoyo a la clase obrera que ha de ver en esta actitud la seguridad firma para alejar la pesadilla que impone la carencia de un hogar, siquiera tan modesto, pero sano, cómodo y alegre”.
Ya se había acordado y señalado en el plano del ensanche las manzanas destinadas a tal finalidad, por lo que el Alcalde pasó a concretar la fórmula de ayuda económica del Ayuntamiento. Este adquiriría los terrenos necesarios para empezar el grupo de cuarenta viviendas protegidas y los cedería gratuitamente para realizar en ellos su construcción, pero debía quedar bien entendido que
“La cesión de estos terrenos se hace para que en su día resulten a favor de cada una de las familias obreras requenenses a quienes se adjudique el beneficio de la respectiva vivienda protegida, descontado del valor real de la construcción.
“Estimo, que esta es la fórmula que encarna nuestro deber imperioso de contribuir de una manera concreta y eficaz a dar realidad a una iniciativa, a un proyecto que solucionará en parte el problema de la vivienda en Requena y beneficiará indirectamente a nuestros paisanos obreros adjudicatarios de cada vivienda”.
En el aspecto legal, no existía inconveniente alguno[7]. No obstante, el Alcalde sometió el contenido del informe a la consideración de la Corporación municipal, que lo aprobó y, además, acordó proceder a la adquisición de los terrenos en el plano del ensanche con destino a viviendas protegidas[8].
Tras el acuerdo de 17 de mayo de 1944, el Ayuntamiento se acogió a los beneficios concedidos por el Instituto Nacional de la Vivienda, procedió a adquirir los terrenos para su emplazamiento y verificó la cesión de los mismos. El 14 de septiembre de 1945 se presentó en la Jefatura Nacional de la Obra Hogar y Arquitectura el proyecto completo. El 14 de julio de 1945 se remitió certificación del Registro de la Propiedad de Requena en el que se especificaban los terrenos donde habían de edificarse las viviendas, en terreno propiedad de la Delegación Nacional de Sindicatos, mediante escritura de cesión del Ayuntamiento, totalmente libres de cargas y gravámenes. El 11 de octubre de 1945 se remitió el proyecto al Instituto Nacional de la Vivienda para su aprobación[9]. Pero en 1946 todavía no habían comenzado las obras[10].
Eduardo García Viana dejó la Alcaldía sin haber visto el inicio de las obras en las que había puesto tanto empeño, las circunstancias de posguerra y las dificultades de suministro de materiales, más la encorsetada administración dificultaron la construcción. La construcción el grupo se inició, según reza la publicidad del propio anuncio del Ministerio de Trabajo y Plan nacional de la Vivienda, el 9 de octubre de 1950. Finalmente el 17 de noviembre de 1955 tuvo lugar la inauguración de las 40 viviendas para agricultores denominadas “Eduardo Iborra”[11]. Posiblemente se tratase de una inauguración oficial o de algún tramo terminado, porque por un reportaje fotográfico de García Cañabate, en mayo de 1956 las viviendas todavía estaban en construcción. El coste de este grupo de viviendas por la Obra Sindical del Hogar, denominado Eduardo Iborra”, fue de 3.643.5822, 21 pesetas, según la relación de obras publicada con motivo de los 25 Años de Paz.
Los derrumbes de 1948.
En 1948 el problema de la vivienda seguía afectando sensiblemente a Requena. Se construía poco. La iniciativa privada tenía escasa actividad y el problema fue abordado por el Ayuntamiento.
En el barrio de la Villa, gran parte de sus viviendas era de antiquísima construcción y, por tanto, estaban en muy mal estado. Esto era, en lo concerniente a la seguridad y a la sanidad, lo que planteaba al Ayuntamiento más problemas. En 1948 hubo un derrumbamiento de casas, lo que se unió a la imperiosa necesidad de declarar otras edificaciones en estado ruinoso, por imperativos de seguridad pública y de los propios moradores en circunstancias que agravaban considerablemente el problema de la vivienda. Urgía sanear, desde el punto de vista de la seguridad y del sanitario, toda la parte afectada por los derrumbamientos, a la vez que aprovechar las magníficas zonas urbanizables del ensanche para construir viviendas.
En ese empeño se hallaba el Ayuntamiento de 1948. De una parte solicitó a los poderes públicos auxilio informativo y económico y por otro un amplio proyecto de construcciones baratas o de las llamadas bonificables, cuyo estudio estaba realizando el Ayuntamiento y que podía dar solución práctica y eficaz al problema, con resultados igualmente interesantes en los siguientes aspectos: 1º. Dar alojamiento decente a las clases más modestas que son las más necesitadas. 2º. Abaratamiento de la vivienda en su índice de alquileres y además facilitar el poder adquisitivo[12].
Los grupos de viviendas en los cincuenta.
En la década de los cincuenta se construyeron grupos de viviendas protegidas para agricultores o jornaleros, caracterizados por ser de tipo unifamiliar, de una o dos plantas. El Ayuntamiento destinó, en noviembre de 1951, un presupuesto especial de 225.000 pesetas para la compra de terrenos destinados a viviendas protegidas. Las viviendas edificadas, excepto tal vez las del grupo Eduardo Iborra, eran de reducidas dimensiones pero fueron muy bien acogidas por una población carente de viviendas y recursos económicos para comprarlas en el mercado inmobiliario.
El 23 de julio de 1954 fue inaugurado el grupo de viviendas oficialmente denominado de “Salas Pombo”, en honor del por entonces Gobernador Civil de Valencia, aunque las llaves de las casas fueron entregadas a los propietarios en septiembre de 1955. Popularmente fue conocido como Grupo de las 77 y como el Barrio de Corea por su lejanía del centro urbano. Corea era un lugar muy lejano, su nombre se había hecho popular a raíz de la Guerra de 1950-1953, fechas aproximadas de la construcción del barrio. Eran construcciones de una sola planta con doble entrada, por una se accedía a un amplio patio y por la otra directamente a la casa, que constaba de tres dormitorios, comedor, cocina y aseo. Su diseño externo era de gran austeridad pero confortables en su interior.
En la misma fecha, 23 de julio de 1954, también se inauguró un grupo de 40 viviendas para funcionarios. Habían sido proyectadas en 1950 y el Ayuntamiento elaboró un presupuesto especial para su construcción cuyo importe fue de 2.237.908,48 pesetas. El grupo constituyó toda una manzana de viviendas que quedaba circuncidada por cuatro calles: Villajoyosa, Bernabéu López, Conde Vallellano y Luis Verdú. En su interior tenía un enorme patio, muy adecuado para el esparcimiento de los niños, al que se accedía desde la cocina de cada morada. Estas eran de tipo piso, dos en la planta baja y dos en la primera, cuatro por puerta de acceso a la calle.
El 17 de noviembre de 1955, hemos visto que, tras muchos años de gestión, tuvo lugar la inauguración del grupo de 40 viviendas protegidas por la Obra Sindical del Hogar para agricultores denominado “Eduardo Iborra”. Las mejores en calidad y tamaño de todos los grupos.
En 1957 se terminaba el Grupo 20, viviendas protegidas y construidas por el Estado, por un importe de 1.917.280,41. Fueron conocidas como las casas de los enanitos. Eran edificaciones de dos plantas, la baja constaba de una habitación o salita, el comedor, el aseo, la cocina y un patio, en la planta alta había tres habitaciones y un balcón al exterior.
El 20 de septiembre de 1959 le correspondió ser inaugurado al Grupo de las 103 Viviendas, oficialmente denominado “Grupo Manuel Cánovas García” y popularmente conocido como el Barrio del Candil por el mucho tiempo que tardaron en dar acometida a la luz eléctrica y los vecinos tener que alumbrarse, entre tanto, con un candil. Su coste fue de 10.518.109,10 pesetas.
En 1961 se inauguró oficialmente un grupo de 100 viviendas de protección oficial denominado “Cirilo Cánovas”, si bien la construcción era de finales de los cincuenta y las casas se adjudicaron en 1960. Popularmente fue conocido como Barrio de Gila, por las reducidas dimensiones de las casas, dado que el humorista Miguel Gila, en 1958 había publicado un disco titulado Me he comprado un piso, en el que describía el tamaño del mismo y las peripecias que le ocasionaba habitar en él. En 2 de junio de 1969 se dio comienzo a un grupo de 50 viviendas en la zona de las Higuerillas, junto al anterior barrio, su terminación estaba prevista para el 20 de diciembre de 1970
El grupo Eduardo Iborra, el de 40 viviendas para funcionarios y el Grupo de 20 viviendas, fueron ubicados en el plano del ensanche al sur de la Avenida de General Varela. Los demás grupos se construyeron en lugares más alejados del centro. El de “Salas Pombo” hacia el suroeste, cerca de la carretera de Albacete y casi lindando con la Nacional III Madrid-Valencia. El Barrio de las 103 o de Manuel Cánovas se construyó hacia el extremo oeste de la población, también lindando con la citada carretera nacional. Y el de las viviendas del Cirilo Cánovas se asentó hacia el nordeste, al pie de las Peñas.
[1] En diciembre de 1942 el Gobernador Civil y la Corporación Provincial visitaban Requena recorriendo plazas y centros, vías urbanas y provinciales. Era presidente de la Diputación Rafael Álvarez y Gobernador Civil de la provincia Francisco Javier Planas de Torras. Y ofreció “su apoyo para cuanto significase engrandecimiento de Requena en todos los órdenes y aspectos de la vida local”. El Alcalde hizo referencia al importante apoyo prestado por la Diputación Provincial en las obras. ANR. Libro de Actas 21 diciembre 1942.
[2] Datos relativos a los años comprendidos entre 1944 y 1952. AMRQ. Memoria de Secretaría de 1952, p.14-15
[3] AMRQ. Memoria de Secretaría de 1944, p. 46
[4] Eduardo García Viana era licenciado en Ciencias Químicas en la Universidad de Valencia, fue Jefe Local del Movimiento en Requena y pasó a ser Alcalde de la ciudad entre 1943 y 1946, promoviendo desde la alcaldía importantes mejoras urbanas. En 1941 pasó a ocupar la Jefatura del Laboratorio de Química Enológica, en la Estación de Viticultura y Enología y hasta 1982, con una eficaz y eficiente labor investigadora y de publicaciones científicas. Vid. Martínez Hernández, M.C: En un mar de vides: Pascual Carrión y la Vitivinicultura, (en prensa)
[5] El procedimiento se había iniciado el 1 de octubre de 1943, cuando la jefatura Nacional de la Obra Sindical del Hogar aprobaba la propuesta de construcción de un grupo de 40 viviendas protegidas, en Requena. El 19 de febrero de 1944 se remitió a la Jefatura Nacional del anteproyecto, que fue aprobado el 6 de mayo de 1944. AMRQ. Memoria de 1947 pp. 17-18 y de 1948
[6] El grupo llevará el “nombre glorioso de nuestro paisano y malogrado camarada Eduardo Iborra, en homenaje a su memoria, ofrenda póstuma a sus virtudes y perenne recuerdo, que se renueva sin cesar en nuestros corazones de españoles y falangistas, al héroe requenense que supo morir por sus ideales al servicio de su patria y por su causa”. AMRQ. Libro de Actas, 17 de mayo de 1944. Eduardo Iborra Eduardo Iborra García de Leonardo, falangista “caído por Dios y por España”. ANR. Memoria de 1948 y Memoria de 1947, p.17
[7] Ya el artículo 113 de la vigente Ley Municipal en su apartado a) autoriza a los ayuntamientos para “arrendar, vender, dar a censo o ceder gratuitamente los terrenos de su propiedad que hayan de servir para edificar viviendas baratas; y, aunque el artículo 151 de la propia Ley limita la cesión de bienes a título gratuito, el último párrafo de este precepto hace excepción de las que sean autorizadas por leyes especiales; así, pues, el decreto del Ministerio de la Gobernación de 16 de octubre de 1941 expresamente autoriza a los ayuntamientos “a dar a censo o ceder gratuitamente terrenos de su propiedad para la construcción de viviendas protegidas y especialmente cuando se trate de proyectos a ejecutar por la Obras Sindical del Hogar, constituida por la Delegación Nacional de FET y r las JONS Con tal fin quedan facultados las Corporaciones locales para adquirir terrenos con destino a tales cesiones, por los trámites de expropiación forzosa mediante aplicación de los preceptos que la regulan para las obras de entidades públicas. AMRQ. Libro de Actas, 17 mayo 1944.
[8]AMRQ. Libro de Actas, 17 mayo 1944.
[9] AMRQ. Memoria del Ejercicio de 1947, pp. 17-18 y Memoria del Ejercicio de 1948.
[10] AMRQ Memoria del Ejercicio de 1946, pp. 8 y16.
[11]Latorre Zacarés, I.: Cronología de la Meseta de Requena-Utiel. Archivo Municipal de Requena.
[12] AMRQ. Memoria del ejercicio de 1948.






